Parece que vienen días duros y difíciles.
Días en los que se nos pedirá estar de uno u otro lado. Del lado de quien tiene
la razón. ¿Quién realmente la tiene? Es asunto de cada uno decidirlo. Días en
los que sería importante no sacar conclusiones de buenas a primeras, a partir
de impulsos basados en supuesto.
Lo que quiero explicar ya lo hizo, de forma
serena y clara, Don Miguel Ruiz en su libro Los Cuatro Acuerdos. Uno de esos
acuerdos, el tercero, es contundente: No
hagas suposiciones. Se dice rápido pero para todo ser humano eso entraña un
esfuerzo monumental. Y más para los venezolanos, encrispados como estamos en un
país con la piel sensible.
A partir de aquí, un reproducción parcial
de las reflexiones de Don Miguel Ruiz sobre la humana manía de suponer:
“El funcionamiento de la mente humana es
muy interesante. Necesitamos justificarlo, explicarlo y comprenderlo todo para
sentirnos seguros. Tenemos millones de preguntas que precisan respuesta porque hay
muchas cosas que la mente racional es incapaz de explicar. No importa si la
respuesta es correcta o no; por sí sola, bastará para que nos sintamos seguros.
Esta es la razón por la cual hacemos suposiciones.
Si los demás nos dicen algo, hacemos
suposiciones, y si no nos dicen nada, también las hacemos para satisfacer
nuestra necesidad de saber y reemplazar la necesidad de comunicarnos. Incluso
si oímos algo y no lo entendemos, hacemos suposiciones sobre lo que significa,
y después, creemos en ellas. Hacemos todo
tipo de suposiciones porque no tenemos el
valor de preguntar.
La mayoría de las veces, hacemos nuestras
suposiciones con gran rapidez y de una manera inconsciente, porque hemos establecido
acuerdos para comunicarnos de esta forma. Hemos acordado que hacer preguntas es peligroso, y que la
gente que nos ama debería saber qué queremos o cómo nos sentimos.
Cuando creemos algo, suponemos que tenemos
razón hasta el punto de llegar a destruir nuestras relaciones
para defender nuestra posición.
Suponemos que todo el mundo ve la vida del
mismo modo que nosotros. Suponemos que los demás piensan, sienten, juzgan y maltratan como
nosotros lo hacemos. Esta es la mayor suposición que podemos hacer, y es la razón por la cual nos da
miedo ser nosotros mismos ante los demás, porque creemos que nos juzgarán, nos
convertirán en sus víctimas, nos maltratarán y nos culparán como nosotros
mismos hacemos.
De modo que, incluso antes de que los demás
tengan la oportunidad de rechazarnos, nosotros ya nos hemos rechazado a
nosotros mismos. Así es como funciona la mente humana.
También hacemos suposiciones sobre nosotros
mismos, y esto crea muchos conflictos internos. Por ejemplo, supones que eres
capaz de hacer algo, y después descubres que no lo eres. Te sobrestimas o te subestimas
a ti mismo porque no te has tomado el tiempo necesario para hacerte preguntas y
contestártelas.
Tal vez necesites más datos sobre una
situación en particular. O quizá necesites dejar de mentirte a ti mismo sobre lo que verdaderamente quieres.
Imagínate tan sólo el día en que dejes de
suponer cosas de tu pareja, y a la larga, de cualquier otra persona de tu vida. Tu manera de
comunicarte cambiará completamente y tus relaciones ya no sufrirán más a causa
de conflictos creados por suposiciones equivocadas.
La manera de evitar las suposiciones es
preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras. Si no comprendes
alguna, ten el valor de preguntar hasta clarificarlo todo lo posible, e incluso
entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular. Una
vez escuches la respuesta, no tendrás que hacer suposiciones porque sabrás la
verdad.
Asimismo, encuentra tu voz para preguntar
lo que quieres. Todo el mundo tiene derecho a contestarte «sí» o «no», pero tú siempre tendrás
derecho a preguntar. Del mismo modo, todo el mundo tiene derecho a preguntarte
y tú tienes derecho a contestar «sí» o «no».
Si no entiendes algo, en lugar de hacer una
suposición, es mejor que preguntes y que seas claro. El día que dejes de hacer
suposiciones, te comunicarás con habilidad y claridad, libre de veneno
emocional. Cuando ya no hagas suposiciones, tus palabras se volverán
impecables.
Con una comunicación clara, todas tus
relaciones cambiarán, no sólo la que tienes con tu pareja, sino también todas
las demás. No será necesario que hagas suposiciones porque todo se volverá muy
claro. Esto es lo que yo quiero, y esto es lo que tú quieres. Si nos
comunicamos de esta manera, nuestras palabras se volverán impecables. Si todos
los seres humanos fuésemos capaces de comunicarnos de esta manera, con la impecabilidad
de nuestras palabras, no habría guerras, ni violencia ni disputas. Sólo con que
fuésemos capaces de tener una comunicación buena y clara, todos nuestros
problemas se resolverían.”
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