domingo, 30 de junio de 2013

Mérida a muchas manos






La semana pasada - la nota apareció hace ya ocho días - leí una de las informaciones que más promete para los merideños. Era lo que todos suelen llamar una buena noticia: el gobierno regional,  por intermedio del presidente de la Corporación Merideña de Turismo (Cormetur), Reinaldo León Albarrán, explicó, con cifras incluidas, la ejecución de un proyecto que estaría movido por  tres objetivos de acción principales, los cuales son, en primer lugar, la rehabilitación de plazas y áreas de esparcimiento colectivo; segundo la denominada “puesta en valor” mediante la restauración de fachadas de casas, comercios e infraestructuras culturales y  el rescate de  la arquitectura colonial; y, tercer objetivo,  la “bulevarización” o “adoquinamiento” de calles, que en el caso del municipio Libertador, proyecta la construcción de un paseo desde la Plaza Bolívar hasta la Plaza Las Heroínas.
A ver: todo lo mencionado arriba es un anuncio excelente, algo así como para que todos celebremos el interés del gobierno nacional y de las autoridades regionales en cuanto a mejorar el rostro de una Mérida cada vez más malograda por la acción de personas a las que no les importa en lo absoluto vivir bien.
Yo, en lo personal, debo admitir que esos anuncios desde Cormetur me levantan el ánimo y me hacen suponer que sí es posible contar con el interés del gobierno a la hora de hablar de la preservación de nuestra ciudad y estado.
Donde noto que la historia se dobla y adquiere un carácter que pudiera comprometer la sostenible de este proyecto es en la convocatoria. Es decir, parece que desde el Estado se abroga toda la iniciativa y sectores tan importantes en el sentido de su protagonismo en el impulso y sostenimiento de las obras, quedan por fuera.
Por ejemplo, se habla de construir un bulevar que comunique la Plaza Bolívar con la Plaza de Las Heroínas. Esa parece una buena idea. Pues bien, la Universidad de Los Andes, a través de su Facultad de Arquitectura y Diseño no tiene uno sino varios proyectos referidos a ese propuesto bulevar. La pregunta que nos hacemos es: ¿Se involucró en este proyecto de bulevar a aquellos que durante décadas han revisado todas las opciones técnicas, urbanas, estéticas, de equipamiento y arquitectónicas de un bulevar de esta dimensión y ubicación?  En principio parece que no.
¿Y la Cámara de Comercio e Industria del estado Mérida? ¿Participa en estas iniciativas tan interesantes?
En Mérida, dado el valor y peso de la ULA, es fundamental el involucramiento institucional de  esta casa de estudios. Y del sector privado ligado al turismo. Obviamente de todas las comunidades. No quiero imaginarme que por los últimos conflictos en los que se ha visto envuelta la Universidad de Los Andes, se parta de la discriminación institucional y se haya puesto al margen a la ULA por razones políticas. Eso no gana amigos, sino que le coloca obstáculos adicionales a las obras que, de muy buena manera, está anunciando el propio gobierno.
A lo que me refiero es que estos anuncios de mejoras urbanas deben hacerse pensando en una Mérida que no llegue impuesta, más allá de las buenas intenciones, sino que se construya a muchas manos.

Seguimos los anuncios




Ahora, transcribo parte de una nota de prensa emanada de la propia Oficina de Comunicación Institucional (OCI) y que por lo tanto le da carácter oficial a los anuncios sobre el teleférico.
Allí, en las siguientes líneas se dejan claramente establecidas dos fechas, o al menos dos momentos: el inicio de una fase de pruebas este año y la apertura del teleférico “al público” antes de finalizar el 2014. Aunque las fechas se siguen extendiendo sin razón ni medida, al menos hagamos registro de los anuncios para cuando llegue el momento de fiscalizar como ciudadanos. La nota dice así:
“El gobernador de Mérida, Alexis Ramírez, resalta como prioridad en los planes turísticos para la entidad, el inicio de la fase de prueba del Sistema Teleférico durante el mes de septiembre de este año, con el propósito de abrir sus operaciones al público el segundo semestre de 2014, y brindar así la posibilidad a propios y visitantes de disfrutar las maravillas naturales de la Sierra Nevada”.

domingo, 23 de junio de 2013

Los muros se lamentan





El querido amigo Amable Fernández, escritor de excelente pluma y, para más señas, nativo de Mucutuy – tierra generosa con la literatura – escribió por allá a inicios de los años 90 un libro cuyo título se desdibuja un poco en mi memoria pero que expresaba algo así como “las piedras hablan, los muros se lamentan”.
Si bien la imagen de unas piedras en franco diálogo simbólico resulta literariamente llamativa, la de los muros quejándose es para mi muy impactante.
Cada vez que recorro el casco central de Mérida me viene a la mente el libro de Amable por un detalle sencillo: yo creo que las paredes del centro también se lamentan. Y no por culpa de la vejez centenaria o bicentenaria que se abalanzó sin compasión sobre los muros de las casas más antiguas sino por la agresión humana, jamás vista, en esta malograda pero aún bella ciudad.
Hay paredes en el centro de Mérida que no aguantan un papelito más. Usted las mira y no podría adivinar que color o que textura hubo debajo de los cientos de anuncios que se apiñan como una enfermedad cutánea extraña, como esas que suelen mostrar algunos canales de televisión sobre la vida de algunos desafortunados que sufren insólitos males del cuerpo.
Las paredes del centro de Mérida – y en general de buena parte de la ciudad – son una vergüenza. En ellas podemos tener una fotografía del grado de deterioro que evidencia Mérida desde todo punto de vista: mantenimiento, ornato, servicios, estética urbana, equipamiento, ambiente.
Es decir, una pared de esas que se ubican sobre todo cerca de las paradas del transporte público permite tener un retrato de lo que somos en este momento para la ciudad: más enemigos que amigos.
La principal causa de ese lamento de las paredes la encontramos en la exagerada propaganda electoral a la cual recurren los candidatos a cualquier cargo en un errado intento por ganar la simpatía de los ciudadanos. El extraño comportamiento electoral se mueve bajo la tesis de que para llegar a regir los destinos públicos o ser parte del poder gubernamental primero se debe forrar la ciudad de pies a cabeza con el rostro sonriente del aspirante. Algo así como “destruyó, luego mando”.
Pero hay otras fuentes que generan lamentos en las paredes y muros de la ciudad, sean estos de viviendas, comercios, instituciones educativas, oficinas de gobiernos o incluso estructuras consideradas patrimonios arquitectónicos de la ciudad: la publicidad de eventos como conciertos, bailes, rifas, concursos y otros, se pegan indiscriminadamente en cuanta pared se consiga.
Si alguien desea alquilar una habitación no dudará en pegar un papel sobre la puerta de la catedral. La agresión tiene puerta franca.
También los grafiteros se suman a este festín sobre las paredes.  Sé que hay muchos artistas urbanos cuyos grafitis más bien adornan algunas paredes. Pero estos amigos  y amigas saben muy bien que hay otros  que gustan de  estampar garabatos absurdos, a manera de firma, sobre cualquier propiedad. La intención de estos depredadores es algo así como señalar que “esta ciudad es mía”.
Ante estos hay que hacer algo. Recuperando las paredes  de la ciudad se producirá un cambio visual tan notorio que todos lo agradecerán. Por ahora, seguimos escuchando los lamentos.

Crece y crece






Tuvimos la oportunidad de efectuar un sobrevuelo en helicóptero sobre la ciudad de Mérida.  Nuestra ciudad es hermosa y, como dicen por allí “tiene un buen lejos”. Pero también es una metrópoli claramente en conflicto con el tema del desarrollo: de allí sus escenarios de riesgos.
Un dato, de los muchos que iremos comentando en próximas columnas, es que el crecimiento de la ciudad no es cuento. Zonas como la cuenca del Chama han crecido a un ritmo vertiginoso y esa tendencia sigue de forma galopante.
El sobrevuelo se efectuó gracias a la preocupación ciudadana (mediante solicitudes de Consejos Comunales), la intermediación científica, representada por el Cigir, y el apoyo logístico del ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, M/G Miguel Rodríguez Torres, quien  prestó uno de los helicópteros de la institución para lograr esta incursión investigativa, académica y social sobre la ciudad.

domingo, 16 de junio de 2013

La otra ciudad






Hay una ciudad cotidiana, plagada – ya lo sabemos – de no pocos sinsabores: Las colas, la basura, los delincuentes, los apagones, las protestas, el caos. Por fortuna hay, en paralelo, otras ciudades, o mejor, otras lecturas de la misma ciudad. Es como esas complejas explicaciones que suelen dar algunos científicos cuando plantean la existencia de varios universos (multiversos) que conviven con el que nos ha tocado en suerte ver y observar, pero que en verdad es uno de muchos posibles. Me encanta esa teoría porque te permite tener la esperanza de otras realidades mejores, que están allí pero a la que no podemos acceder vaya usted a saber porque o por quién.
Más allá de esta disertación metafísica, los merideños sí podemos acceder a esa otra ciudad, una cultural, rica en conocimiento, alternativa para el espíritu y los sentidos.
La Feria Internacional del Libro Universitario, el Festival del Cine Venezolano, el Mercado de Diseño, conciertos, caminatas (como la que ayer realizaron los padres en su día), foros, conferencias, cursos, talleres. Es otra ciudad que de vez en cuando abre el portal que nos permite acceder a otra dimensión. Es el espíritu de Mérida.