domingo, 19 de abril de 2015

Estación Barinitas: buen portal



Este fin de semana visité, con la familia, la Estación Barinitas del nuevo Sistema Teleférico de Mérida: Mukumbarí. Fue una grata experiencia.
Para empezar, debemos comentar que a esta primera Estación del Teleférico debemos entenderla y concebirla como parte de lo que pudiéramos llamar, para efectos espaciales, como el Complejo Las Heroínas, que incluye no sólo la primera estación, sino también a la Plaza de Las Heroínas, el área de artesanía, al Bulevar Amador y lo que será el nuevo corredor turístico de la calle 24.
Nos imaginamos todas estas áreas como un todo que debería guardar armonía, limpieza, mantenimiento, seguridad, iluminación. Por una razón fundamental: es el portal hacia la principal atracción turística de toda la zona occidental de Venezuela y, cuidado, tal vez de todo el país. Todo esto siempre y cuando las autoridades no se dejen apabullar por los retrasos (reales e inducidos) y mantengan la convicción de que para Mérida es fundamental retomar la actividad de su teleférico.
Creemos, eso sí, que es momento para seguir sumando elementos que añadan mayor valor agregado a la experiencia de acercarse al sector de Las Heroínas, antes incluso de entrar a la Estación Barinitas.
Podemos anotar sólo 2 sugerencias: contribuir con el rescate de la fachada y entorno del Seminario San Buenaventura de Mérida (unos de los edificios más importantes de la ciudad por su área de construcción, su aportes arquitectónicos y su historia) y, como segundo elemento de contexto, recuperar el paso vial entre Las Heroínas y la estación del Trolcable, convirtiendo la vía frente al Seminario en un conector vial que integre elementos peatonales de gran significado. Si estas ideas ya están en mente de la gente del Mukumbarí, pues ojalá las lleven a efecto.
Conversé con varios visitantes de la Estación Barinitas y puedo decir que la opinión generalizada de todos es que las instalaciones son muy hermosas, desde el punto de vista espacial y de una escala que se coloca a la altura del sistema al que da introducción.
El personal fue muy amable, cordial, bien presentado y educado.
Realmente reconforta que Mérida tenga la posibilidad de contar con espacios como Barinitas.
Incluso algunos turistas extranjeros igualmente reconocían el valor de lo que tenían en frente.
Pero, como decíamos en una nota anterior (siempre en el mejor tono crítico), esta Estación debe representar un reto y un estímulo para las autoridades nacionales, regionales y las que tienen la administración del Teleférico Mukumbarí: el reto de terminar la obra no sólo en tiempo prudencial sino con la calidad de los espacios y los acabados que muestra Barinitas.
Ciertamente no es una tarea imposible pero sí una forma de ratificar que, en medio de tantas situaciones negativas, existen espacios para creer que es posible hacer las cosas bien.


Más de 30 mil veces se han asomado a MI CIUDAD




Bueno, si fuese una empresa grande como Google, tal vez le hubiese obsequiado un carro al visitante número 30 mil de este blog: MI CIUDAD. Pero por ahora creo que tanto para ese visitante 30 mil como para cada uno de aquellos que han construido esa cifra, es suficiente hacerles llegar mis mejores agradecimientos.

Claro: en estos tiempos de múltiples opciones de asomo a Internet (o sea, al mundo) 30 mil tal vez no sea un número sorprende. Pero ni somos el joven Bieber ni tenemos las pretensiones de las redes sociales de la Gaga. Por lo tanto, 30 mil es una cifra que representa para nosotros seres humanos, gente de carne y hueso que, en medio de miles de posibilidades, se dan un rato para conocer a Mérida, Mi Ciudad. Otra vez: Gracias !


domingo, 12 de abril de 2015

¡Qué viene la lluvia!





Ante todo partamos de lo más básico: ¿Qué  es la lluvia? La definición más elemental nos indica que la lluvia es un fenómeno atmosférico. Lo de atmosférico es porque se produce allá arriba, en la atmósfera, esa capa de gas que rodea nuestro planeta.
Ahora bien, la lluvia es un fenómeno atmosférico de tipo acuático y  aunque parezca una necedad decir que es acuático (relativo al agua) la precisión es absolutamente necesaria ya que en vez de gotas podemos tener copos de nieve o incluso granizo.
Lo que sí es cierto es que en todos los casos es una   precipitación  -  caída -   de agua en forma de gotas. Estas gotas han sido medidas para tener el honroso   título de gotas de lluvia: deben tener un diámetro mínimo de 0,5 mm. Con este tamaño caen a la tierra por la gravedad a una velocidad superior a los 3 metros por cada segundo, es decir unos respetables 33 kilómetros por hora, más o menos.
Por cierto, se sabe de unas  gotas (o gotas gigantes, o mega gotas) que llegaron a medir un centímetro, o sea 20 veces el tamaño de una gota promedio. Pero lo normal es que con sus  0,5 mm tengan el peso suficiente para precipitarse a tierra. Lo demás es lluviosa obesidad.
Estas  gotas aparecen por la condensación del vapor de agua contenido en las nubes.
La lluvia es fundamental para la vida. Un año sin   lluvia en el planeta y la hambruna acabaría con   buena parte del planeta. Dos años sin una gota de lluvia,  ni hablar de lo que pasaría.
Pero  pese a su importancia fundamental  para la vida, la lluvia por lo general suele ser polémica. A los  poetas, románticos y melancólicos les suele agradar. Los niños por lo general gozan un mundo corriendo bajo la lluvia.
Otros, sin embargo, la odian. Incluso cuando llueven  dicen que hay “mal tiempo”.

Parece que lo que más enfada es la cantidad y la duración, cuando ambas son excesivas para el gusto de la mayoría. Una lluvia muy fuerte o una muy prolongada, aunque sea suave,  suelen disgustar a muchos. Algo así como “bueno es el cilantro pero no tanto”.

¿Y cómo medirla para saber si es mucha? La cantidad de lluvia que cae en un lugar se mide con unos aparatos llamados pluviómetros. La medición se expresa en milímetros de agua y equivale al agua que se acumularía en una superficie horizontal e impermeable de 1 metro cuadrado durante el tiempo que dure la precipitación. Un litro caído en un metro cuadrado alcanzaría una altura de 1 milímetro.  Si un   pluviómetro recoge más de 30mm en una hora o   incluso si supera los 60 mm (es decir 60 litros de agua  por metro cuadrado) estamos en presencia de una lluvia muy fuerte o torrencial. Como dijo alguien en una  película: “Houston, tenemos un  problema”. 

Es decir, sí  estamos en el lugar equivocado en el momento menos recomendable, como por ejemplo el cauce de un río, en  las  riveras  de  una  torrentosa quebrada o en    una zona propensa a las inundaciones, entonces cada gota de lluvia nos puede saber amarga.

En Mérida, ya abril muestra de que estará hecho. Las lluvias han empezado a exhibir su presencia necesaria para la vida pero, en medio de una ciudad y una sociedad que sabe que la lluvia llegará pero a la cual nunca espera como es debido, las consecuencias negativas no se harán esperar.


Basura en los drenajes, alcantarillas repletas de desechos e improvisaciones, empiezan a ser la nota recurrente. Y apenas comienza. Muy tarde para llamar a San Isidro.

La buena pinta del Teleférico



Un grupo de niños ingresan a la Estación Barinitas, en la apertura al público de los espacios, con fines de información y adaptación. / Foto: Cortesía Prensa Mukumbarí


Debemos reconocerlo: el Teleférico de Mérida (Mukumbarí), al menos en lo que va de primera estación (Barinitas) muestra un porte envidiable, una especie de espacio de primer mundo. Con aires de aeropuerto de algunos de esos países árabes en donde el petróleo se ha convertido en fantasías arquitectónicas. A nuestra escala, claro está.

Lo que queremos decir es que luce bien este primer contacto del Teleférico con la gente, sus futuros usuarios.

Si bien los que están al frente del proyecto han prometido no una sino varias veces que la obra está avanzada, lista, casi para su entrega, pasan los meses, pasan los años y a estas alturas sólo tenemos una bonita estampa de la Estación Barinitas pero que, como ocurre en este tipo de obras tan esperada, lo que hace es abrir más el apetito por lo que vendrá.

Ya sabemos que la gente lo que sueña y desea es subir hasta lo más alto para a gozar de la fortuna de ver caer nieve en pleno trópico. Con este hermoso plato de entrada (que es la primera estación) el gobierno debe entender que la gente quiere llegar al plato principal y si queda espacio, hasta el postre.