Nos
sumamos a aquellos quienes estiman que la reapertura del Teleférico de Mérida
“Mukumbarí” – prevista teóricamente para diciembre de este año 2014 -debe
servir para coordinar, en torno a ese acontecimiento, una serie de cambios
estructurales en el ámbito urbano de la ciudad de Mérida (e incluso de la
propia zona Metropolitana), cambios que vayan más allá del turismo y se alineen
con otras áreas de la vida merideña, tales como la movilidad (el transporte
público), el cuidado del ambiente, la promoción de la cultura ciudadana, el
desarrollo de las artes, el ornato público, la recolección de desechos, el
realce del patrimonio arquitectónico, nuevas políticas y estrategias de
seguridad, el reimpulso del comercio, entre otros aspectos de igual o mayor
interés para mejorar la calidad de vida.
Porque una
cosa sí debe quedar muy clara, en caso de que alguien aún no lo haya notado: la
creación, mantenimiento y explotación comercial de un atractivo o de una
atracción turística, tal es el caso del teleférico, debe guiarse por la
búsqueda o el mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad poseedora
de ese bien.
Dicho en
dos platos, lo primeros beneficiados por la presencia del teleférico deben ser
los merideños, con el respeto que se merecen los usuarios que en plan de
turistas y visitantes hagan uso de este sistema. Por supuesto que al decir
esto, no estamos despreciando aspectos como la calidad del servicio que se debe
brindar, la comodidad para los usuarios, el buen trato, la eficiencia, la
seguridad, la buena atención.
Todo esto
es prioritario, tomando en cuenta que mientras mejor sea el servicio que se
presta, mejor serán los resultados desde el punto de vista del ejercicio
comercial y, por ende, ha de suponerse la inversión en el mantenimiento del
propio atractivo y en el entorno que le da sustento, en este caso la ciudad de
Mérida.
Dado que
hemos hecho seguimiento a las últimas declaraciones que envuelven los trabajos
en torno al teleférico, consideramos que hay indicios muy positivos en torno a
la preocupación que han demostrado empresas como Ventel (Venezolana de
Teleféricos), la Gobernación del estado Mérida, Cormetur e incluso la propia
Alcaldía de Libertador.
¿Qué
indicios son esos? Para empezar los arreglos relacionados con las plazas
emblemáticas de la ciudad van en el sentido correcto. Las Heroínas, Milla,
Belén, Plaza Bolívar, El Llano, Glorias Patrias, La Isla, Beethoven, entre
otras, están anotadas en la lista de espacios que están recibiendo arreglos y
mejoras. Ojalá sea una política permanente y no coyuntural.
Por otro
lado están las obras viales anunciadas por el ejecutivo regional entre las que
resaltan, con mayor expectativa, el viaducto Juan Félix Sánchez, que estará
ubicado en la entrada norte de la ciudad de Mérida, en este caso por los lados
de la Vuelta de Lola.
Una nota de prensa emanada de la propia Gobernación,
en la que el Gobernador Alexis Ramírez funge como fuente, indicaba lo siguiente
sobre esta solución vial y su vinculación el Teleférico: “Este elevado –
explicaba el Gobernador - se ubicará desde el Hotel Mucubaji, en la parte norte
de la ciudad, sector Vuelta de Lola, hasta más abajo de las residencias La
Arboleda; cuenta con 700 metros de longitud y en sus alrededores se construirá
una pequeña plaza, con el nombre de Epifania Gil, la eterna compañera de Juan
Félix Sánchez.El Gobernador Ramírez precisó que este no es un nuevo proyecto, sino más bien una deuda que se tiene con los ciudadanos merideños. Además, estamos acondicionando la ciudad para recibir a los miles de turista, que traerá la futura apertura del Sistema Teleférico de Mérida, Mukumbarí”.
Claro, quedan muchos temas abiertos para el trabajo y la participación, como por ejemplo la seguridad y el mantenimiento del ornato. Pero parece que la ciudad tiene, en el Teleférico, la oportunidad de seguir avanzando en la eterna lucha por desarrollarse, crecer, mejorar.
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