viernes, 30 de mayo de 2014

Este sábado Las Heroínas dan la bienvenida a la cortesía



Mérida despedirá al mes de mayo con gestos de amabilidad y cortesía.  Y el escenario para que este propósito se cumpla será la hermosa y siempre activa  Plaza de Las Heroínas, ya que allí este sábado 31 de mayo y desde las 10 de la mañana se cumplirá el Programa Cultural "Bienvenida la Cortesía".

Según explicó Maritza Rangel, coordinadora del Grupo de Investigación del espacio Público (Gisep), esta programación que se desarrollará en Las Heroínas es la continuación de un proyecto dirigido a resaltar la Cultura Ciudadana, iniciativa posible gracias al respaldo y apoyo de Venezolana de Teleféricos (Ventel C.A).

La profesora Rangel explicó sobre la programación que “en esta oportunidad tendremos el gusto de disfrutar del hermoso trabajo de Cuerpo Creativo un Grupo de Mimos que dirige el profesor Alfonso Molina.  Adicionalmente se presentarán el Coro de Niños "Riqui Ran", de la Universidad de Los Andes; la Coral Infantil del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles (Capítulo Mérida); el Teatro de Marionetas del Grupo Colibrí con la Obra "Erase una Vez" y el Ballet Infantil.  Además habrá teatro de calle, animación recreativa del Grupo de Scouts del Colegio La Salle y prácticas de escalada dirigidas a la población infantil”.


Quiere decir que este sábado 31 de mayo, desde las 10 de mañana, la plaza de Las Heroínas será un lienzo donde la ciudad, y su gente, plasmen su mejor actitud ciudadana, celebrando la cortesía y dejando que la cultura ciudadana se instale en este vivo y colorido espacio público. La coordinadora del Gisep recordó que “todas las actividades son gratuitas y abiertas así quedan todos cordialmente invitados”. (AS/ CNP: 8965)

Más urbanidad para una mejor ciudad



Imagen del Barrio Pueblo Nuevo, Casco Central de la ciudad de Mérida /Fuente: Sabel González Castillo, 2011


Por: Soc. MSc. Sabel González Castillo (*)

Las ciudades venezolanas presentan hoy día rasgos muy similares en cuanto a las condiciones de pobreza relacionadas con viviendas deterioradas, precariedades de sus equipamiento e infraestructura urbana, destrucción del medio ambiente derivado de los altos niveles de contaminación, debilitamiento del poder local y escasa participación ciudadana en las decisiones, aunado al proceso de crecimiento acelerado sin ordenación alguna.
Asociado a lo anterior, sus habitantes coinciden en que las mismas (sus ciudades) muestran rasgos de hostilidad a través de conflictos permanentes, pérdida de identidad respecto al patrimonio, así como el creciente reconocimiento a lo diverso, entre otros factores. La urbe merideña no escapa a esta dramática realidad.

Significación de lo urbano

Diversos especialistas en el tema de la cultura de la ciudad coinciden en que es posible revertir las precarias condiciones antes mencionadas, a través de formas de mirar y hacer ciudad desde una perspectiva más holística. Esto implica para nuestros urbanistas superar la visión positivista de la ciudad basada fundamentalmente en lo físico espacial, lo funcional y lo normativo.
De allí la pertinencia de destacar las contribuciones realizadas por talentosos estudiosos en el campo de la sociología urbana, tales como el Profesor Tulio Hernández, quien concibe a este ámbito como el lugar para el encuentro por excelencia, pero también de una confrontación entre el orden y el desorden, los propietarios y los excluidos, lo público y lo privado, la belleza y la indolencia, el cumplimiento de la norma y la anomia,  el mercado de bienes urbanos y el derecho a la ciudad, “… unas maneras de estar juntos y muchas de estar separados … “ (2012). Por otra parte, el Profesor Silverio González sostiene que lo urbano constituye el espíritu de una sociabilidad donde se comunican las diversas ideas sobre la ciudad, una cultura a partir de imágenes, pensamientos y puentes hacia la otredad, donde “... coexisten el conflicto y la comunión entre ciudadanos, siempre en una relación que se conoce como convivencia” (2005).
Para el estadounidense Louis Wirth la ciudad es el centro vital por excelencia configurado en torno a aspectos culturales, políticos y económicos, en la cual intervienen una gran variedad de espacios, gentes y actividades (2006).

La cultura como elemento fundamental

El reto que tenemos por delante los gobiernos y ciudadanos en transformar nuestras ciudades en urbes más humanizadas, requiere dotar a sus espacios públicos de una alta consideración de lo humano.  Desde esta perspectiva, el espacio público se plantea como el lugar donde lo urbano tiene su mayor posibilidad de realización, donde es posible materializar el derecho ciudadano a la apropiación y uso de la ciudad.
De allí la necesaria preparación e implantación de planes de largo plazo para fomentar la cultura ciudadana centrados en los valores propios, el reconocimiento de la diversidad cultural, con un carácter inclusivo, la utilización de estrategias artísticas y lúdicas en lugar de mecanismos tradicionales, más afectivos que racionales, mediante el ejercicio de mecanismos asociados a la gobernanza, la gobernabilidad y políticas públicas urbanas que sustenten la sinergia social adecuada.
Referencias bibliográficas:
González Téllez, Silverio. La ciudad venezolana: una interpretación de su espacio y sentido en la convivencia nacional. Caracas: Fundación para la Cultura Urbana, 2.005.
Hernández, Tulio. La sensibilidad a las diferencias: amor y horror por el espacio público. Ponencia presentada en el V Seminario Taller Cultura Ciudadana y Espacios Públicos, organizado por el Grupo de Investigación sobre El Espacio Público de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes, Mérida, junio 2012.
Wirth, Louis (2006). El urbanismo como modo de vida. En: Antología de sociología urbana/Mario Bassols, Roberto Donoso, Alejandra Massolo y Alejandro Méndez Compiladores. Universidad Nacional Autónoma de México.





Imagen de una zona de barrio en el casco central de la ciudad de Caracas. / Fuente: Yuraima Martín, 2007.


Festival de Danza realizado en espacios públicos de la ciudad de Barcelona, España, organizado por la Red Ciudades Que Danzan creada por la Associació Marató de l’Espectacle. / Fuente: Associató Marató de L´Espectacle. Ciudades que danzan. Barcelona, España.




Por la vida ciudadana

El presente trabajo elaborado por la Soc. Sabel González Castillo forma parte de una serie de artículos preparados por el Grupo de Investigación sobre el Espacio Público (GISEP) de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes, en el marco del Proyecto “Base de datos y actividades formativas para el fomento de la cultura ciudadana y el turismo en la ciudad de Mérida” que emprende en conjunto con la Empresa Venezolana de Teleféricos C.A.  (VENTEL), a propósito del programa Educativo y Cultural denominado “Bienvenida la Cortesía” a realizarse en espacios públicos de la ciudad de Mérida, entre los días 28 y 31 de mayo del presente año. El objetivo de dicha iniciativa busca contribuir a la formación de ciudadanía a través del enriquecimiento de la vida urbana de la ciudad de Mérida, mediante el desarrollo de actividades culturales y turísticas en sus espacios públicos.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Juegos ambientales infantiles: una estrategia de formación ciudadana




Por:   Evelín Cadenas R. (*)

La educación ambiental usualmente se ha enfocado desde la óptica de la educación formal, altamente escolarizada y hacia el ámbito urbano, sin tomar en cuenta ambientes más informales y entornos rurales. La formación ambiental en el marco de los sistemas educativos tradicionales, en la mayoría de los casos, ha estado orientada por el paradigma racionalista y cartesiano que divide los saberes en compartimentos estancos y unidisciplinares.
Sin embargo, las nuevas tendencias pedagógicas apuntan a reforzar los sistemas de educación tradicional con otros recursos de aprendizaje para formar ciudadanos activos que se adapten con facilidad a los vertiginosos cambios de tipo socio-cultural, económico y políticos que se producen de manera global y local en el mundo. Sí pensamos en una educación ambiental con características de sostenibilidad; las estrategias lúdicas constituyen una estrategia  de aprendizaje significativo, para todos los niveles de la educación, especialmente con énfasis en los niveles iniciales,  ya que en edades tempranas es cuando se pueden forman valores con mayor facilidad.
El proceso de enseñanza-aprendizaje de la educación ambiental para niños, debe contribuir al logro de una mayor armonía entre el ámbito urbano y rural, y de acuerdo a los fundamentos del 7th Congreso Mundial en Educación Ambiental: “… crear experiencias educativas más completas que promuevan una ciudadanía más activa (sic)”.  En el marco de este evento, realizado en la ciudad de Marrakech en el año 2013, se presentó la propuesta de un juego ecológico “Memoria Ecológica, una estrategia para el aprendizaje significativo”, cuyo basamento teórico-epistemológico se inspira, por una parte, en los principios del Paradigma de la Complejidad: principios dialógico, hologramático, de recursividad organizada y la autopöiesis. Por otra parte, se adoptan los principios didácticos de algunas corrientes constructivistas de la Educación (Piaget, Vigotsky y Maturana), permitiéndonos desarrollar de manera interactiva y vivencial un material didáctico, que en forma lúdica, da apoyo en la educación ambiental para niños a partir de 6 años. El mismo se concibe como una red dinámica de interrelaciones y entramados, aplicable, tanto en la educación formal, como la no formal e informal, sin establecer límites o fronteras, en un escenario donde se integran en un todo, las diferentes visiones, ópticas, enfoques y perspectivas ecológicas de la realidad. Este material puede servir de apoyo para el proceso de enseñanza-aprendizaje en el niño, tanto en ambientes formales como informales, facilitando que el conocimiento se autogenere en forma recursiva, con carácter autónomo y autorreferencial; con un enfoque sistémico, donde se entrelazan palabras, colores, formas y figuras, a través de ocho áreas temáticas relevantes en materia ambiental: El planeta; la energía; el agua; el aire; los ecosistemas; los desechos; el consumo responsable y el calentamiento Global.
Las dinámicas  y normas propuestas en el juego de ‘Memoria Ecológica’, diseñado y construido aplicando las 3 “R” (reducir, reusar y reciclar), entrelazan estas 8 áreas con las múltiples dimensiones de la condición humana, necesarias para  la apropiación de conceptos, la toma de conciencia y la resolución de los problemas ambientales que nos aquejan. A partir de la interacción entre los diferentes participantes en el juego, se le permite al niño, asimilar, internalizar, socializar y vivenciar el conocimiento de manera significativa, sensibilizándolo hacia una ciudadanía más activa y responsable en la solución de los problemas, generando las bases de una ética ambiental y una convivencia armónica  con el ambiente y el entorno.


 (*) Profesora Titular, Universidad de Los Andes  ULA), Mérida.
Msc. Planificación Integral para el Desarrollo del Turismo.
Dra. En Educación, Mención Planificación.  

domingo, 25 de mayo de 2014

La cortesía: más allá de los buenos días





No seré tan dramático y negativo como para decir que a los merideños no nos queda ni un rastro de cortesía. He tenido referencias de gente venida de otras zonas del país quienes, luego de visitar la ciudad de Mérida,  e incluso algunos pueblos de nuestro estado, se van con el buen sabor de haber compartido en una región en la cual sus habitantes aún practican la humana acción de sonreír, dar la mano, dar las gracias, desear los buenos días, ponerse a la orden.
Es decir, aunque los habitantes de más edad, esos que han visto el evolucionar de Mérida en el tiempo – de calmada e introvertida urbe a ciudad con ciertos aires cosmopolitas y abierta a todas las visiones y pensares de nuestra propia Venezuela – consideran, estos abuelos, que es mucho lo que se ha perdido de cortesía, aún pueden verse rastros, vetas o,  para aquellos más pesimistas, piscas de cortesía en alguna calle o esquina.
Entonces me cuento entre los que creen que la cortesía, como rasgo humano deseable – indistintamente del punto del planeta donde uno se encuentre -  aún vive entre nosotros, que no se ha ido del todo y que es expresada en la cotidianidad de la vida sencilla que aún se suele practicar entre estas montañas.
Lo anterior no significa, sin embargo, que no existan razones contundentes como para estimar la urgente atención de la cortesía como patrimonio.
Hablamos de la cortesía como gesto nacido de  valores humanos como el respeto, la humildad, la tolerancia, la bondad. Es decir: la cortesía como expresión continuada de previos valores de la gente, esos que se construyen al fuego lento de las tradiciones, de un modo de vida sosegado y alejado del atropellamiento de los demás.
Es buena la aclaratoria de este tipo de cortesía que merece atención en términos de rescate cultural, ya que en los tiempos que corren, la cortesía también ha sido llevada a los terrenos de la impostura, de barniz para el acompañamiento de prácticas comerciales que requieren personal altamente cortes, no tanto porque así les nazca sino porque en los manuales corporativos la sonrisa es parte de la mercancía. Aunque se comprende que para atender a un cliente lo mejor es una sonrisa y unos buenos días afectuosos, ciertamente la cortesía que defendemos aquí o a la que hacemos alusión en estas líneas es la que habita en el trato más humano que hace parte del inventario cultural de la gente y que cobra forma espontánea en una buseta, en el mercado de verduras o en la cola del banco.
La cortesía es, desde el anterior punto de vista, un patrimonio y por ende debe ser visto desde la perspectiva de lo que representa en la identidad de la ciudad, tanto para sus propios habitantes como para quienes visitan a Mérida.
Debemos esmerarnos porque la cortesía reciba el estímulo para que se fortalezca a partir de la reactivación de los valores que la acompañan.
En ese propósito de hacer que la cortesía no se vaya, no desaparezca o no quede como curioso remanente de una Mérida de fotografía, se han anotado instituciones como el Grupo de Investigación Sobre el Espacio Público (Gisep), adscrito a la Facultad de Arquitectura y Diseño de la ULA, y desde el cual se ha construido, con el concurso de una gran cantidad de colaboradores, una estrategia sencilla pero necesaria para tenderle la mano a la cortesía, con el ánimo de que tome impulso como aspecto característico de Mérida.
Bajo el lema de “Bienvenida la cortesía”, en los próximos días en la ciudad se verán los gestos de aquellos que no desean que la cortesía se nos vaya.
Con un gracias, una sonrisa, un favor, una atención, la estaremos convenciendo para que siga habitando entre nosotros.


Trolebús: a paso lento pero llegamos




Recuerdo que cuando se iniciaron los trabajos del trolebús, en su etapa de la avenida Andrés Bello, aún este servidor trabajaba en el diario Frontera, periódico ubicado en Ejido, y ya que yo vivo cerca del centro de Mérida, el hecho de trasladarme hasta el trabajo me daba la oportunidad de monitorear casi a diario el avance de la obra. Hablo del año 2003, hace 11 años.
Habían muchos supuestos que en aquel entonces animaban (y aún hoy justifican) una obra de la magnitud del trole.
Por ejemplo, se afirmaba, en base a datos técnicos e incluso a experiencias previas de transporte en otras ciudades, que el trolebús, en tanto sistema, mejoraría la oferta del transporte para los habitantes de la zona metropolitana, hoy habitada por casi medio millón de personas.
¿Específicamente que quería decir lo anterior, en torno a las mejoras? … Bueno, que habría más unidades, que tales autobuses serían más modernos, más cómodos, más seguros. Que bajaría la contaminación ambiental ya que las unidades no generarían gases contaminantes, no emitirían ruido debido a que esos autobuses funcionan con electricidad, lo que reduciría o incluso eliminaría cualquiera de los efectos dañinos clásicos en buses de tecnología tradicional.
Todo lo anterior se ha cumplido y quien tenga dudas sólo tendría que hablar con los usuarios frecuentes del trole.
Pero otros supuestos aún no se han cumplido, básicamente porque este sistema de transporte masivo de la ciudad de Mérida sigue su lenta, tal vez lentísima, construcción, casi rivalizando en demoras y atrasos como los que vemos en el Sistema Teleférico, otra de las grandes obras que se construyen en suelo merideño a ritmo de somnolencia.
Y es que, como hemos afirmado en otros escritos previos sobre el trolebús, para que este servicio pueda apreciarse en toda su integridad y presuntos beneficios, tiene que mostrase como sistema, esto quiere decir a partir de una serie de rutas definidas que crean un circuito alimentado de manera constante y regular, al que se unen e integran de forma armónica el resto de la dinámica de transporte y en el que la transitabilidad y movilidad de toda la ciudad está construida y definida en función de apoyar al sistema.
Por ahora, lo que vemos del trolebús es parte de una sola línea. En este caso se trata de la Línea 1, que  lleva culminada dos etapas y de la que hace unos días se anunció una nueva etapa, la que podríamos definir como la tercera y última. En el proyecto inicial la Línea 1 seguía desde el sector Paseo de La Feria hasta La Hechicera, pero en el nuevo enfoque esa parte desde el centro hasta La Hechicera se denomina Línea 2.
En fin, no hay sistema al cual calificar, hay un pedazo, una porción, una parte de ese sistema, lo cual deja al trolebús en un estado de expectación general, ya que los que critican esta propuesta de transporte se basan en los precarios beneficios generales que el trole ha traído para la zona metropolitana en materia no sólo de transporte sino también de ordenación urbana.

En lo personal no soy opositor del trolebús, sino más bien un ciudadano entusiasta de los favores prometidos por el trole. Ahora que comenzó la parte final de la línea 1, vamos a darle al trole el beneficio de la duda y dejemos que al menos esté lista la primera de sus líneas, eso sí, con la crítica amarga de que tales anuncios de finalización de la primera línea llegan 13 años después que los trabajos se iniciarán un 6 de marzo del año 2001.


Carros bajo amenaza




Un comentario rapidísimo: me sorprende el nivel al que están llegando los robos en la ciudad de Mérida. La falta de repuestos y partes para vehículos han convertido las calles en una zona de alto riesgo para los carros que se dejan estacionados. Las baterías son de los objetos más preciados (pueden llegar a venderse hasta por 7 mil bolívares, válgame Dios). La Policía debe estar atenta y los dueños de los carros aún más aunque, déjenme decirles, no hay muchos lugares seguros ya que los estacionamientos tanto de los centros comerciales como los de aparcamiento en el centro, parecen ocuparse sólo del cobro en taquilla más que de estar atentos a los sospechosos movimientos de los extraños junto a los vehículos.
Para los delincuentes este asunto de los robos es tarea sencilla. En el siguiente video se demuestra que tan fácil puede ser abrir una puerta a ciertos modelos de vehículos.


martes, 6 de mayo de 2014

Más soldados para la cultura ciudadana



Seré  breve. Leí un interesante artículo en el blog  COMO EN BOTICA, del estimado  profesor Humberto Ruiz,   quien como todos saben ha sido, entre otros cargos, Vicerrector Académico de la Universidad de Los Andes. En su escrito nos habla el profe Humberto de ciertos movimientos de tropas por los lados de  la Alcaldía de Libertador, más específicamente en   su Consejo Municipal.  No son tropas para la  guerra sino para ayudar a construir Cultura Ciudadana,  asunto  que,  a lo mejor, implicará no pocas batallas, muchas bajas y duros momentos.  Mérida es  el escenario y el destino de  esa intención. En su artículo Ruiz nos   cuenta de su incorporación como un comando más que se suma a ese propósito fundamental para hablar de verdadero sentido de ciudad. No digo  más.  Aquí está el escrito de Humberto Ruiz sobre Cultura  Ciudadana.

domingo, 4 de mayo de 2014

Patrimonio y protesta





Sé que cuando estalla la rabia de la sociedad, las solicitudes que apuntan a evitar el daño a los bienes públicos, a los servicios e incluso a la propiedad privada, son tomadas como necedades e incluso se llega a ver tal oposición en  contra de destruir el mobiliario urbano como una sospechosa petición, tal vez hecha por alguien opuesto al reclamo popular.
Pero algunos deben pasar el mal rato de ser los aguafiestas de la anarquía. Yo me cuento entre esos que no justifican que para solicitar un aumento de sueldo haya que quemar la empresa que te da el   trabajo. O que para pedir mejoras en el transporte no   se nos ocurra otra brillante idea que quemar un   autobús. O que para exigirle a Corpoelec mejor atención a la calidad del servicio eléctrico tengamos que tumbar unos postes del alumbrado.
Claro, a veces las solicitudes no son tan puntuales.  Cuando se pide, por ejemplo, un cambio en la actitud indolente de un gobierno poco eficiente como el que  tenemos, parece que cualquier cosa a la mano sirve para presionar. Y sin mucho que perder, algunos se lanzan a la destrucción sin sentido, tal como ocurrió por parte de algunos manifestantes poco enterados de que el daño que se le hace a la ciudad, en cualquiera de sus servicios o elementos urbanos, es un daño que tendrá que sufrir no la autoridad a la que se intenta denunciar o reclamar, sino otro semejante, otra persona, a cuya calidad de vida le habremos,  injustamente, restados puntos.
Lo planteado nos lleva al reciente escenario que vivió  Mérida en los meses de febrero, marzo y abril. El   reclamo  - justo en lo que a mí concierne -  tomó  caminos de una inédita violencia urbana, de la cual    fue víctima la infraestructura de servicios, la cual, es  evidente, no se recuperará de un día para  otro.
Semáforos, paradas, postes del alumbrado,   estaciones y unidades del sistema trolebús,  señalización, teléfonos, papeleras, árboles, alcantarillas, bocas de visita, aceras, transformadores  y otras estructuras del sistema eléctrico, busetas,  supermercados, tiendas de comida rápida, centros   comerciales, fueron, entre otras, las víctimas de una    ola de destrucción que, por lo que he percibido de  la opinión  de muchos ciudadanos, no era necesaria, ni tuvo efecto alguno sobre los cambios políticos   solicitados.  No hablo aquí de otras situaciones  - el  tipo  y  estilo de protesta  - para no desviar la  atención puntual sobre el daño al patrimonio de la   ciudad.
En definitiva, la protesta no tiene reparo en usar lo   que está a la mano para hacer que la petición ante  el   gobierno surta efecto: y si eso incluye los bienes   públicos, pues parece que la ecuación es simple o simplista: ¡a por ellos!
No obstante esa predica, no está demás insistir en    la necesidad de reclamar más pero con el menor daño a  lo que es de todos… ¿Es eso posible? Bueno, la  verdad no tengo la respuesta ahora, pero sí sé que la   creatividad de los venezolanos da para mucho, así que ojalá la próxima protesta sea encauzada en formas de acción de las que los demás no se sientan atacados, sin razón ni medida

¿Un alivio en las estadísticas?



En una interesante nota periodística elaborada la semana pasada por el colega periodista Jordin Morales - del portal de Noticias ¡Extra! – se informaba que durante el pasado mes de abril en el estado Mérida hubo 39 decesos atribuibles a distintas causas, entre las que sobresalen los accidentes viales, los homicidios, suicidios y otros hechos violentos.
Debo decir que en principio me sobresaltó esa cantidad ya que llegué a pensar que esas 39 fatalidades correspondían sólo a homicidios. Sin embargo, la precisión de la nota dejó en claro que en Mérida son más peligrosas las calles no tanto por la inseguridad que generan los antisociales sino por los conductores (de motos y carros)  que se desplazan  por nuestras calles y avenidas. En concreto, de los 39 decesos, 18, es decir casi la mitad, fueron por  accidentes viales.
Lo esperanzador -  si cabe el término - de la nota es que las cifras reflejadas apuntan a la baja, al menos para el caso merideño. En enero del 2012, por   ejemplo, 20 merideños fueron víctimas de homicidio.

Además en 2013 ocurrieron en Mérida 60 muertes, “lo que se traduce en una disminución del 53,8 por ciento de personas fallecidas en la entidad con relación al mismo mes del año 2014”,  según destacó en su nota el periodista Morales.
Por supuesto, aunque la situación en Mérida aún no alcancen cotas críticas, estos datos locales deben verse en el contexto nacional en el que el año pasado (2013) murieron casi 25 mil venezolanos, una cifra escandalosa e impresionante, aún en países en guerra. Datos sobre esa realidad nacional  pueden verse en esta nota de Infobae.