Me sorprende que el
alcalde de Mérida, Carlos García, acompañado por sus directores de gobierno y
por varios asesores, tengan que salir en rueda de prensa a recodarle a las
autoridades de la Gobernación del estado Mérida – entiéndase: políticamente
distintos – que cualquier obra que se ejecute en la jurisdicción geográfica y
política del Municipio Libertador, debe incluir la participación y notificación
a las autoridades locales de lo que la persona, ente o empresa piensa
construir, mejorar, arreglar o acondicionar.
¿Parece obvio verdad?,
¿Parece prudente verdad?... Pues lo obvio y lo prudente no calzan en esta
historia y de allí que tengamos que ver escenas como las señaladas en el primer
párrafo de este escrito: un alcalde que le pide al Gobernador algo así como:
“Señor, usted está trabajando en el área donde yo también gobierno. Por favor,
al menos avíseme lo que piensa hacer”.
Este incidente no es
nuevo. Ya con la construcción del Gimnasio Vertical que se levanta a buen paso
en los terrenos del estacionamiento de la Plaza de Toros de la ciudad, se
produjo un toma y dame en los cuales el principal argumento del gobierno
regional era que el alcalde se oponía a la obra por pura oposición barata, que
no pensaba en los merideños y que estaba en contra de los deportistas y del
propio desarrollo de Mérida.
Los argumentos del
alcalde, en aquella ocasión, eran que no estaba en contra de un gimnasio pero
que reclamaba aspectos como la no participación a la Alcaldía de la ejecución de la obra y el desconocimiento que exhibía
la Gobernación hacia la autoridad local, en cuanto a no mostrar el proyecto
integro de la obra, más allá de que ésta fuese promovida por el propio gobernador.
Bien: en esta ocasión el
escenario no es muy distinto. La Gobernación del estado Mérida está
emprendiendo un plan de rescate de la calle 24, para convertirla, hasta donde
sabemos, en un bulevar que conecte con Las Heroínas. Es una obra que creo que
cualquier merideño aplaudirá debido a los positivos efectos urbanos que
conllevará, además de convertir ese eje entra la Plaza Bolívar y Las Heroínas,
en un icono turístico adicional para la Mérida.
Pero una vez más la
Alcaldía reclama que no la han tomado en cuenta para semejante proyecto.
Si vemos este incidente
en perspectiva, se entiende que las buenas intenciones no son suficiente
respaldo legal para llevar adelante un proyecto. Por lo visto, de fondo, eso es
lo que la Gobernación sostiene: la obra es positiva, es buena, le conviene a la
ciudad…Por eso la hacemos y siendo así, no tenemos que tomar en cuenta la
opinión del gobierno local, el de la ciudad de Mérida.
Ese argumento es bastante
pobre porque cualquier obra, pública o privada, gana más involucrando en ella a
la mayor cantidad de actores. Estoy seguro que con unas reuniones amplias y sin
ningún otro interés que el de la ciudad, tanto la Alcaldía como la Gobernación
pueden llegar a acuerdo fundamentales sobre lo que necesitamos los merideños.
Presumimos que tanto
Alexis Ramírez como Carlos García desean el bien para Mérida y los merideños.
Si ese es el punto de partida común… ¿Por qué no construir la ciudad entre
todos?