Los especialistas habían dicho que La Niña se calmaría. Que su llanto infantil, desparramado como aguaceros, cesaría para junio. Pero la Niña, niña al fin y al cabo, es rebelde, y no parece estar dispuestas a dar sus pataletas con derrumbes, inundaciones y crecidas incluidas. No sé: creo que los que vieron a La Niña pensaron que era de dos palmaditas y a la cama. Pues, no. Sigue despierta hasta tarde.
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