Pese a los sobresaltos que desde
hace años experimenta el sector de la construcción en Venezuela, en Mérida el
entusiasmo y cierto riesgo calculado de parte de muchos empresarios, permiten
apreciar la edificación de varias obras de cierta dimensión residencial,
comercial e institucional.
En lo que respecta al sector
comercial, sobresalen varias obras que se han venido construyendo desde hace al
menos cuatro años y que en condiciones óptimas de financiamiento,
disponibilidad de los materiales propios para la construcción y de una
ejecución planificada, era para que estuviesen inauguradas y en pleno
funcionamiento. Pero no: no se han terminado precisamente porque fallan los recursos
(en un país de una inflación trepidante) o bien escasean los materiales que se
requieren para las obras – hablamos de cemento, arena, cabillas, cerámica,
cables, tuberías, entre otros – o bien no ha habido una óptima planificación
para sortear los mencionados obstáculos.
A pesar de los pesares, la zona
metropolitana de Mérida ve “cierto movimiento” en el sector de la construcción
con obras como los centros comerciales Ejido Mall, Campo Alegre, Rodeo Plaza,
Pie de Monte, El Campito y la segunda etapa de El Ramiral, por mencionar los
más emblemáticos en cuanto a obras comerciales.
En el sector residencial hay
apuestas muy llamativas como el edificio Gran Florida - ya en su fase final - y
varios conjuntos residenciales que se levantan en cuatro zonas de Mérida que
reúnen el 90 por ciento de las propuestas de apartamentos de la ciudad: El
Rosario, Campo Claro, Zumba y La Hechicera (en ese orden).
La vitalidad de la construcción
es un indicador de progreso en cualquier lugar del planeta. No necesariamente
el cemento, los bloques y la cabilla pueden convertirse en generadores de mayor
calidad de vida pero su presencia es tenida como un elemento que delata cierto
vigor económico y social, razón por la cual puede decirse que una ciudad en la
que no exista o este muy menguado el sector de la construcción, es una ciudad
con evidentes problemas de salud económica que deben ser atendidos.
En el caso de Mérida, la prédica
de que “no hay más terrenos para construir” parece caerse ante los constantes
proyectos que siguen apareciendo. Vale la pena tomar también en cuenta que
cualquier revisión del sector de la construcción para la ciudad de Mérida, debe
replantear el territorio urbano y sumar al mismo la zona metropolitana que
incluye amplios sectores de los municipios Sucre, Campo Elías, Santos Marquina y Libertador.
Vista la ciudad ya en un
contexto no restringido a la meseta sino incluyendo a los municipios señalados
e incluso a la siempre olvidada Cuenca del Chama (parte fundamental del
municipio Libertador y por ende de la propia ciudad de Mérida) tendremos una
visión más clara del impacto de la construcción y tendríamos que concluir con
la certeza de un avance modesto pero real en ese mundo en el que bloque a
bloque se levanta la nueva ciudad.
Foto: Editada de ESPASA