Este post está dedicado, con mucho respeto, a
dos ciudadanos que públicamente han demostrado que cuando hablamos de la acción
popular estamos en presencia de una fuerza efectiva en pro de la ciudad,
siempre y cuando las organizaciones ciudadanas entiendan el rol protagónico en
construir mejor calidad de vida, sin caer en discursos populistas o en los que
suele alcahuetearse alguna acción contra los espacios públicos.
Esos ciudadanos son Yofri Fernández y Cirilo Bohórquez,
ambos líderes comunales, el primero miembro de la Sala de Batalla Social Simón
Bolívar, de la parroquia Milla, y el segundo vocero del Consejo Comunal Milla
Central, también de esa muy céntrica y turística parroquia merideña.
Pues bien, estos amigos con su acción y su trabajo – de
seguro acompañados por otros miembros de las organizaciones de la que forman
parte – se propusieron rescatar a la Plaza de Milla, dedicada a la figura de
Antonio José de Sucre, de la presencia cada vez más notoria de vendedores
ambulantes y gente que aprovecha la gran presencia de ciudadanos y visitantes
en ese espacio público para expender desde frutas, hasta juguetes, golosinas,
helados, refrescos, comida rápida, entre otros productos.
Ante esto, por supuesto hubo quienes saltaron a decir
que se trataba de afectar el digno trabajo de mucha gente humilde. Pero estos
líderes comunitarios no se amilanaron y, por el contrario, demostraron con
firmeza pero con amplitud, que primero deben prevalecer el interés colectivo
sobre el individual (base, por cierto, del principio socialista que anima a
estas organizaciones sociales). En ese sentido está claro que el interés de niños,
niñas y adolescentes, está por encima de aquel que profesa una persona que
reclama la ocupación de un espacio que no le pertenece.
La historia de esta acción ciudadana terminó con
acuerdos con los vendedores informales para que despejaran el sector y se
colocarán en otros espacios circundantes, pero que abrieran espacio a los
usuarios de la plaza de Milla, quienes como ciudadanos tienen todo el derecho
de llegar y estacionar su vehículo, salir y caminar sin toparse con fritangas u
otros puestos.
Al final prevaleció el trabajo comunitario que, sin
embargo, no debe bajar la guardia. Los vecinos pidieron a la Alcaldía de
Libertador y Cormetur apoyarlos en esta acción de rescate del espacio público
urbano.
Destacamos esta acción que, aunque sencilla y puntual,
es una interesante evidencia de que no todo está perdido en la ciudad y que con
acciones serias y efectivas del Poder Popular, se pueden emprender acciones de
rescate, como la que ya lograran también en su momento los vecinos de Las
Heroínas quienes con sus gestiones construyeron el bulevar que hoy disfrutamos
propios y extraños.