Además de exagerada, abrumadora,
impertinente, antiestética, destructiva y arbitraria, la forma como se expresan
las campañas electorales en Mérida es innecesaria.
Lo es porque a estas alturas del
siglo XXI existen soportes tecnológicos para hacer que la oferta electoral que
quiera expresar un candidato (a) determinado,
llegue a todos sin causar daño al patrimonio de la ciudad.
Partamos de una primera
aclaratoria: todo candidato o candidata que aspire a un cargo público necesita
informar a sus posibles electores sobre sus propuestas e ideas de gobierno. Eso
ocurre aquí y en cualquier lugar del planeta, culturalmente distinto al
nuestro.
Pero para evitar que la
intención informativa y propagandística de los aspirantes a cargos no termine en
abusos contra los espacios públicos, en algunos países se imponen normas
sencillas. Por ejemplo, resaltan dos aspectos de la propaganda callejera:
.- Qué sea proporcionada
.- Qué sea de fácil remoción (se
prohíben carteles que usan algún tipo de pegamento y el uso de aerosoles).
Curitiba, la famosa ciudad
ecológica de Brasil, es un ejemplo. En otras ciudades como muestra la imagen, se permite la propaganda pero esta va en
carteles que no se adhieren a paredes o postes ni a ninguna estructura.
Retirarlos es fácil.
En nuestro caso, los partidos y
sus candidatos optan por formas primitivas de anunciarse.
Sorprende que en la era del
Twitter, del Facebook, de Youtube, de los correos electrónicos, blogs, mensajes
de textos, televisión, radio, cine, prensa escrita, revistas, vallas de gran
formato, pantallas televisivas en esquinas, entre un sin fin de alternativas,
los partidos terminen con una lata de aerosol dañando de forma severa paredes
de escuelas, edificios históricos, hospitales, o la pared de nuestra propia
casa. Cuando no es la pintura, optan por carteles pegados de tal manera que
quitarlos requiere horas y esfuerzo, pintura y arreglos que alguien tiene que
pagar… Sí: usted paga por vía privada o
bien porque los fondos públicos se usan para limpiar “la gracia” del abuso
electorero.
La verdad es que en el caso de
Mérida esta práctica promocional (de brochas, aerosoles y carteles
impertinentes) está tan arraigada entre
nosotros que cuando se va a elegir a la Novia del Sol, o sea la reina de las
Ferias del Sol, las señoritas inundan la ciudad con igual furia destructiva que
los ya conocidos políticos. La única diferencia es que siempre será mejor ver a
una linda mujer sonriente que a un candidato haciendo su mejor esfuerzo por
agradarnos.
¿Es posible, entonces, lograr
que las campañas se desarrollen sin que tal episodio nos salga caro a los
merideños?.. Por supuesto que sí. Hace falta no sólo ampararse en la norma del
CNE sino aplicar en el caso municipal, vigilancia y sanción a quien pretenda
destruir la ciudad, para poder decirnos que con su gobierno “la ciudad estará
mejor”. Es un verdadero contrasentido.
Por eso, apoyamos en las redes
sociales los esfuerzos de personas y organizaciones que hacen esfuerzos por
criticar razonadamente esta desmesura propagandística. Esa manera de vender la
imagen y las propuestas está pasada de moda.
El siguiente video nos muestra que este problema de las campañas electorales abusivas no es sólo un mal merideño o venezolano. La llamada Ciudad Imperial, Cusco, en Perú - antigua capital del imperio Inca - pese a su valor histórico no se salva de las ganas de promoción de ciertos candidatos.
Adicionalmente, es bueno recordar que en Venezuela existe un Ley Orgánica de Procesos Electorales, que pese a su desconocimiento generalizado sigue vigente. Les sugiero la lectura de los artículos 75 y 76. Puede leer la Ley haciendo clic aquí.
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