Me han dicho que en la
ciudad de Mérida se empieza a librar la mejor de las batallas, una en la que no
hay muertos ni heridos, ni muchos menos destrucción y caos. Todo lo contrario:
es la batalla de la eficiencia en la atención de los espacios públicos.
Los ejércitos: por un
lado la Alcaldía de Libertador, quien tiene
al frente al joven Carlos García, responsable de atender a la ciudad de
Mérida en sus requerimientos de limpieza y ornato. Por el otro lado: la
Gobernación del estado Mérida, encabezada por su titular, el gobernador Alexis
Ramírez, claramente preocupado por demostrar que a través de la acción de
organismos como Cormetur, se puede lograr que los ciudadanos vean quien trabaja
y quién no.
Esta misma semana, en una
conversa informal, el propio alcalde García me lo confirmaba: “Bueno, yo no sé
si hay una batalla pero he notado que junto a los operativos y acciones de
recuperación que emprendemos en la Alcaldía, casi siempre aparecen cuadrillas
de la Gobernación haciendo un trabajo en la misma zona”.
Episodios de esta guerra
afortunada, los hemos visto en la avenida Gonzalo Picón Febres. Allí, la
Alcaldía efectuó un trabajo en tiempo record, de recuperación de la
intersección con la calle Los Eucaliptos, frente al Mercado Periférico. Por su
parte, la Gobernación sembró de plantas ornamentales, limpió y recuperó la
llamada isla central de esa histórica avenida, una de las primeras de la
ciudad.
¿Qué motiva a dos entes a
enfrascarse en una demostración de quien trabaja más que el otro? Evidentemente
la opinión pública. Es decir, ambas dependencias del poder – la una municipal,
la otra estadal – buscan dejar en claro ante los ojos de los ciudadanos quién
se está ocupando del trabajo, en un intento por crear un mecanismo de
comparación que evidencie las deficiencias del otro. Y nada mejor que la calle
para hacerlo.
Claro, puede ocurrir que
éstas sean sólo especulaciones y en el fondo cada organismo simplemente esté
obrando con seriedad ante sus responsabilidades.
Sea como fuere, lo
interesante es que en cuestión de un mes la ciudad empieza a mostrar unos
cambios evidentes en cuanto a mejoras en la limpieza de calles y avenidas,
pintura de paradas, mantenimiento de áreas verdes y plazas, entre otras
intervenciones que se agradecen.
De todas formas, de que
exista un mano a mano entre una alcaldía y una gobernación no es cosa extraña
en Venezuela. Podemos citar muchos ejemplos de estas batallas por el orden, el
ornato, la eficiencia que se han protagonizado en distintos estados del país e
incluso en la capital donde se mezclan acciones directas del gobierno central.
Un caso emblemático
ocurrió desde mediados de la década de los noventa y durante 10 años sostenidos
en la ciudad de Maracaibo. Alcaldía y Gobernación desplegaron sus mejores armas
para ocuparse de los espacios públicos
y, en cuestión de pocos años, convirtieron a la Ciudad del Sol Amada en una
tacita de oro.
¿Podemos estar en
presencia de un escenario similar en Mérida? No tengo la respuesta pero, les
juro que desearía que las exhibiciones de acciones públicas y de eficiencia se
prolongaran por años. Y que gane el mejor…
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