Hace pocos días fui a la ciudad de El Vigía
y en el trayecto puede notar una situación que ahora me causa seria
preocupación. Se trata de los altos niveles de humo suspendido que en ciertos
momentos llenan algunos tramos de los túneles de la autopista Rafael Caldera.
Desconozco si existe algún estudio local
para saber cuáles son los parámetros aceptados de presencia de contaminantes en
nuestros túneles de carretera. Pero tanto humo a veces llega a dar la impresión
de que baja la visibilidad, lo cual es un indicio de que pudiera existir un
exceso de contaminantes.
Lo que si existe es un estudio del Centro
de Sustentabilidad de la Universidad Andrés Bello, de Chile, investigación que fue aplicada a algunos
túneles urbanos e interurbano de aquel país, y que detectó, textualmente “niveles
críticos de polución al interior de los túneles de las autopistas urbanas, lo
que puede generar serios problemas de salud a los usuarios”.
Esa investigación en los túneles chilenos se
efectuó en hora punta, entre 08:30 y 09:30 de la mañana, en los túneles San
Cristóbal y los de la Costanera Norte – de la ciudad de Santiago - , en los que
coinciden condiciones de mala ventilación, congestión y circulación de
vehículos pesados.
Si nos podemos a analizar el caso de los
túneles entre Mérida y El Vigía en ciertos momentos se conjugan la mala
ventilación y la circulación puntual de gandolas cuyos niveles de emisión de
humo son elevados (y posiblemente las emisiones de monóxido de carbono)
El monóxido de carbono también denominado
óxido de carbono (II), gas carbonoso y anhídrido carbonoso (los dos últimos
cada vez más en desuso) cuya fórmula química es CO, es un gas inodoro,
incoloro, inflamable y altamente tóxico.
En fin, vale la pena que las autoridades
tomen en cuenta este escenario para medir qué ocurre con la calidad del aire en
los túneles de las carreteras merideñas.
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