Formando ciudadanía
Es pertinente recordar que el presente trabajo forma parte de una serie de artículos elaborados por el Grupo de Investigación sobre el Espacio Público (Gisep) de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes, en el marco del Proyecto “Revalorización de la identidad del merideño a partir de su cultura, espacios y vida ciudadana” que emprende en conjunto con la Empresa Venezolana de Teleféricos C.A. (Ventel), a propósito de las actividades culturales a realizar durante la conmemoración de la Semana Mayor 2014. El objetivo de dicha iniciativa busca contribuir a la formación de ciudadanía a través del enriquecimiento de la vida urbana de la ciudad de Mérida, mediante el desarrollo de actividades culturales y turísticas en sus espacios públicos
Entregar la vida para una causa noble. Eso
fue lo que Jesucristo hizo por la humanidad en un gesto absoluto de desprendimiento basado en
el perdón. Desde ese episodio, que se recuerda
en la ritualidad de cada Viernes Santo, el Padre Cándido Contreras, uno de los
más destacados guías espirituales
merideños, se refiere a la conveniencia de usar la inspiración de la vida,
pasión, muerte y resurrección de Cristo para buscar el bien común por encima
del individual.
Vamos
a estar claros: la misión no es nada fácil…
No es acercarse al otro (cosa ya de por sí cuesta arriba si tomamos en cuenta
que el individualismo nos ha marchitado también la humanidad) sino acercarse al
“otro diferente”.
El
Padre Cándido Contreras, quien se desempeña en una de las comunidades que él
considera “más bonitas” de
Mérida, en este caso la parroquia Santiago Apóstol de La Punta, estima que de eso va la obra, el gesto concreto, de darle paso al perdón: llegar al otro,
pero no al amigo o a aquel que
nos acompaña a la parranda, sino a ese “otro
diferente”, al que piensa distinto. Esa es una de las misiones, una que guarda
gran valor.
Y vaya
que en Venezuela, y en Mérida de forma especial, tenemos el escenario ideal
para hacer del perdón un mecanismo de convivencia. Además, allí se asoma la Semana
Santa, tiempo en el que si bien son comunes las
actividades mundanas relacionadas con el ocio y el disfrute de unos días de descanso, no es
menos cierto que ese puñado de días se nos presenta como una inmejorable
ocasión de practicar la introspección, la reflexión, que nos impulse a evaluar la catadura de la
que estamos hechos en el sentido de la ciudadanía.
El para qué de la Semana Santa
Recuerda
el Padre Cándido que el tiempo religioso de la Semana Santa es “para
reflexionar sobre los últimos momentos de Cristo en la Tierra”. Explica que la Semana Santa significa adentrarse en valores
como la solidaridad, el compartir….
“Entregar la vida por una causa noble partiendo de la experiencia de Cristo quien da la vida por
nosotros aún no siendo buenos con él”.
También
estima el párroco de la Parroquia Santiago de La Punta que los cristianos católicos “debemos renovar nuestros compromisos más
allá de la politiquería hacia la autentica política que significa buscar el
bien común por encima del bien individual”.
Gesto cristiano
Sobre
el valor de la Semana Santa, el Padre Cándido considera que
se debe analizar con detenimiento el conjunto de acontecimientos que
convergieron en la muerte de Jesús, una
muerte que para el sacerdote fue un asesinato urdido por el poder político, el
militar y el religioso de la época.
“Él
(Cristo) sabía con mucho dolor la jugada de muerte que le harían. Pero en vez
de agredir al otro, en vez de atacarlo, de dañarlo, aguanta y con su gesto
declara que sólo el perdón nos puede reconciliar”, comenta Contreras.
Estima
este guía espiritual que en este momento tan conflictivo para el
país “el lenguaje del perdón tiene, de alguna manera, que abrirse
espacios, sobre todo de quienes nos decimos cristianos católicos”.
Considera
además el Padre Cándido que responder al
mal con el mal no nos aporta nada
y, aún peor, sólo nos depara un mal mayor. “Ante la agresión del otro, responder con agresión, sea ésta
una piedra o una pistola, no nos lleva a
nada. O existe el diálogo y la capacidad de dialogar o no
construimos una nueva sociedad”, sentencia el Padre Cándido.
Que no hablen las armas
Una famosa cita
nos aclara que “Cuando hablan las armas es porque el ser humano ha perdido toda su esperanza”.
Por
ello, el Padre Cándido Contreras considera que
“ahora le estamos dando la
palabra no a la voz humana sino a la violencia, que no es un gesto humano”.
Ante
ese escenario de violencia, tras
violencia, estamos perdiendo la
capacidad humana de ver al
otro como un semejante, como un compañero de
camino. “Cuando se levanta un
arma o una piedra para imponer
mi punto de vista,
eso significa que no tengo la razón, no tengo la verdad ya que no soy capaz
de hablar con el otro porque eso implicaría exponerme a la verdad del otro. Gandhi decía que, por lo dicho,
la violencia es el lenguaje de quien no
tiene la razón”. /CNP: 8965 /AS