El
viernes 31 de octubre, a las 7:00pm, subiendo por la avenida 8, una extraña cola de vehículos
llegaba hasta la calle 26. Pensé en un accidente, en un operativo policial,
incluso en una protesta vecinal por algún problema puntual. Pero no era nada
anormal... ¿O a lo mejor sí?
Se
trataba de un camión del aseo urbano que hacía su ruta de recolección de desechos, subiendo por la avenida
8 a esa hora de tarde-noche, un fin de mes, un viernes y en hora pico.
Las
caras de los conductores lo resumía todo: una mezcla de rabia, desespero y
resignación. Creo que todos en su sano juicio se hacían la pregunta: ¿A quién se
le ocurre recoger la basura a la hora de mayor tránsito en la ciudad? No es la
primera vez que este abuso ocurre y, por los vientos que soplan de esa cierta
inconsciencia de las autoridades municipales y también de la Gobernación, parece que no será la última.
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