Llegaron los turistas. Son miles y tenemos
que admitir que por lo visto guardan aún el deseo de encontrar a Mérida más
bella cada día.
Pero para muchos el encuentro con la ciudad
suele ser desagradable si tomamos en cuenta las esquinas llenas de basura, las
paredes atestadas de publicidad (¡incluso hay mucha propaganda de las
elecciones presidenciales del 2012!) y las islas centrales de las avenidas
sirviendo de improvisados basureros.
Recientemente Omar Gutiérrez, director del
Ministerio del Ambiente en Mérida, informó
que el ente a su cargo, con recursos propios, “recoge diariamente 180
toneladas de basura, debido a que la Alcaldía de Libertador no ha cumplido, ni
está cumpliendo, con su responsabilidad de mantener la ciudad limpia”.
El tema es que ni la Alcaldía de
Libertador, con sus acciones de poco o ningún impacto público, ni el propio
Ministerio – con su plan alternativo –han logrado pasar de las buenas
intenciones a resultados observables no un día o dos, sino que se ratifiquen
con el paso de las semanas. Es decir: que la limpieza no sea cosa de un día, de
un operativo, sino que la higiene urbana sea una lucha que se gane todos los
días. Por ahora la basura va adelante en el marcador.
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