jueves, 17 de abril de 2014

Padre Cándido Contreras: ¡Hay que abrirle espacios al lenguaje del perdón!





Formando ciudadanía



Es pertinente recordar  que  el presente trabajo forma parte de una serie de artículos elaborados por el Grupo de Investigación sobre el Espacio Público (Gisep) de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes, en el marco del Proyecto “Revalorización de la identidad del merideño a partir de su cultura, espacios y vida ciudadana” que emprende en conjunto con la Empresa Venezolana de Teleféricos C.A.  (Ventel), a propósito de las actividades culturales a realizar durante la conmemoración de la Semana Mayor 2014. El objetivo de dicha iniciativa busca contribuir a la formación de ciudadanía a través del enriquecimiento de la vida urbana de la ciudad de Mérida, mediante el desarrollo de actividades culturales y turísticas en sus espacios públicos 


Entregar la vida para una causa noble. Eso fue lo que Jesucristo hizo por la humanidad en un  gesto absoluto de desprendimiento basado en el perdón.  Desde ese episodio, que se recuerda en la ritualidad de cada Viernes Santo, el Padre Cándido Contreras, uno de los más destacados  guías espirituales merideños, se refiere a la conveniencia de usar la inspiración de la vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo para buscar el bien común por encima del individual.



Vamos a  estar claros: la misión no es nada fácil… No es acercarse al otro (cosa ya de por sí cuesta arriba si tomamos en cuenta que el individualismo nos ha marchitado también la humanidad) sino acercarse al “otro diferente”.
El Padre Cándido Contreras, quien se desempeña en una de las comunidades que  él  considera “más   bonitas” de Mérida, en este caso la parroquia Santiago Apóstol de La Punta,  estima que de eso va la obra,  el gesto concreto, de  darle paso al perdón: llegar al  otro,  pero no al amigo o a aquel  que nos acompaña a la parranda, sino a  ese  “otro  diferente”,  al que   piensa distinto.  Esa es una de las misiones, una que guarda gran valor.
Y vaya que en Venezuela, y en Mérida de forma especial, tenemos el escenario ideal para hacer del perdón un mecanismo de convivencia. Además, allí se asoma la Semana Santa, tiempo en el que si bien son comunes las  actividades mundanas relacionadas con el ocio y  el disfrute de unos días de descanso, no es menos cierto que ese puñado de días se nos presenta como una inmejorable ocasión de practicar la introspección, la reflexión,  que nos impulse a evaluar la catadura de la que estamos hechos en el sentido de la ciudadanía.

El para qué de la Semana Santa

Recuerda el Padre Cándido que el tiempo religioso de la Semana Santa es “para reflexionar sobre los últimos momentos de Cristo en la Tierra”. Explica   que la Semana Santa significa adentrarse en valores como la solidaridad, el compartir….   “Entregar la vida por una causa noble partiendo de la   experiencia de Cristo quien da la vida por nosotros aún no siendo buenos con  él”.
También estima el párroco de la Parroquia Santiago de La Punta que los  cristianos católicos  “debemos renovar nuestros compromisos más allá de la politiquería hacia la autentica política que significa buscar el bien común por encima del bien individual”.

Gesto cristiano

Sobre el valor de  la  Semana Santa, el Padre Cándido considera que se debe analizar con detenimiento el conjunto de acontecimientos que convergieron   en la muerte de Jesús, una muerte que para el sacerdote fue un asesinato urdido por el poder político, el militar y el religioso de la época.
“Él (Cristo) sabía con mucho dolor la jugada de muerte que le harían. Pero en vez de agredir al otro, en vez de atacarlo, de dañarlo, aguanta y  con su gesto   declara que sólo el perdón nos puede reconciliar”, comenta Contreras.
Estima este guía espiritual que  en  este momento tan conflictivo para el país  “el lenguaje  del perdón tiene, de alguna manera, que abrirse espacios, sobre todo de quienes nos decimos cristianos católicos”.
Considera además el Padre  Cándido que responder al mal con el mal no  nos aporta  nada  y, aún  peor, sólo nos  depara un mal mayor. “Ante la agresión  del otro, responder con agresión, sea ésta una piedra o una pistola, no nos  lleva a nada. O existe el diálogo  y  la capacidad de dialogar o no construimos   una nueva sociedad”,   sentencia el Padre Cándido.

Que no hablen las armas

Una  famosa cita  nos aclara  que  “Cuando hablan  las armas es porque  el ser humano ha perdido toda su esperanza”.
Por ello, el Padre Cándido Contreras considera que  “ahora le  estamos dando la palabra no a la voz humana sino a la violencia, que no es un gesto  humano”.  
Ante ese escenario  de violencia, tras violencia, estamos perdiendo la  capacidad humana  de  ver al  otro como  un semejante, como un   compañero de  camino. “Cuando  se levanta un arma o una  piedra para    imponer  mi punto  de  vista,  eso significa que no tengo la razón, no tengo la verdad ya que no soy capaz de hablar con el otro porque eso implicaría exponerme a  la verdad del otro. Gandhi decía que, por lo dicho, la  violencia es el lenguaje de quien no tiene la razón”.  /CNP: 8965 /AS



Empresas privadas: aliadas de los monumentos



He leído con atención la nota que sigue más abajo en la que se informa de un plan de rescate de los colores originales del famosísimo Coliseo de Roma. Si bien la información es bienvenida por todo aquel que valore el legado  cultural indistintamente su ubicación  en el mundo, más llamativa debe resultar la forma cómo se ha  logrado avanzar  en  esta  iniciativa: una empresa  privada, Tod´s   - dedicada a la ¿venta de  calzado pero  que  también  invierte en el campo  de  la moda  como industria   - ha  puesto 25  millones de euros para hacer   posible este regalo para la humanidad.  
Ya sabíamos  de cómo muchos  de  los principales estadios de Europa y Estados Unidos  son mantenidos por empresas privadas, ni que decir del propio sostenimiento de los equipos.  En el  campo del patrimonio, esta  iniciativa italiana  puede  inspirar  a  que en  ciudades como Mérida   - que  tiene mucho  que rescatar y   pocos  recursos  públicos - se logren  convenios, alianzas  o  proyectos  conjuntos con  alguna  empresa privada, interesada en el rescate de   un  icono cultural,   arquitectónico, turístico  merideño. La nota sigue  a continuación:
Vuelven los colores de hace dos mil años al Coliseo, probablemente el monumento más famoso del mundo. Las obras de restauración, que comenzaron en septiembre pasado y durarán cinco años, comienzan a desvelar el antiguo, y ahora completamente nuevo, color del travertino, la piedra natural característica de Roma desde el siglo I a.C., habitualmente utilizada en las construcciones. El color original en el Anfiteatro Flavio es de un tono claro y variado, que va desde la miel a ocre amarillo y castaño, con el resultado de una coloración oro, sorprendente, publica abc.es.
El arquitecto Gisella Capponi, directora de los trabajos de restauración del Coliseo, explica al Corriere della Sera que se trata de un color que «lo definiría con la tonalidad de ámbar, derivada de la pátina del tiempo, rigurosamente preservada durante las operaciones de limpieza, fruto del oxalato de calcio que se forma naturalmente con el paso de los años. La cubierta de negro debida al tráfico y la contaminación desaparecerá por completo».

Solo se utiliza agua

Para la limpieza no se utiliza agentes químicos o agresivos, sino simplemente agua que se proyecta con más o menos intensidad a distancia de pocos centímetros. «No hemos utilizado los chorros de arena, instrumentos más potentes y adecuados en otros casos. Aquí el agua se debe utilizar con precaución, ya que debe disolver las impurezas, pero no raspar la superficie o dañar la preciosa pátina del tiempo», precisa el arquitecto Capponi.
El mundo se sorprenderá
Ante los primeros resultados de esta restauración, sus responsables muestran una gran emoción: «El mundo se sorprenderá al descubrir el verdadero color. Estoy segura de que cuando el andamio será desmantelado antes del verano, el Coliseo será capaz de sorprender incluso a nosotros que estamos habituados a convivir con el monumento», afirma Rossella Rea, directora del Coliseo.
Las tareas para la limpieza externa del Anfiteatro Flavio continuarán durante dos años. Después se realizará un Centro de Servicios y los trabajos se concluirán con otras obras en los subterráneos y galerías. En total, cinco años. La restauración ha sido financiada con 25 millones de euros por Tod’s, grupo de calzado y moda.

martes, 15 de abril de 2014

La Semana Santa es un sólido patrimonio merideño



Por la vida ciudadana
El presente trabajo forma parte de una serie de artículos elaborados por el Grupo de Investigación sobre el Espacio Público (Gisep) de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes, en el marco del Proyecto “Revalorización de la identidad del merideño a partir de su cultura, espacios y vida ciudadana” que emprende en conjunto con la Empresa Venezolana de Teleféricos C.A.  (Ventel), a propósito de las actividades culturales a realizar durante la conmemoración de la Semana Mayor 2014. El objetivo de dicha iniciativa busca contribuir a la formación de ciudadanía a través del enriquecimiento de la vida urbana de la ciudad de Mérida, mediante el desarrollo de actividades culturales y turísticas en sus espacios públicos.

  


 De las dos visiones en las que suele repartirse el interés por los días Santos  (una mundana, la otra espiritual)  Mérida termina siendo escogida por quienes prefieren el  acercamiento a los símbolos cristianos, expresados mediante ceremonias y actos culturales de profundo  contenido popular. Religión y turismo se fusionan y potencian lo mejor de una Mérida que cambia de voz y  se expresa a través del sonoro repiquetear de las campanas de sus  templos.

La historia de la religiosidad merideña que se vive en el período de la Semana Mayor, el más prominente por cierto del calendario católico a nivel mundial, da cuenta de una riqueza de manifestaciones culturales que buscan mantenerse en el imaginario popular, a pesar de los embates de la ciudad contemporánea en la vida de la gente. En efecto, sus valores, tradiciones y costumbres se vinculan a una memoria histórica que ha sido transmitida de generación en generación, convirtiéndose en un patrimonio cultural que ha trascendido como uno de sus elementos identitarios más reconocido por la sociedad merideña y los visitantes.
Gracias a la acuciosa pluma del genio merideño, Don Tulio Febres Cordero, ya para comienzos del siglo XX, muchas familias se movilizaban hacia esa Mérida plácida y de hermosos paisajes, para visitar sus numerosos templos y asistir a los actos religiosos. Desde el punto de vista social constituye sin duda un conjunto de vivencias que evidencian interacción de personas y grupos, lo cual tiene un efecto cultural, nutrido por rituales simbólicos religiosos y formas diversas que van de la mano  de esta fecha cristiana.

La antesala de la Semana Mayor

Una vez finalizada la celebración de los carnavales, la preparación de los actos de la Semana Mayor se inicia en el tiempo católico conocido como la Cuaresma, época de penitencia y ayuno. La vida se revestía de silencio y paz y hasta cuidaba de su vestimenta como parte de la costumbre asociada a la conmemoración del sacrificio de Cristo. Estas costumbres cambiaron a la llegada de la modernidad. Con debida antelación, muchas familias mantienen la costumbre piadosa elaborar los adornos florales con elementos de iluminación que engalanarían el paso de las procesiones con especial esmero. Por otra parte, la planificación y desarrollo del programa litúrgico ha estado a cargo de las autoridades de la iglesia con la participación de cristianos y el apoyo de organizaciones públicas y privadas. Este conjunto de prácticas, representaciones y motivaciones populares induce a una emocionalidad colectiva que se entiende como propia.

Procesiones y cofradías

El ritual social fundamental de la Semana Mayor lo constituyen sin duda las procesiones. Según algunos textos que narran la historia de la Semana Santa, las mismas fueron concebidas como homenajes de carácter público a Jesús de Nazaret, María y Juan el Apóstol, principalmente. Practicadas desde tiempos muy antiguos, el pueblo busca compartir a través de esta expresión colectiva, sentimientos asociados a la piedad y el perdón, así como la exaltación del sacrificio a favor del bien común, mediante la recreación de escenas de la pasión y muerte de Cristo.  
De acuerdo a la investigación de la profesora Eligia Calderón y del propio Febres Cordero, las procesiones se apropiaban de los espacios públicos siguiendo un orden y número de pasos: el Domingo de Ramos salía de la Iglesia de El Espejo; el Lunes Santo partía de la Iglesia Nuestra Señora de Belén de Mérida; el Martes y Miércoles Santos partían del Templo de San Francisco; el Jueves Santo, iniciaba su recorrido en la Iglesia San Miguel del Llano; el Santo Sepulcro, la Dolorosa y San Juan salían el Viernes Santo del extinto Convento de las Clarisas cerca del mediodía y pasadas las nueve de la noche se llevaban a la Catedral. El Sábado Santo se conmemora a Jesús en el sepulcro y se celebra la Vigilia Pascual a partir de las seis de la tarde. Este ritual constituye para muchos la noche santa más importante del año por su contenido simbólico basado en la esperanza de la venida de Jesús. El Domingo de Resurrección, conocido también como la Pascua Florida, recuerda uno de los hitos fundamentales de la religión cristiana y determina el calendario de otras fiestas católicas tales como la Ascensión del Señor y Pentecostés.
Vale destacar que a partir del Domingo de Ramos la Catedral acogía a un pueblo que concurría en forma numerosa a las ceremonias, sin distingo social de ninguna naturaleza. Sin embargo, la mayor participación de las familias en los actos litúrgicos se apreciaba el Miércoles Santo, cuya procesión alcanzaba hasta cuatro cuadras. Por otra parte es necesario comentar que la ocurrencia del terremoto el Jueves Santo en el año 1812, mermó la asistencia de las familias al acto conocido como el Lavatorio, por el temor a que se repitiera el sismo.
Con respecto a las Cofradías y otros grupos asociados a las mismas, las mismas se conformaron en torno a la socialización de la devoción cristiana y el servicio a los más necesitados, contribuyendo en gran medida a la popularización de los actos de la Semana Santa, en tanto fiesta participativa y popular inspirada en el Nazareno, símbolo de libertad a través de la conversión. Desde el punto de vista cultural el arte barroco se expresa en la belleza de tallas e imágenes, así como de la ornamentación preparada por los cofrades para las procesiones. En el Estado Mérida son muy estimadas las labores que emprenden la Cofradía Hermandad de Rocieros de Corazón con sede en la Parroquia Universitaria,  Los Vasallos de la Virgen de la Candelaria en La Parroquia y las Cofradías del Santísimo Sacramento en Guaraque y de Nuestra Señora de Regla en Tovar, entre otros.

La religión: puntal del turismo

En el mundo entero cobra mayor fuerza el interés de la gente en conocer los referentes que  identifican  y dan rostro a las tradiciones de los pueblos, en tanto conjunto de prácticas y saberes compartidos, valores artísticos y religiosos, relaciones y convivencia que construyen eso que se llama la comunidad.  De lo anterior se   desprende la sostenibilidad de tradiciones culturales y religiosas vinculadas a la Semana Santa es de enorme trascendencia social, además del altísimo impacto que genera en la actividad turística como elemento sustantivo del anhelado desarrollo urbano sustentable para la ciudad de Mérida. / Sabel González /  AS/ CNP: 8965




Procesiones, cofradías, rituales. Mérida ofrece expresiones de profunda devoción.



Desde que la ciudad inició su camino como  modesta urbe entre grandes montañas, ha  otorgado un gran peso a la celebración de la Semana Mayor.