lunes, 12 de enero de 2015

Rumores de enero



Por dos razones, no me agrada escribir sobre temas vinculados a la política: los argumentos, en estos terrenos, pueden estirarse como chicles hasta abarcar cualquier propuesta, por descabellada que esta sea, y, por otro lado, porque considero que en los tiempos que corren, más allá de este servidor, hay mejores mentes, con más amplitud de criterios y mayor base de análisis,  para aportar algunas reflexiones en el ámbito de las consideraciones políticas.
Pero me motiva, en este momento concreto, la llegada de un mes de enero donde soplan, con la misma intensidad que los vientos vespertinos, los rumores, supuestos y escenarios en los que, una vez más, se asoman salidas violentas a la crisis de abastecimiento que estamos sufriendo los venezolanos y que, en lo que a mí respecta, sólo es posible superar con un decidido plan de inversiones que alienten la productividad en todos los órdenes de la economía. Eso pasa por desarmar el modelo importador (que parece sostenerse sobre un robusto andamiaje de corruptelas) por otro en el que la inversión privada y la pública apunten hacia lo que parece hoy en día una utopía: autoabastecernos de los productos básicos.
En estos primeros días de enero surgen las voces que alientan el tránsito por caminos por los que ya los venezolanos hemos deambulado y de los que hemos regresado con las manos vacías y el corazón y el alma llenos de cicatrices.
En un artículo que amablemente me hizo llegar el profesor Fortunato González, éste intenta desalentar las iniciativas de aquellos que ven en un uniforme militar la salida a la crisis que nos golpea cotidianamente. Aprovecho para remarcar que si bien, como apunté, esta crisis tiene como expresión máxima la imposibilidad de asegurarnos el sustento regular mediante el acceso a bienes básicos, su radio de acción es decididamente más amplio, abracando no sólo la economía, sino generando distorsiones sociales como una mayor criminalidad y violencia, un desestimulo social a partir de la pérdida progresiva de la iniciativa y, cosa terrible, un terreno regado y preparado para el surgimiento de mafias, corrupción, mercados negros y todo un inframundo en el que el propio Estado y el gobierno de turno, toman partido.
Volviendo sobre el artículo de González (quien además de ex alcalde es el director del Cieprol-ULA) me sumo a sus consideraciones sobre las alternativas que un demócrata debe aupar, aún en los peores escenarios. En este caso, la vía electoral es, aunque suene estrafalario en un contexto institucional en contra, el camino que debe marcar las apuestas por salir de la situación que nos afecta.
La organización social, la protesta pacífica, el abordaje de los espacios públicos con propuestas claras, viables y coherentes, los debates, la conquista “del otro pensar político” a partir de la evidencia y exposición de lo que no está bien y de lo que debe mejorar y, finalmente, la nitidez de los caminos para llegar a ser mejores, deben ser los escenarios que ocupen el tiempo de aquellos que no estamos conformes con lo que se ve en las calles.

El rumor como elemento de inquietud y zozobra, las propuestas de violencia y, aún peor, el ir tras los pasos de botas militares con circunstanciales afinidades políticas, no son, en lo personal, invitaciones creíbles. Sin embargo, cada quien es libre de apoyar los cambios que mejor crea y tomar las sendas que considere históricamente convenientes. En cualquier caso, entre todos debemos asumir la responsabilidad de construir un mejor país o, en su defecto, lamentárnos una vez más de los errores cometidos.

Bien pero…. ¡Apúrense!



Tromerca anunció que esta semana se inician, con mayor intensidad, los trabajos para habilitar la nueva ruta del Trolebús entre el Mercado Periférico y el centro de la ciudad, específicamente hasta la estación multimodal de Los Conquistadores, en el Paseo de La Feria.

Considero que los merideños debemos prestar toda la colaboración posible para que tales trabajos transcurran con la mayor armonía posible, asunto muy complejo tomando en cuenta que tales intervenciones se harán sobre la única avenida amplia de descarga directa en el centro (es decir la Don Tulio).


Es fácil suponer que habrá cualquier situación de caos, colas, ruido, tardanzas, apuros, accidentes y esa mezcla de tensión propia de los espacios martirizados por tanto carro junto. Pero dos cosas son necesarias para no sucumbir mientras la obra, necesaria, se termina: sentido ciudadano llevado a un mayor nivel y, aún más importante, el compromiso de Tromerca y los entes responsables de la obra en ejecutar los trabajos dentro de los lapsos que deben ser discutidos y conocidos por todos. Apurarse debe ser una prioridad.

El aeropuerto no es un lujo




Una vez más – deberíamos decir que por enésima ocasión - se anuncia la reapertura de los vuelos comerciales desde el Aeropuerto Alberto Carnevali, de la ciudad de Mérida. La información produce sentimientos encontrados en los merideños que consideramos necesarias las operaciones de líneas comerciales desde la terminal merideña. Por un lado es una noticia que se celebra pero por otra parte el anuncio deja la puerta abierta a un nuevo desencanto. Nos sentimos, pues, como pasajeros en una lista de espera en un vuelo saturado.
Paso, primero, a reproducir completa la nota que tomamos de la página Actualidad y Gente, donde fue publicada el 9 de diciembre, es decir, hace una semana. El título fe de la información era “El 22 de diciembre Avior y Convisa reactivan vuelos en el Alberto Carnevali” y su texto decía así:
“El gerente del Servicio Autónomo de Puertos y Aeropuertos del estado Mérida (Sapam), Capitán Alonso Moreno, anunció que para el próximo 22 de diciembre las empresas Avior y Conviasa comenzarán a funcionar nuevamente en el aeropuerto Alberto Carnevali ubicado en el municipio Libertador.

Avior estaba certificando seis pilotos en Holanda, regresaron la semana pasada y el 22 de diciembre comenzarán los vuelos comerciales, dijo Moreno
Asimismo, explicó que en enero de 2015 una línea área nacional –que no especificó – activará tres vuelos diarios Mérida - Maiquetía y en febrero la ruta Mérida –Porlamar.
Las declaraciones las ofreció el funcionario en una misa de acción de acción de gracias que se llevó a cabo en el aeropuerto Alberto Carnevali para dar la bienvenida a la época decembrina”. Hasta aquí la noticia.
¿Será cierta está información o no pasará de un nuevo anuncio dicho sin mayor base en la realidad?
Sobre la validez de la información podemos tomar la fuente, en este caso el gerente de Sapam, quien es un vocero oficial y altamente confiable como fuente. Igualmente sabemos que la pista y varias de las áreas del aeropuerto han sido mejoradas y presentan un estado óptimo para las actividades comerciales y, como punto adicional, estamos en un mes de enorme demanda de asientos en las aeronaves.
Como elementos que nos ponen a dudar está el hecho de que ya se han dados anuncios previos sin que se llegue a escuchar el sonido de los motores rugiendo en la pequeña terminal local. Además una nota de Conviasa, publicada en la página Noticias 24, informa que el anuncio de reapertura es cierto pero se deja entrever que las operaciones se iniciarán “a inicios del próximo mes”. Dado que la información se ofreció el 8 de diciembre, parece quedar claro que ese “inicios del próximo mes” se refiere a enero de 2015.
También parece poco confiable el hecho de que el anuncio de Sapam haya sido un asunto derivado, en una misa navideña y no en una actividad específica para ofrecer una información por lo demás importante para el turismo y el comercio local.

En fin: para Mérida el reinicio de actividades comerciales de su aeropuerto se justifican por varias razones objetivas, como un mayor impulso al turismo, el acompañamiento efectivo de servicios al turismo a partir de la reapertura del teleférico, las condiciones de tránsito que prevalecen entre Mérida y El Vigía (inciertas en muchas ocasiones) y porque, en definitiva, por seguridad, conectividad y uso de recursos, no se justifica el uso parcial de una instalación a la que se le puede sacar mejor provecho colectivo. ¿Volaremos? Ojalá que sí, sería un bonito regalo de Navidad para la ciudad.

El año que construimos juntos


Es falso que este año 2015 vaya a ser peor que el 2014. O mejor dicho: no necesariamente esa sentencia es una verdad inamovible.

Ocurre que el 2015 será lo que queramos que sea, en función de nuestros deseos pero, sobre todo, de nuestras acciones.

Nuestros deseos – aún los de aquellas personas entregadas al pesimismo – suelen girar hacia un 2015 donde se comience a observar que la violencia, la criminalidad, baja en sus macabras estadísticas. Deseamos que sea un año donde la salud sea un bien accesible para la mayoría.

Queremos un 2015 con empleos seguros, sostenibles y justamente remunerados, donde la inflación sea controlada y donde no haya aumentos a cada rato de sueldos, sino una economía estable. 

Un 2015 sin colas por doquier, con  servicios públicos óptimos y tolerancia, respeto y armonía entre todos los habitantes, indistintamente su pensar político.


El 2015 será mejor que el 2014 sólo si lo deseamos y lo actuamos colectivamente. No hay varitas mágicas, ni llaves secretas. Sólo trabajo. Por eso: ¡Feliz 2015!