Este fin
de semana fui con mi familia a visitar la siempre alegre plaza de Milla.
Algunos comerciantes de la zona me comentaron que luego de las nueve de la
noche el sector se ve afectado por la presencia de delincuentes quienes
aprovechan el paseo de turistas y citadinos, para cometer atracos, robar
vehículos o cometer toda suerte de tropelías contra los usuarios de ese espacio
público.
“Queremos
que, por lo menos, durante la temporada alta, la Policía del Estado Mérida se dedique
a realizar patrullajes en el sector, al menos entre las 9 de la noche y las 12,
mientras hayan personas en el lugar”, pidió uno de los comerciantes.
Y, la
verdad sea dicha, durante las tres horas que estuvimos en la plaza – el pasado
sábado observando la Superluna del 12 de julio – no vimos ni un solo policía, nisiquiera comiendo cotufas y comiéndose un helado.
Allí queda eso.
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