A finales del 2016 el estado Mérida alcanzará la emblemática cifra de un millón de habitantes
A los que nos apasiona el tema demográfico,
nos parece siempre que los números tienen gran significado simbólico y pueden
ser el pretexto para animar políticas, obras o discusiones públicas
importantes.
En ese sentido, recuerdo una campaña que
desplegó en su momento el gobierno del estado Zulia y que aparecía reflejada
–entre otros medios – en grandes vallas en las principales carreteras del
vecino estado occidental. Una frase que recuerdo, por acentuar ese valor
simbólico y servir de fórmula regionalista y de poder, era una que rezaba:
“Somos 3 millones”. De eso hace ya varios años.
En el caso merideño, la página del
Instituto Nacional de Estadística (INE) en su sección de proyecciones de la
población, muestra las cifras estimadas para el estado Mérida, en lo que al año
2016 se refiere.
Según esas estimaciones o proyecciones, el
estado Mérida en algún momento del último trimestre del año 2016, alcanzará la
simbólica cifra de un millón de habitantes. ¡Eso es muy importante!
El hecho de que el merideño un millón nazca
de aquí a un año, debería ser motivo (aquí sólo dejamos la idea a ver si alguna
autoridad la hace suya y la pone en práctica) para iniciar una serie de
acciones de cara a emprender, por ejemplo, obras para la niñez, la infancia.
Tener un millón de habitantes implica para
el estado Mérida, reconocerse como una entidad en crecimiento, dinámica, pero
entraña también una respuesta oficial para una población en aumento.
Nos parece que, por ejemplo, la educación,
vale decir la infraestructura escolar, debería tener un impulso en obras.
La mitad de ese millón de habitantes estará
viviendo en la llamada zona metropolitana de Mérida, esto es en los municipios
Libertador, Campo Elías, Sucre y Santos Marquina. Los cuatro municipios sumarán
cerca de 500 mil habitantes (492.238 según las proyecciones INE). Entre los
cuatro municipios, Libertador con 280.511 habitantes seguirá siendo el líder en
cantidad poblacional aunque Alberto Adriani (El Vigía) y Campo Elías seguirán
su trepidante crecimiento.
El primer millón de habitantes debería
servir de marco para que Mérida también se replantee aspectos de inversión e
infraestructura fundamentales.
Tener un millón de almas entre estas
montañas obliga a plantearse entre otras interrogantes asuntos como ¿Tenemos
las vías suficientes para movernos?, ¿Nuestra producción alimentaria nos
satisface y permite mantener los ritmos de aporte al sistema nacional?,
¿Tenemos hospitales, suficientes policías….?
En fin, el millón, nuestro primer millón de
habitantes, nos debe encontrar con la suficiente responsabilidad gubernamental
y ciudadana para atender los requerimientos de una población “millonaria”. Es
como cuando una familia se prepara – cuarto, ropita, artículos de uso infantil,
cuna, bañera y juguetes – para recibir al nuevo miembro que llega a casa. El
primer millón de merideños es una noticia para celebrar. De aquí a un año,
sacaremos las cuentas.
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