martes, 30 de agosto de 2016

El teleférico: una nueva oportunidad

Toda una experiencia que vale la pena vivir. Subir a nuestra Sierra Nevada en el Teleférico

Durante el mes de agosto tuve la fortuna de subirme dos veces al  nuevo Teleférico Mukumbarí. De entrada  resumo  la experiencia como excelente ya que, en efecto, se trata de unas instalaciones totalmente nuevas, con equipos igualmente recién estrenados. La atención de los trabajadores también fue digna de admirar.  El paisaje es de ensueño, las vistas espectaculares, el clima irrepetible en Venezuela y el viaje placentero.

El Teleférico de Mérida, ahora renombrado Mukumbarí (“lugar donde duerme el sol”) representa la posibilidad de ver al turismo merideño en una dimensión renovada.
Visto en su majestad, el Mukumbarí es una clara oportunidad para lograr con el turismo de Mérida lo que siempre se ha deseado y nunca se ha podido: que se convierta en una industria sostenible y capaz de apuntalar el desarrollo  económico de nuestro estado, potenciando las otras virtudes que Mérida ha ido labrando a través de su historia como lo son la agrícola y pecuaria, la académica, la cultural y la tecnológica, por nombrar  algunas de las facetas que suelen invocarse en alusión a estas tierras de mágicas montañas.
El Teleférico – dada su inversión e impacto nacional y mundial – debe ser el eje de las actividades y el motor para entusiasmar a un sector que como el turismo requiere de atractivos y atracciones de peso. En el caso del Mukumbarí, no cabe duda de que justifica incluso un viaje desde otros países para subir a las alturas merideñas.

Ahora bien, su sustentabilidad económica pasa porque los usuarios cancelen una tarifa justa y acorde a nuestra realidad. Si algo quedó claro de parte de todos los que hemos tenido la posibilidad de subir, es que en el caso de nuestro Teleférico, todos están dispuestos a cancelar un boleto para subir. Eso sí, se debe mantener el incentivo para colegios y centros educativos merideños, grupos especiales y en aquellos casos en los que no sea factible cobrar.

Como lo mencionamos en un post anterior, de la mano de esta gran inversión debe ir la reactivación del aeropuerto, la recuperación de plazas y parques, el incentivo a la creación de servicios colaterales al acto de subir a nuestras montañas. Hablamos de todo lo que sirva para moverse como taxistas,  caballos,  mulas, trencitos o incluso carrozas;  restaurantes, posadas, ventas de artesanía, empresas de turismo de aventura, en otros.


Creo que el teleférico le da a Mérida y a sus habitantes, la posibilidad de verle la cara a una posibilidad cierta de un desarrollo no pegado a lo que es norma en casi todo el resto del país como lo es la renta petrolera.  Como ciudadanos debemos apostar al éxito del teleférico lo cual pasa por ser agentes críticos ante las situaciones que enturbien su funcionamiento y afianzamiento.

Las estaciones son de una belleza poco vista en nuestro país. Sobrias y modernas.