Con interés
hemos seguido la inauguración – por fin dirán algunos larenses – de lo que es
la primera etapa del Sistema de Transporte Masivo del área Metropolitana de
Barquisimeto, sistema que lleva el nombre de Transbarca. Fue inaugurado el
pasado sábado 14 de septiembre por el propio Presidente Nicolás Maduro.
Algunos datos
nos permiten suponer la importancia de esta obra de infraestructura para el
futuro de la que considero es una de las ciudades venezolanas con un diseño
urbano que permite suponer el
emprendimiento de proyectos que impacten para bien la calidad de vida del
pueblo guaro.
Esos datos están
representados por el beneficio directo de la obra para la población: más de un
millón 800 mil personas se benefician con la puesta en marcha de Transbarca. La
flota estará compuesta por 130 unidades Yutong, cada una con capacidad para
62 pasajeros, “incluidos
asientos preferenciales para mujeres embarazadas, adultos mayores y personas
con discapacidad”, según nos aclara la nota de prensa del Ministerio del
Transporte Terrestre.
El horario de
funcionamiento de Transbarca - durante el mes de prueba - va desde las 6:00 am
hasta las 9:00 pm, los 7 días de la semana. El sistema está integrado por dos
rutas troncales (cada una de 17 kilómetros de recorrido) y seis rutas
alimentadoras, además de 230 paradas ya
establecidas. Estiman que la movilización diaria de pasajeros alcance los 150
mil usuarios, lo que representa cuatro millones y medio de pasajeros al mes.
En fin,
enhorabuena para los barquisimetanos y ojalá el recién estrenado sistema de
transporte sea una oportunidad… ¿Una oportunidad para qué?: pues para hacer una
mejor ciudad.
Y es que si
vemos a Transbarca desde la experiencia de Mérida con su Trolebús, podemos
suponer al menos dos escenarios: uno en el cual el sistema a más de cooperar
con la ciudad, su movilidad, su tránsito, su ornato y su seguridad, se
convierte en factor perturbador. Eso por el lado de las consideraciones de
algunos. Pero está también el escenario positivo: el de un sistema que ayude a
mejorar una variable fundamental en las ciudades modernas como lo es la
movilidad, amén de ser factor de mejora para los servicios públicos, el ornato,
la seguridad y el propio impulso a la actividad económica de la ciudad. Para mí
el Trolebús se inscribe en este segundo escenario, es decir ha sido un factor
que en cierta medida ha propiciado unos cambios y transformaciones que han
servido para mejorar algunos aspectos de la vida urbana de los merideños.
Pero, por
supuesto, que el sistema es una herramienta y son las autoridades y los
usuarios los que le dan el sentido final de impacto sobre el quehacer urbano.
Quiero decir que lo bueno o lo malo que haya podido traer el Trolebús para
Mérida no viene dado por el sistema en sí mismo sino por la inserción
consciente y exitosa del sistema en la estructura de la ciudad (no sólo la
estructura física sino incluso la cultural, la del “time” o ritmo de la urbe).
En este punto, obviamente, se abre la polémica, la discusión, pero siempre será
preferible tener la discusión o el debate derivado de un problema sin resolver
a no tener nada a lo cual referirse porque la ciudad carezca de obras.
Para
Barquisimeto, con su Transbarca, se inicia una etapa urbana que muy bien puede
catapultar a la urbe crepuscular hacia mejores derroteros. Pero ojo con la
corrupción, la ineficiencia, la improvisación y el conformismo, los fantasmas
que más espantan el progreso por estos predios.
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