domingo, 26 de febrero de 2012

Números para una mejor gestión


NOTA: Este material es parte de mi columna semanal Nada por sentado publicada todos los lunes por el Diario de Los Andes: www.diariodelosandes.com.

Una anécdota ilustra el “valor” que algunos funcionarios públicos le suelen dar a la estadística como elemento científico que guía la gestión pública.

Corría el año 2005 y me encontraba realizando una investigación para una edición especial del Diario de Los Andes sobre “La Mérida que queremos”. Se refería este trabajo a la visión que el estado Mérida tenía con respecto a su futuro y dónde poner el acento del desarrollo.

Tuve que entrevistar a buena parte de los alcaldes merideños. En esa labor periodística me sorprendió mucho que ante una pregunta elemental, varios de esos alcaldes no supieran la respuesta. ¿Cuál era la pregunta?...Sencilla: ¿Cuántos habitantes tiene su municipio? Esa misma: no preguntábamos sobre el promedio de peso de los niños varones en edad escolar, o el caudal promedio anual del río más cercano. Sólo queríamos saber ¿Cuántos habitantes tiene su municipio?

Comparo esa negligente falta de información con lo mismo que pudiera ocurrir en un hogar. Si yo no sé cuantas personas viven en mi apartamento (asunto obviamente improbable) tendría problemas al calcular la comida necesaria para el almuerzo. Para invitar a unos familiares a pasar unas vacaciones en casa, necesito saber si tengo cuartos desocupados y para ello debo saber cuántos somos en casa. Luce elemental pero es lo mismo para quien debe buscarle respuestas a su municipio: si la autoridad no sabe cuántas personas habitan el espacio que regenta (dato crucial) es poco probable que sepa otros asuntos igualmente vitales para la gestión pública como, por ejemplo, dónde se ubican estas personas, qué piensan sobre los servicios, cuáles son las verdaderas prioridades.

No cabe duda que el uso de los recursos – pocos o muchos – que maneje el municipio, dependerá de saber los datos de población y otros asuntos derivados de esas estadísticas como cuántos jóvenes pueblan un sector determinado, referencia básica para saber si debo o no construir, por ejemplo, una cancha deportiva.

En realidad el desprecio hacia la estadística seria es un mal casi ancestral en muchos órganos de gobierno. Esta ausencia de referencias exactas parece ser parte de nuestro sello cultural. Incluso cuando damos una dirección a un amigo, mostramos parte de esa forma un tanto folklórica de entender el valor de los números. “Más o menos” es una frase típicamente venezolana. ¿Es lejos o es cerca?, pregunta alguien…Y otro responde: “Más o menos cerca”. Por suerte solemos entendernos en esa dimensión informal.

Sin embargo, las políticas públicas son un tema serio porque están soportadas en decisiones que implican uso de presupuesto, casi siempre restringido.

Un buen alcalde debe llegar a su despacho y poner los números en orden y si no existen, debe ordenar su levantamiento. Sólo con esa información se puede orientar una acción de gobierno alejada de la especulación, la improvisación y el informalismo gerencial.

Viene a cuento esta reflexión porque recién el Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de anunciar las cifras globales del pasado censo de población y vivienda. Según el organismo, somos

27.150.095 habitantes, de acuerdo con los resultados preliminares del XIV Censo Nacional de Población y Vivienda realizado en el país.

La cifra representa una tasa anual de crecimiento de 1,6% con respecto al censo de 2001 y que de ese total de venezolanos, 50,3% son mujeres y 49,9% son hombres.

Más adelante – a finales de 2012 - el INE ha prometido dar las cifras por estado y municipio. Será un momento fundamental para que los gobiernos locales tomen nota y ajusten sus números y con ello, precisen mejor la gestión pública.

El desaseo del aseo

Una cosa es la crisis de la recolección de la basura que enfrenta la ciudad de Mérida y otra la revelación de problemas de fondo que indican la desvaloración del servicio, incluso para la propia empresa Urbaser. La fotografía que acompaña esta breve nota muestra uno de los desvencijados camiones del aseo, que circulaba recientemente por una transitada avenida Las Américas. Esa unidad iba destilando aguas pestilentes y la basura adornadaba la carrocería… ¿Hasta dónde hemos llegado?

Eran teléfonos…

Si hay algo que me crea una especie de choque visual cada vez que salgo a la calle, ese algo es el estado de desaseo de los teléfonos públicos de CANTV.

La verdad no entiendo como en un pequeño aparato puede caber tanta propaganda política, tantos avisos de alquiler, tanta basura que va desde vasitos de café hasta bolsas de chucherías.

En realidad los teléfonos públicos de Cantv parecen extraños monumentos a un servicio que nadie usa. Pero en caso de que aún sean de beneficio colectivo, sería muy importante que la empresa telefónica invirtiera en limpieza y mantenimiento. Tal vez la limpieza y la atención lleven a los usuarios a valorar más estos aparatos.

La magia de una ciudad es que piense en la gente

NOTA: Este material es parte de mi columna semanal Nada por sentado publicada todos los lunes por el Diario de Los Andes: www.diariodelosandes.com.

Para Mérida los días de febrero son días de turismo. De ver a miles de visitantes que llegan a la ciudad a pasar el carnaval o a sumarse con los citadinos a las actividades de la Feria del Sol, evento este que, como sabemos todos los que acá vivimos, provoca el apoyo de unos y el rechazo de otros.

Los visitantes, aparte del dinero que le inyectan al aparato turístico, resultan ser excelentes termómetros para medir el grado de “humanidad” de la ciudad, en tanto espacio urbano.

Me explico: los que acá vivimos, metidos como solemos estar en nuestra cotidianidad, muchas veces pecamos por críticos acérrimos de lo que tenemos, asunto que no pocas veces resulta de una tremenda injusticia para con Mérida. Otras veces alabamos un supuesto bienestar que tal vez no exista.

Claro: quien padece la vida diaria de la ciudad – o quienes la disfrutan – son los primeros llamados a considerar la verdadera dimensión de temas como el transporte, la seguridad, la limpieza, los servicios en general. Pero una mirada externa, de quien no ha cultiva afectos o rechazos, puede ser bien significativa.

En ese sentido, la ciudad de Mérida logra salir, regularmente, bien parada ante la crítica de los turistas quienes suelen resaltar en sus comentarios el transporte público bien organizado, con buenas unidades y una frecuencia efectiva. Hablan de la seguridad y del buen estado de las vías, incluso de la limpieza y el ornato en parques y espacios públicos. Esa visión, claro está, puede ser o no compartida.

Si los turistas provienen de otras ciudades venezolanas es seguro que el resultado de la percepción hacia Mérida sea – casi siempre - positivo, tomando en cuenta que, en general, la mayoría de nuestras urbes adolecen de servicios de calidad.

Sin embargo, la medida del bienestar de la ciudad, o de la disposición o configuración de los servicios en torno a un criterio positivo, radica, fundamentalmente, en cuantos detalles estén pensados en la gente. Más que las palabras, son las obras, en su medida humana, las que hablan a favor de Mérida o de cualquier otra urbe.

Un ejemplo de una sola obra que delata una visión “humana” de la ciudad (pese a la perogrullada sobre la relación “ciudad” y “humana”) es el caso de las escaleras eléctricas instaladas en un barrio pobre de la ciudad de Medellín.

Según una nota de prensa “la barriada de Las Independencias I – en Medellín - es el primer sector urbano del mundo en el que han sido instaladas unas escaleras eléctricas al aire libre como solución a los problemas de movilidad de las personas.

Las 12 mil personas que habitan la zona disfrutarán los seis tramos dobles que han reemplazado a los 350 escalones de cemento que debían recorrer a diario para sus actividades de rutina”.

La nota agrega que “en Las Independencias I, que es uno de los veinte barrios de la conflictiva Comuna 13 de Medellín, hay casos patéticos de vecinos "confinados" en sus domicilios por su edad avanzada o condiciones de discapacidad. La funcionaria dijo que son casos de personas que "no pudieron volver a salir de sus casas porque, sencillamente, no tienen forma de hacerlo".

En fin: una obra alejada de las avenidas suntuosas y llevadas a la intimidad de los habitantes de un barrio. En este caso, más de 5 millones de dólares dedicados a que la gente se sienta atendida. ¿Tenemos nosotros ejemplos de acciones que ilustren la mentalidad cívica de los que llevan las riendas de la ciudad? De eso hablaremos en una próxima columna.

Para más información sobre las escaleras de medellín les invito a revisar esta nota y video de la BBC.

lunes, 13 de febrero de 2012

Lucharon contra el fuego


Uno de los signos distintivos de Mérida es su aún llamativo bosque de pinos, ubicado al sur de la ciudad. Cada verano - más bien época seca que va de diciembre a abril - se suceden incendios forestales cuyo número puede ir de unos pocos a cientos, dependiendo de cuan seca sea la temporada. Este año ha llovido bastante pero ya febrero muestra su tradicional sol intenso lo que ha contribuído a secar el pasto, dando un marco para que aparezcan las llamas. El pasado sábado 11 de febrero un incendio se presentó en el referido bosque pero fue controlado oportunamente por varios grupos de rescate, brigadas de atención y voluntarios. Por supuesto: también participaron los bomberos. Con esta foto de José Araque Paredes ilustramos el esfuerzo efectivo de bomberos y brigadistas. Suerte para Mérida en contar con gente atenta y preparada.

Cruzada por Mérida



Intentando ser objetivos, debemos reconocer que en Mérida este año 2012 hay las mejores perspectivas para apuntalar un cambio urbano significativo o, al menos, para sentar unas bases coherentes de una transformación que ayude a la ciudad.

Estimo que lo primero que debe aprovecharse es la construcción de la línea 1 del Trolebús. Terminada la etapa 2 de la Línea 1 hasta el inicio de la avenida Don Tulio, es momento para que esta obra se integre a la Línea 3 (las telecabinas hacia la cuenca del Chama) y con el propio sistema teleférico, obra a la cual el gobierno parece haberle puesto un empeño importante, indistintamente de su uso político.

Creo que la Alcaldía de Libertador debería tomar en cuenta esta realidad para trabajar sobre el tema de los buhoneros, embellecimiento de fachadas y ornato en la zona. En fin: unir las energías de estas obras y convertirlas en un escenario de provecho para Mérida.

Suposiciones que matan



NOTA: Este material es parte de mi columna semanal Nada por sentado publicada todos los lunes por el Diario de Los Andes: www.diariodelosandes.com.

Cuando escribo esta columna avanzaba el proceso de votación de las primarias. Indistintamente de quienes hayan sido escogidos en este proceso (candidato presidencial, candidatos a gobernadores o aspirantes a alcaldes) me parece importante referirme al acto en sí mismo, como positiva expresión de ejercicio democrático y, lo que es más importante, como comprobación de que muchas veces se suele partir de algunos supuestos – de escenarios inexistentes – para justificar la no participación o para participar pero con el hacha en la mano.

A ver: no soy amigo de la expresión “piensa mal y acertarás”. Se que en el terreno político puede tomarse como un acto de suma candidez una postura de creer que el otro no buscará la forma de hacerme daño, pero el punto es que peores resultados puede traer la decisión de ponerme una armadura, buscar las armas y salir pegando gritos de guerra en un escenario donde todo está en calma.

“Hemos acordado ayudarnos mutuamente a sufrir”, afirma Don Miguel Ruiz en sus Cuatro Acuerdos, el muy comentado libro que refleja la sabiduría de los antiguos Toltecas. Como nos tomamos cada palabra en serio – las que vienen del “agresor” y del que obra como “igual político” – terminamos haciendo un terrible gasto de energía emocional luchando contra situaciones imaginarias, tal como Don Quijote y sus molinos de viento.

En el Tercer Acuerdo de la sabiduría tolteca – titulado No hagas Suposiciones - se plantea más claramente lo que intentamos decir. Veamos la cita: “Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que

suponemos es cierto. Juraríamos que es real. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan –nos lo tomamos personalmente -, y después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras. Este es el motivo por el cual siempre que hacemos suposiciones, nos buscamos problemas. Hacemos una suposición, comprendernos las cosas mal, nos lo tomamos personalmente y acabamos haciendo un gran drama de nada”.

Aunque es posible que en el proceso de ayer se hayan producido incontables situaciones que de alguna manera enturbiaron la marcha de las elecciones, buscar un excusa para sostener nuestras suposiciones, no nos lleva y ni llevará, como país, a ningún lado.

En lo personal noté que en varios centros de votación – acá en Mérida -los efectivos militares y de la Milicia Bolivariana se comportaron de forma seria, respetuosa e institucional. Lo digo y escribo porque en el contexto que me tocó moverme ayer eso fue lo que vi.

Todo el material suministrado por el CNE estaba en orden y los equipos funcionaban adecuadamente. Lo visto fue apreciado por todos los que acudieron a votar. En ese contexto estaban demás las suposiciones de saboteo, de amedrentamiento de falta de apoyo o cualquier historia de desventura. Repito: la percepción del proceso debe corresponderse con lo que realmente se notó en cada contexto, pero estimo que en muchos casos la elección primaria se produjo dentro de un ambiente de civilidad y colaboración institucional.

Remato este comentario aludiendo nuevamente a las palabras extraídas de los Cuatro Acuerdos que contienen el llamado a reflexionar sobre una conducta marcadamente obsesiva sobre “lo mal que nos va a ir” cuando el escenario puede ser otro. Esta es la cita: “Concédete un momento para considerar la verdad de esta afirmación: Toda la cuestión del dominio entre los seres humanos gira alrededor de las suposiciones y el tomarse las cosas personalmente. Todo nuestro sueño del Infierno se basa en ello”.