A pesar de los pesares,
siempre he considerado que en Mérida hay una mínima conducta gubernamental a
favor del mantenimiento. Lo demuestran obras como el propio Trolebús que a más
de un lustro de operaciones, muestra, en general, un buen mantenimiento de sus
equipos y estructuras.
Por supuesto que el
estado de la infraestructura del trolebús no se debe a un comportamiento
ejemplar de los usuarios. Aquí se debe ser crítico y asumir que el maltrato de
los espacios del trole destaca y sobresale
por encima de la conciencia. Como en todo, hay gente muy respetuoso de
los bienes públicos y hace el esfuerzo por no rayar, no arrojar basura, no
entrar con paquetes y no afectar las unidades.
El buen estado se debe,
entonces, a una política más o menos constante que permite que las vías, los
equipos y las estaciones funcionen y den una impresión de orden. Bien por la
gente de mantenimiento.
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