* Presentamos este trabajo colaborativo del destacado abogado José Gregorio Delgado, quien desde una perspectiva del beneficio ciudadano, análisis el escenario parlamentario venezolano luego del 6D. Se apoya en algunas consideraciones del Padre Arturo Sosa Sj, quien ya había reconocido, tras el evento electoral y sus implicaciones, el escenario tan particular que para los venezolanos y el país representa esta nueva Asamblea.
José Gregorio Delgado Herrera
Ciudadano y abogado
Mientras
el tiempo pasa, día a día nos damos cuenta de la importancia del 6D de 2016, un
evento electoral, comparable al 6D de 1998, con una diferencia sustancial,
mientras la reciente elección corresponde a la integración del órgano del Poder
Legislativo Nacional, representado por la Asamblea Nacional; la antigua
elección corresponde a la alternabilidad en el ejercicio del órgano del Poder
Ejecutivo Nacional, representado por la Presidencia de la República.
Ambos
procesos electorales tienen un mensaje implícito a partir de la voluntad
popular expresada mediante el ejercicio del derecho al voto, se impone la
necesidad de recuperar la política y la democracia en favor del pueblo, que
evoca la existencia de los ciudadanos organizados, ejercitando sus derechos
políticos.
Entre
tantos comentarios suscitados a raíz de los resultados del 6D de 2015, evento
electoral que resultó sorpresivo en sus resultados, tanto para el Gobierno como
para la Oposición, al considerar la mayoría calificada para los candidatos de
la MUD, y la minoría representada por los candidatos del PSUV, se destaca uno
que hace referencia al fin de la Democracia representativa.
Sin
embargo, no compartimos este criterio, pues la representación política por
excelencia, a raíz del ejercicio de la soberanía popular mediante el sufragio,
se da en la integración de los órganos del Estado, que corresponden a dos de
los poderes: El Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo.
Los
ciudadanos y sus organizaciones con fines políticos, ejercitan su mayor
esfuerzo electoral a los efectos de la integración de la Asamblea Nacional y la
designación del Presidente de la República. En los procesos electorales, el
pueblo expresa su interés en la política y la democracia, de allí que este 73%
de participación que se manifestó el pasado 6D es un mandato para el cambio,
orientado por una recuperación de la institucionalidad y el pleno respeto y
cumplimiento de la Constitución de 1999, un texto fundamental para el
desarrollo armónico de la democracia participativa con elementos
representativos, siguiendo las pautas constitucionales vigentes.
El
Estado de Ciudadanos se ha manifestado en acontecimientos electorales, 20 en 17
años, con resultados significativos para el establecimiento de las mayorías y
las minorías que coexisten en democracia, para el Gobierno se han expresado, en
números significativos, 18 triunfos electorales, mientras que la Oposición
obtiene 2 triunfos electorales de carácter nacional: el 2D de 2007, Referendo
Constitucional con el NO a la
Constitución socialista y el 6D de 2015, Elecciones Parlamentarias con el logro
de 112 Diputados de los 167 en disputa para la Asamblea Nacional.
En
parte el presente artículo se inspira en unas reflexiones compartidas por mi
amigo el P. Arturo Sosa Sj de visita en Venezuela en diciembre de 2015,
comentando los cambios que imponen los resultados electorales ya señalados, con
una prioridad: recuperar la política. Sosa lo expresa de la forma siguiente:
En este contexto, la prioridad es recuperar la
política como el modo de resolver los agudos conflictos, la polarización
ideológica y las heridas sociales existentes. Recuperar la política forma parte
del mensaje enviado por los electores. Se trata de profundizar la política para
fortalecer la ciudadanía y construir la legitimidad del sistema político.
Legitimidad republicana, como mínimo, y democrática para una buena parte de la
ciudadanía venezolana, incluyendo integrantes de las Fuerzas Armadas.
Recuperar la política significa la
re-institucionalización de lo público, es decir, que el Estado se organice y
rija de acuerdo a la Constitución y las Leyes vigentes. De este modo existiría
la autonomía de los poderes públicos el equilibrio entre ellos para garantizar
los intereses públicos por encima de los privados de un grupo político o
económico determinado.
Sin el fortalecimiento de la ciudadanía
y de la organización popular no es posible la recuperación de la política. La
crisis de legitimidad del Sistema de Partidos Políticos y Conciliación de
Élites y la imposibilidad del bolivarianismo para reconstruirla tienen como
causa fundamental la fragilidad de la ciudadanía en la población venezolana. La
cultura rentista profundizada por el chavismo en el poder complica esa tarea.
Sólo un pueblo de ciudadanos puede hacer política y vivir en democracia. La palabra
“pueblo” evoca la idea de ciudadanos organizados
Nuestra Venezuela
se enfrenta a la mayor crisis multidimensional en su historia republicana, y
uno de los escenarios para el debate ciudadano y político se encuentra en la
sede de la Asamblea Nacional, dado que allí se expresan los dos modelos
propuestos para el logro del desarrollo de nuestro país, situación que se
percibe como una salida importante de la crisis actual.
La integridad del pueblo de Venezuela se
ha visto fraccionada, en un irrespeto al texto constitucional aprobado y
ratificado mediante referendo, es una integridad sembrada en las vidas de
tantos hijos del Estado Vargas, el 15D de 1999 y en las voces del silencio y
del clamor de tantos hijos e hijas de la Patria, que se manifestaron el 6D de
2007 y 2015. Se nos ha inoculado una polarización para establecer una odiosa
diferencia, por el discurso político, que destaca la existencia de un “pueblo
revolucionario” y un “pueblo democrático”, rompiendo la solemnidad y la
institucionalidad presidencial y parlamentaria, olvidando una declaración del
pueblo de Venezuela: “Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a
ella están sometidos”. El pueblo soberano ha hablado, respetemos esa sabiduría
popular. La voz del pueblo ocupa un lugar privilegiado en la política y en la
democracia, de allí el pensamiento tan repetido en épocas electorales: “La voz
del Pueblo, es la voz de Dios”.
Volvamos a las palabras de Arturo Sosa,
aplicando la técnica de la resonancia de las palabras que iluminan el
discernimiento, podemos sacar la esencia del mensaje que se nos regala:
·
La prioridad es recuperar la política
como el modo de resolver los agudos conflictos, la polarización ideológica y
las heridas sociales existentes.
·
Recuperar la política forma parte del
mensaje enviado por los electores. Se trata de profundizar la política para
fortalecer la ciudadanía y construir la legitimidad del sistema político.
·
Legitimidad republicana, como mínimo, y
democrática para una buena parte de la ciudadanía venezolana.
·
Recuperar la política significa:
1.- La re-institucionalización de lo público, es decir,
que el Estado se organice y rija de acuerdo a la Constitución y las Leyes
vigentes.
2.- Existiría la autonomía de los poderes públicos el
equilibrio entre ellos.
3.- Garantizar los intereses públicos por encima de los
privados de un grupo político o económico determinado.
4.-
Sin el fortalecimiento de la ciudadanía y de la organización popular no es
posible la recuperación de la política.
5.- La cultura rentista profundizada por el chavismo en
el poder complica esa tarea. Sólo un pueblo de ciudadanos puede hacer política
y vivir en democracia.
LA
ASAMBLEA NACIONAL UN ESPACIO CIUDADANO, es una vieja aspiración que planteamos
en una oportunidad, cuando coincidimos con Arturo Sosa en la Universidad del
Táchira en el marco de un Foro, donde nos correspondió tratar la existencia de
los medios de participación en la función legislativa.
En el
contexto actual, retomamos esta idea para explicar que la representación
popular integral que se expresa en la AN se debe fortalecer en la medida en que
se re - institucionalizan los mecanismos de participación en el ejercicio de
las atribuciones que le corresponden al Parlamento Nacional.
Para
recuperar la integridad y la legitimidad del pueblo de ciudadanos, requisito
esencial de la democracia, el pueblo de Venezuela debe estar informado y
organizado, para el ejercicio de los medios de participación legislativos,
esencialmente políticos y propios de una democracia integral.
Lo
que proponemos es un esfuerzo colectivo para recuperar el espíritu y el
contenido de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, CRBV, en
el rescate y la práctica de los medios de participación, enunciados en el
Capítulo I del Título V, artículos 186 al 224 de la CRBV. Y desarrollados
política y democráticamente, sin parcialidades ideológicas en el texto de los
Reglamentos respectivos, para dar pleno cumplimiento a los principios,
criterios y medios participativos establecidos en la Constitución.
Desde
el ámbito de los Estados, respaldamos la conformación de las oficinas parlamentarias
regionales y la necesidad mantener las relaciones entre los parlamentarios y
sus electores, así como, la necesidad de divulgar las actividades desarrolladas
por los diputados y diputadas en el ejercicio de sus funciones de conformidad
con la Constitución y tomar decisiones en beneficio del pueblo.
En
este esfuerzo el pueblo venezolano en su conjunto, y los ciudadanos electores
de cada entidad federal, deberán establecer las formas, medios y procedimientos
de acompañamiento y relación con sus diputados y diputadas, verdaderos representantes
políticos en el Parlamento, y así lo deberá entender y establecer la Asamblea
Nacional cuando se disponga a:
“Organizar
y promover la participación ciudadana en los asuntos de su competencia”.
(Numeral 4° del artículo 187 CRBV)