Las imágenes mostradas se centran en ángulos que dan la impresión de obra acabada. La verdad es que el tercer tramo de la Línea 1 le faltan meses de trabajo.
Somos amigos del Trolebús porque lo
consideramos un servicio enormemente útil para los ciudadanos merideños. Del
Trolebús puede decirse cualquier cosa pero nadie puede negar el enorme impacto
urbano que ha tenido para la ciudad (con sus muchos pros y sus innegables
contras) y el gran servicio que diariamente le presta a decenas de miles de
personas, gente que viaja a sus puestos de trabajo o estudio, con puntualidad,
seguridad, comodidad y con gran economía.
Cuando decimos que el Trole ha tenido un
enorme impacto urbano, lo decimos por sus aportes al ornato, vialidad,
semaforización, modernización, mejoras en intersecciones, alumbrado, por sólo
nombrar algunos aspectos. Sin la presencia del Trole, la reconstrucción total
de la avenida Don Tulio Febres, por ejemplo, no hubiese sido posible en las
actuales circunstancias económicas de la ciudad y el país.
Es más: Mérida es tal vez una de las
ciudades venezolanas con mayor dinámica en cuanto a obras y esa cualidad positiva
como urbe la ha logrado en buena medida, por la presencia del Trolebús y sus
avances.
Reitero todo esto, porque son incontables
las columnas escritas en las que hemos abordado estos aspectos, y para que no
venga alguien a intentar señalarnos como enemigos del Trole o, como suelen
hacer los más osados, por una extensión políticamente ridícula, “enemigos de la
revolución” o cosas parecidas.
La puesta en servicio del llamado “tramo 3
de la línea 1” del Trolebús, entre la estación Mercado Periférico y la Calle
26, ha sido agradecida por muchos usuarios, no sólo porque el servicio llega al
emblemático centro de la ciudad, sino porque permite conectar la Línea 1 con la
3 (el Trolcable). Pero también esa forzada inauguración ha sido duramente
cuestionada por muchos sectores, quienes no entienden como una obra a la que
evidentemente le faltan la terminación de estaciones, vialidad (sentido canal
de bajada para el transporte), iluminación, cercados, entre otras obras
prioritarias, se puso en servicio.
No deja de ser sospechosa una inauguración
de este tipo en tiempos electorales. Una empresa como Tromerca debe evitar caer
en la tentación de arriesgar la reputación de un sistema que ha funcionado con
cierta eficiencia, sólo para complacer a algún alto funcionario político que
quiere quedar bien ante sus jefes más inmediatos, el Presidente incluido.
Ahora bien, hay maneras de solventar los
efectos de una errada decisión de inauguración forzosa. Una de ellas, tal vez
la más importante, es la de terminar lo que falta.
Y en ese sentido, al menos lo indicamos con
cierto alivio, hemos visto que, aunque inaugurado este tramo a la fuerza, las
obras no se han detenido.
Quisiéramos imaginar que antes de diciembre
la obra, plenamente terminada, pueda ser, esta vez sí con la seriedad que un
servicio de este tipo amerita, reinaugurada como Dios manda, en este caso sin
que queden vagando de un lado a otro, obreros, camiones, maquinaria y otras
evidencias de que las cosas aún están sin terminar.
Todo esto lo decimos con el mejor de los
ánimos. A quienes inauguraron este tramo del Trole a sabiendas de sus muchas
obras sin terminar, les preguntamos si aceptarían ir a un restaurante y que les
sirvieran el pollo totalmente crudo, la ensalada sin cocinar o el arroz duro
porque aún no había hervido lo suficiente. Bueno, más o menos eso fue lo que
hicieron con este tramo del Trole. Claro, el bus va y viene pero un sistema de
esta magnitud no es sólo un bus lleno de gente. Quien así piense, está
condenando al Trole a imitar al transporte convencional, sólo que rodando por
una vía que nos costó millones de dólares.
Un aspecto de los inconclusos trabajos en el canal de bajada de la avenida Don Tulio. / Foto: Eddson /www.skyscrapercity.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario