domingo, 1 de noviembre de 2015

¿Seguid el ejemplo?...



Una de las inauditas pintas gubernamentales afectando una obra de gobierno. Aunque suene feo a eso lo llaman en el verbo popular "escupir para arriba".


¿Cómo pueden calificarse las autoridades de gobierno que agreden los espacios comunes? Parece un contrasentido pero en Mérida vemos ejemplos de lo que puede haber en mente de algunos funcionarios, partiendo desde el mismísimo Gobernador, pasando por directores de organismos, concejales y demás figuras de la autoridad pública.

Es algo así como un médico que le causa una herida a su paciente. Un jardinero que arroja veneno a las flores o un electricista que corta los cables de las lámparas para que éstas no alumbres. O sea: lo contrario a lo que deberían.
Allí están, grotescas y sin pudor alguno por la destrucción, las pintas o graffittis que algunos miembros del propio partido de gobierno han hecho en distintos puntos de la ciudad.

La que más me llama la atención es la que “adorna” una pared blanca e inmaculada – al menos lo era – ubicada en la calle 26, en el área donde se construyen las nuevas obras del trolebús.
Impacta porque siendo una propaganda pinturreteada en una obra de gobierno, se jacta en su mensaje de resaltar la obra de gobierno. Es decir, se destruye y afecta eso que se quiere destacar. No entiendo.

Y tampoco entiendo el silencio de las autoridades del Trolebús, aunque si los comprendo. Semanas atrás las autoridades del Trole denunciaron a graffiteros que con sus acciones vandálicas destruyen los bienes del trolebús. Ciertamente la agresividad con la que actúan estos maleantes, destaca por su constancia y amplitud.

Pero en esta ocasión el daño fue igual, sólo que fue cometido por militantes del partido de gobierno. Y como la obra es del gobierno ¿A quién reclamar o echar la culpa?


Sólo digo que con amigos como estos nadie necesita tener enemigos.  Muy mala imagen dan de lo que tienen en la cabeza, ya que no llegan a pensar en la destrucción como mecanismo para, a troche y moche, hacer propaganda política, de la peor calaña. Pero así estamos: con una ciudad en la que sus autoridades se hacen los locos ante la ofensa.

La basura gana la partida


Un aspecto de la basura acumulada en la parte media del sector Los Curos. / Foto Cortesía Carlos Unshelm


Nos unimos y solidarizamos con la denuncia, reiterada y constante, que nuestro amigo Carlos Unshelm hizo recientemente sobre la evidencia de que aún la ciudad de Mérida no ha logrado estabilizar su problema en cuanto a la recolección de desechos sólidos.

Sabemos que mantener la ciudad limpia, aseada, pulcra, no es tarea fácil por varias razones pero donde destaca la falta de civismo de muchos ciudadanos a los que no les importa tirar todo tipo de desperdicio a la calle. Lo otro es que para muchos, si la basura no está en “mi casa”, pues deja de ser mi problema, por lo que al lanzar a la calle  hasta colchones y aparatos viejos, se imaginan que se libran de un problema…Sólo que lo que hacen en magnificarlo ya que en los espacios públicos la basura nos afecta a todos.


Volviendo con la denuncia de Unshelm, uno de los sectores más afectados por la inoperancia de los entes y funcionarios de gobierno, es la urbanización Los Curos. Carlos Unshelm, quien es experto en el tema del manejo de desechos, se pregunta: ¿qué hace: el gobernador, alcalde, concejales, diputados, legisladores y la comunidad..., al respecto? Pues la respuesta, triste, es que ¡No hacen nada! ya que el problema sigue presente, no disminuye sino que, por el contrario, tiende a aumentar. La ciudad se nos pierde entre la inmundicia. Hacer un esfuerzo por la limpieza debería ser una cruzada ciudadana y no sólo una responsabilidad gubernamental.

domingo, 25 de octubre de 2015

Sobre un bagre y el bachaquero más chiquito del mundo



I

Mientras las autoridades gubernamentales buscan culpables de la crisis económica hasta en la Patagonia, los pocos bolívares que quedan en el bolsillo se encogen con el paso de las horas o tal vez de los minutos.
Sí: de los minutos. En el mercado, un vendedor de pescados, un hombre algo gordo, con bigotes mexicanos y  modales de hiena, respondió a la pregunta necesaria: “Señor… ¿Cuántos cuesta el kilo de bagre?”, con un sonoro y claro número “450 bolívares”.
Quien esto escribe, persuadido por los consejos de los economistas, quienes advierten de lo económicamente incorrecto de comprar “a primera vista”, decidió irse de tour entre los puestos, preguntando aquí, conversando allá, entre manamanas, bocachicos y uno que otro jurel. El precio del bagre siempre fue superior a los 500 bolívares, así que aquellos iniciales 450 del vendedor entrado en kilos era la mejor oferta.
Y así fue: parado una vez más frente al puesto para comprar el kilo de bagre a 450 bolívares, y contando ya los malogrados billetes, un pensamiento retumbó a lo lejos y nos llevó a solicitar de nuevo el precio, por si las moscas: “A 450 bolívares el kilo… ¿no?”. El hombre agitó sus bigotes y respondió como un general que ordena a sus tropas  entrar en batalla. “Son 500 bolívares”.
No hubo forma de recordarle que hacía 15 minutos había dicho 450. O sí la hubo pero la respuesta, tan odiosa como agría, fue: “Eran 450 y usted no aprovechó”. Miré la mesa de los pescados y juro que vi a uno de los bagres esbozar una sonrisa burlona y cruel.

II

La idea era sencilla: comprar tres “jabones de tocador”, que es la forma elegante de referirse  a tres pastas de jabón azul de Las Llaves.
Pero en el mercado no se divisaban los bachaqueros con sus productos. Un temor flotaba en el ambiente.
Nos acercamos a la única persona que había decidido exhibir parte de su ilegal mercadería. Una mujer morena, de pelo negro brillante y mirada triste.
Le pregunté por los jabones y lanzó un no como respuesta. Sin embargo, no sé de donde salió, una mujer mayor, casi anciana, me susurró cerca del oído: “Yo si tengo jabones, pero debemos andar con cuidado. La Guardia está cerca”.
Me sentí en una escena de película, en una donde se negocian diamantes o armas de guerra, entre mafiosos, gánster y otros miembros de la fauna criminal.
“Bueno, sí, dije dudoso: deme tres jabones”. Pensé que la mujer tomaría el dinero y saldría a buscar el producto en algún remoto recoveco del mercado. Pero no: se acercó a un bebé que dormía plácido entre los olores del mercado, metió la mano bajo del colchón de la cuna y sacó tres jabones. Me los entregó y casi de inmediato, con una fuerte mirada,  me ordenó irme.
Me di media vuelta y caminé. Unos metros más adelante volteé para ver a la mujer quien aún miraba agitadamente a la derecha y a la izquierda, como esperando que llegaran un helicóptero de las fuerzas especiales.

Me fui del mercado sin bagre y con tres jabones entregados en una extraña operación en la que, por cierto, participó el bachaquero más chiquito del mundo.

Aeropuerto caliente

La calidad del servicio en el Aeropuerto de El Vigía no debe desmejorar por asuntos técnicos.

No es que haya un incremento de la actividad aérea del aeropuerto Juan Pablo Pérez Alfonso de El Vigía. Lo de caliente es por el muy mal funcionamiento del aire acondicionado.

En una ciudad que se caracteriza por sus altas temperaturas, el aire acondicionado no es un lujo sino una necesidad casi fundamental. Y si hablamos del servicio que debe prestar una terminal de la categoría de El Vigía, pues tener el aire acondicionado funcionando de forma efectiva es una obligación.


Pero pasa lo contrario: el aire no da abasto y la gente se queja, con razón. 

Amén de la necesidad de cambiar la disposición de los mesones para la atención de los pasajeros ya que actualmente las colas obstaculizan la entrada, quedando el lobby convertido en un enredo monumental. Dos acciones que no deberían esperar demasiado.

sábado, 17 de octubre de 2015

Mérida: ¡ya viene el habitante 1 millón!



A finales del 2016 el estado Mérida alcanzará la emblemática cifra de un millón de habitantes


A los que nos apasiona el tema demográfico, nos parece siempre que los números tienen gran significado simbólico y pueden ser el pretexto para animar políticas, obras o discusiones públicas importantes.
En ese sentido, recuerdo una campaña que desplegó en su momento el gobierno del estado Zulia y que aparecía reflejada –entre otros medios – en grandes vallas en las principales carreteras del vecino estado occidental. Una frase que recuerdo, por acentuar ese valor simbólico y servir de fórmula regionalista y de poder, era una que rezaba: “Somos 3 millones”. De eso hace ya varios años.
En el caso merideño, la página del Instituto Nacional de Estadística (INE) en su sección de proyecciones de la población, muestra las cifras estimadas para el estado Mérida, en lo que al año 2016 se refiere.
Según esas estimaciones o proyecciones, el estado Mérida en algún momento del último trimestre del año 2016, alcanzará la simbólica cifra de un millón de habitantes. ¡Eso es muy importante!
El hecho de que el merideño un millón nazca de aquí a un año, debería ser motivo (aquí sólo dejamos la idea a ver si alguna autoridad la hace suya y la pone en práctica) para iniciar una serie de acciones de cara a emprender, por ejemplo, obras para la niñez, la infancia.
Tener un millón de habitantes implica para el estado Mérida, reconocerse como una entidad en crecimiento, dinámica, pero entraña también una respuesta oficial para una población en aumento.
Nos parece que, por ejemplo, la educación, vale decir la infraestructura escolar, debería tener un impulso en obras.
La mitad de ese millón de habitantes estará viviendo en la llamada zona metropolitana de Mérida, esto es en los municipios Libertador, Campo Elías, Sucre y Santos Marquina. Los cuatro municipios sumarán cerca de 500 mil habitantes (492.238 según las proyecciones INE). Entre los cuatro municipios, Libertador con 280.511 habitantes seguirá siendo el líder en cantidad poblacional aunque Alberto Adriani (El Vigía) y Campo Elías seguirán su trepidante crecimiento.
El primer millón de habitantes debería servir de marco para que Mérida también se replantee aspectos de inversión e infraestructura fundamentales.
Tener un millón de almas entre estas montañas obliga a plantearse entre otras interrogantes asuntos como ¿Tenemos las vías suficientes para movernos?, ¿Nuestra producción alimentaria nos satisface y permite mantener los ritmos de aporte al sistema nacional?, ¿Tenemos hospitales, suficientes policías….?

En fin, el millón, nuestro primer millón de habitantes, nos debe encontrar con la suficiente responsabilidad gubernamental y ciudadana para atender los requerimientos de una población “millonaria”. Es como cuando una familia se prepara – cuarto, ropita, artículos de uso infantil, cuna, bañera y juguetes – para recibir al nuevo miembro que llega a casa. El primer millón de merideños es una noticia para celebrar. De aquí a un año, sacaremos las cuentas.

Por favor: algo más de precisión

El Teleférico ciertamente avanza como obra. Pero la información sobre su terminación sigue siendo ambigua.

La última visita que realizó a Mérida, a finales de esta semana, la ministra del Poder Popular para el Turismo, Marleny Contreras, puede calificarse como positiva, en el sentido de que asomó – ese es el verbo – la posibilidad de que las estaciones 2 y 3 puedan, en algún momento del 2016, abrirse al público.

Decimos que en algún momento porque, aparte del anuncio del cual toda Mérida estuvo pendiente, la precisión en cuanto a fechas no parece ser el fuerte de los máximos titulares del área turística.

En tono probabilístico, la titular de turismo afirmó que “pronto podríamos iniciar pruebas y ajustes en las estaciones del teleférico merideño”. Esa frase – textualmente tomada de la nota oficial de la visita – indica a las claras que no será este año que veremos abierto el Teleférico ya que de ser este año, pues las declaración oficial hubiese sido del tono “antes de que el año 2015 finalice los merideños tendrán abiertas las estaciones 2 y 3 del Teleférico”. ¿No les parece?


martes, 13 de octubre de 2015

457 AÑOS DE MÉRIDA / Fecha para repensar una ciudad de parroquias




La Ciudad de Santiago los Caballeros de Mérida, una ciudad de parroquias con historia y tradición, un asentamiento humano para repensar en pleno siglo XXI.


José Gregorio Delgado Herrera

El 9 de octubre de 1558, el Capitán Juan Rodríguez Suárez funda la ciudad de Santiago de los Caballeros de Mérida,  Rodríguez Suárez había nacido en Mérida, España y en recuerdo de su ciudad natal, la bautiza con este nombre. El asentamiento se realiza este día en los alrededores del caserío indígena, meseta habitada por algunos grupos indígenas, siendo los tateyes o tatuyes los más conocidos. Éstos dependían de la agricultura para su subsistencia, en especial del cultivo del maíz y de algunas raíces; además obtenían distintos rubros gracias al trueque con indígenas asentados en otros espacios de lo que hoy día es el Estado Mérida, conmemoramos la fundación, al recordar cuando Suárez, y un grupo de 50 a 70 soldados «clavó el rollo jurisdiccional, eligió a los funcionarios del Cabildo y declaró ante la tropa que fundaba una ciudad».

En 1628 los padres jesuitas abren un colegio en la ciudad, el mismo funciona excelentemente por casi un siglo y medio hasta que los Jesuitas son expulsados de América en 1767 por orden del rey de España, Carlos III.

A principios del siglo XVII la población de la ciudad alcanzaba cerca de 3.300 aborígenes y unas 150 familias de origen español, cifra que para mitad del siglo XVIII, en el año 1763 aumentaría a más de 2.000 ciudadanos de origen español y otros miles más aborígenes.

En 1778 la ciudad fue elevada a sede Episcopal por el Papa Pío VI ante la petición que hiciera el monarca de España. Se nombra a Fray Juan Ramos de Lora como Obispo de la nueva Diócesis, el nuevo Obispo llega a la ciudad en 1785 procedente de México, luego de ver los problemas que presenta la región, decide crear, sin permiso real, el Seminario de San Buenaventura el 29 de marzo de 1785 a fin de dar educación eclesiástica y de legua latina a los jóvenes de la ciudad. El Seminario sería más tarde, la base de la Universidad de los Andes.
La parroquia colonial penetró íntimamente en la vida económico-social de la región donde se asentó, provocando una verdadera integración entre los agentes constitutivos y la población; integración que funcionó tanto para la época como para el ulterior desarrollo de la región. Como se sabe, la parroquia delimitó el territorio de su jurisdicción. Esa delimitación, hecha por la diócesis, marcó la pauta para la división político territorial de la etapa republicana. De esta manera, la jurisdicción parroquial sentó las bases para la configuración político-administrativo del territorio post-colonial.

En el territorio parroquial, el gobierno eclesiástico tuvo autonomía dentro de su jurisdicción, pero la autoridad estuvo compartida con el gobierno civil que, en el caso de Mérida, estuvo representado por un Teniente de Justicia Mayor y un cabildo, ya que la parroquia careció de Cabildo. Éste era un organismo de carácter netamente civil que se estableció en villas y ciudades y no en las parroquias por ser de territorio y jurisdicción eclesiástica.
En las parroquias eclesiásticas encontramos un componente jurídico, un elemento poblacional y un aspecto económico, valorado como el origen del gobierno local, compartido en lo religioso y lo civil, así se reconoció desde las bases constitucionales de la República en 1811 hasta nuestros días, donde las parroquias se asocian al Poder Público Municipal, en los términos de la Constitución de 1999.

El Gobierno de la ciudad, históricamente correspondió a los cabildos, transformados en concejos municipales, con sucesivas jurisdicciones parroquiales y comunales, desde 1984 con la legislación nacional, el antecedente de las actuales parroquias, se encuentra en los municipios foráneos, administrados por las juntas comunales, a partir de la ley de régimen Municipal de 1989, se incorporan los alcaldes y las parroquias administradas por las juntas parroquiales, electas mediante votación popular a partir de 1992.
En los municipios la jurisdicción parroquial, como demarcación político-territorial, encuentra su base legal en las leyes estadales, hasta la reforma municipal de 2005, cuando se sustentan las parroquias en la iniciativa vecinal expresada mediante ordenanzas, con estructura y funciones propias señaladas en la Constitución y Ley nacional.

 En el Municipio Libertador, cuya capital es la ciudad de Mérida, se establece la existencia de quince -15- parroquias, lo que coloca a nuestro municipio en un rango importante de régimen parroquial, comparado a nivel nacional, Existen un total de 1.136 parroquias en Venezuela, el estado con más parroquias es el Zulia con 108 y el de menos parroquias es Vargas con 11. El municipio con más parroquias del Distrito Capital es el Municipio Libertador con 22 parroquias; el municipio con más parroquias entre los estados es el Municipio Maracaibo del estado Zulia con 18.

 En el Estado Mérida encontramos 23 Municipios con 86 parroquias, cada una con su respectiva junta parroquial, de cinco o tres miembros, según su carácter urbano o rural, en el caso de Mérida, trece parroquias del Municipio Libertador la indican como  capital, y solo dos corresponden a El Morro y Los Nevados, poblaciones fuera de la ciudad de Mérida.

En relación a la titularidad, es decir, los nombres que identifican a las parroquias podemos decir, que hay una estrecha relación con personajes históricos de Mérida o del país -10- que resultan desconocidos para la gran mayoría de los vecinos de la ciudad, y lugares o sectores de la ciudad, incluyendo la referencia eclesiástica –5 – (El Llano, Milla, Sagrario, El Morro, Los Nevados)

En consecuencia, nuestras parroquias en el Municipio Libertador, partiendo de la identidad histórica, reivindican el aporte de personajes a la construcción de la ciudad, de allí la toponimia parroquial merideña, reconocida en personas  como:
•             Antonio Spinett Dini. Migrante italiano. Escritor. Poeta.
•             Carraciolo Parra Pérez. Historiador. Diplomático. Abogado.
•             Domingo Peña. Campesino. Baquiano de la Sierra Nevada / Escalador del Pico Bolívar.
•             Gonzalo Picón Febres. Escritor. Poeta. Filólogo. Periodista.
•             Jacinto Plaza. Campesino. Indígena / Comerciante.
•             Juan Rodríguez Suarez. Militar / fundador de Mérida
•             Rafael Hilarion Lasso de la Vega. Sacerdote. Doctor. Obispo de Mérida/Maracaibo. Vicepresidente del Congreso de Cúcuta. Senador
•             Mariano Picón Salas. Escritor. Historiador. Diplomático. Académico.
•             José Jesús Osuna Rodríguez. Político / Senador. Funcionario Público.
•             Buenaventura Arias Vergara. Sacerdote. Obispo de Mérida. Doctor en Teología. Rector del Seminario / Universidad.

Cuando aprovechamos la fecha de los 457 años de la fundación de la ciudad, para repensar su gobierno y administración desde las parroquias, es una oportunidad para que los vecinos merideños presenten propuestas de gestión, atendiendo a la demarcación territorial en parroquias, para mejorar la calidad y el contenido de los servicios municipales, incorporando el carácter participativo para los planes y las acciones, pero, garantizando desde la alcaldía y el concejo municipal una apropiada política de coordinación y desconcentración en el ámbito parroquial.


Repensar el gobierno de la ciudad de parroquias, en estos términos, pasa por recuperar las parroquias y las juntas parroquiales, instancias de rango constitucional, asociadas a la participación ciudadana y la ejecución de servicios públicos y obras locales, que, se reconocen como un factor de mejoramiento de la calidad de vida en las comunidades de cada parroquia del Municipio Libertador, entidad local responsable del gobierno de la ciudad de Mérida, una cumpleañera que debe repensar su futuro como asentamiento humano. Una ciudad de parroquias que promueve identidad, pertenencia, participación, información y organización ciudadana.

domingo, 11 de octubre de 2015

OPINIÓN / No somos enterradores de Mérida

Mérida y su amalgama de iglesias y edificios. Fotografía tomada desde la Av.3 / Foto: Adelfo Solarte


Mérida llegó a sus 457 años. Los recibe de pie. Como una ciudad que de alguna manera ha logrado mantener el cordón umbilical que la ata a sus códigos identitarios.

Mantiene, en medio del desconcierto urbano de los nuevos tiempos,  rastros de su génesis que se logran visualizar, opacados tal vez, pero presentes con la suficiente fuerza como para justificar los esfuerzos por rescatarlos y tomarlos como guía de la ciudad futura.

Mérida no se ha estancado. Me ha tocado visitar algunas ciudades del país que en la última década han tenido dificultades para reinterpretarse.

Claro, no todo cambio es para bien, pero una ciudad, que es la suma de la vida humana, no puede quedarse como agua de estaque, sino como agua de río, que fluye y va enfrentando los retos del camino, con caídas, piedras, lluvias, obstáculos, pero que fluye y busca el destino que es el de seguir hacia adelante.
En ese sentido nuestra Mérida, es escenario de transformaciones. Aunque criticadas por muchos, obras como el Trolebús, la radical renovación del Teleférico de Mérida (ahora Mukumbarí), los nuevos bulevares,  los esfuerzos privados que a cuentas gotas se asoman en el perfil de la ciudad, todo ello reporta cambios físicos que hacen de la ciudad una entidad viva, por lo mismo compleja. No hay una ciudad única. La misma ciudad reporta sentimientos encontrados. Es parte de su ser.

Aún más dramáticos son los cambios humanos. ¿Será que se ha perdido la merideñidad? Y para saber si se ha perdido o no… ¿Qué es eso de la merideñidad?

Dicen los que investigan los fenómenos urbano-merideños, que en esa merideñidad hay elementos que no debemos dejar perder como, por ejemplo, el respeto, la caballerosidad, la cordialidad, un marcado sentido religioso, una pasión por las tradiciones construidas durante siglos, una inclinación hacia el saber, la academia, las luces. Son virtudes conjugadas en plural, de acento colectivo. Y por ellas hay que luchar porque, integradas a los cambios físicos de la ciudad, constituyen (o más bien restituyen) la posibilidad de ver una ciudad cambiada pero con una personalidad definida.

Pero debemos insistir en la ciudad que cambia, que se transforma, que crece, que no es estática. Podríamos decir que en esto de ver a la ciudad hay dos bandos: los que consideran los cambios como un daño en sí mismo a las virtudes urbanas, y los que estiman que la ciudad puede cambiar pero lo que no puede es traicionar su identidad. Pudiera hablarse incluso de un sector menos apegado a las tradiciones, ese que considera que la ciudad es un hecho de la gente que la hace y que si ese conjunto humano se da una ciudad sin alma, esa es la ciudad que tendrán.

Y es que, insistimos, no existe una ciudad. Puedo decir mi ciudad y en esa expresión recoger mis puntos de vista, los que pueden ser diametralmente opuestos a los de aquel que está a mi lado. Hay una “mi ciudad”, pero que depende de “nuestra ciudad”.

En todo caso, vuelvo, en la Mérida que veo como “mi ciudad” hay suficiente fortaleza como para justificar la lucha por hacerla mejor. Incluso, y esto puede sonar a paradoja, aquellos más acérrimos que intentan encontrar un camino para volver a la Mérida bucólica de décadas atrás, hay la convicción de lo rescatable. Es decir,  nadie salva a un cadáver. Se salva, o se hace el intento, a aquello que aún sigue vivo.


No somos, pues, enterradores de Mérida. Somos parte de los que escuchan su respiración e intentamos descubrir en su semblante una sonrisa vital. /Adelfo Solarte

La despedida de Don Mariano

Una imagen de Don Mariano Picón Salas...Amante de Mérida

En Viaje al Amanecer, esa joya de la literatura venezolana, y más aún, especie de monumento a la andinidad, que escribió Don Mariano Picón Salas en 1943, se puede leer el texto - más abajo - colocado como párrafo final y, por lo mismo, con el sentimiento de la despedida que siempre incluye un nudo en la garganta y unas lágrimas en los ojos. 

Lo trascribimos como un regalo más a la Mérida que tuvimos, la que vivimos y la que vendrá. Es este párrafo una comprobación de que, más allá de los apegos, el destino de la ciudad no es el de ser  estática postal, sino imágenes cambiantes, a tono con el tiempo y su gente:


Desde  donde la ruta vuelve a subir, tengo la última visión de mi ciudad y de su sosegado caserío blanco, de las torres de sus iglesias, de los árboles que despuntan tras del tapial de sus solares. ¡Adiós, Mocho Rafael, adiós Teresita, adiós Catire Bravo! Otros muchachos – como lo impone la cambiante civilización – escucharán otros cuentos y tratarán otros personajes, no conocerán el miedo al diablo, a la próxima visita del Cometa Halley, a las señales del fin del mundo, pero siempre habrán de gozar - ¿por qué no?- con las mariposas, los pájaros y la luz de Mérida. Para entonces yo estaré muerto y me gustaría que me recordasen”.

domingo, 4 de octubre de 2015

ARTÍCULO / Los vecinos: defensores del derecho a la ciudad

Me ha parecido importante darle cabida en este espacio de Mi Ciudad, a un escrito que redactó el buen amigo abogado José Gregorio Delgado, quien es Coordinador General de la Escuela de Vecinos de Venezuela y directivo de la organización social Uniandes, además de ser un hombre que durante muchos años ha sido parte activa del desarrollo de una consciencia ciudadana, no sólo en Mérida sino en toda Venezuela.

De José Gregorio Delgado presentamos el artículo “Los vecinos: defensores del derecho a la ciudad”,  texto hecho público el pasado sábado 3 de octubre (Día del Vecino). Por su aporte, le invitamos a leerlo a continuación:



1
Hoy 3 de octubre es una fecha para recordar, desde el Movimiento Vecinal se establece la conmemoración del Día del Vecino, en memoria de una lucha vecinal local en Caracas, específicamente en el sureste, en 1981, cuando las comunidades organizadas de Caracas recogieron ese día más de 20.000 firmas contra la Ordenanza AE, del Concejo Municipal de Petare: Ordenanza del Sureste o de la Hoya Baruta-El Hatillo. A la vista de este ejemplo, siempre hemos mantenido que los vecinos son los verdaderos defensores del Derecho a la Ciudad, un derecho de nueva generación, que ya tiene su propia carta de ciudadanía en el ámbito mundial, gracias a una iniciativa de la sociedad civil, organizaciones y movimientos urbanos, articulado en defensa de la calidad de vida, así surge la CARTA MUNDIAL POR EL DERECHO A LA CIUDAD, un documento que debe llevarnos a la reflexión y la acción. 
Esta Carta Mundial es promovida desde el I FORO SOCIAL MUNDIAL (2001) En defensa de la ciudad y su entorno social, desde un enfoque integral de los derechos humanos. Solo como referencia quiero destacar los principios que orientan el Derecho a la Ciudad, de interés fundamental para las luchas vecinales que encuentran su inspiración en el esfuerzo colectivo por la defensa del ambiente, es una orientación que se deriva de esta Carta Mundial, como principios y fundamentos estratégicos del Derecho a la Ciudad:
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1. Ejercicio pleno de la ciudadanía y gestión democrática de la ciudad. 2. Función social de la ciudad y de la propiedad urbana. 3. Igualdad, no discriminación. 4. Protección Especial de Grupos y Personas en situación de vulnerabilidad. 5. Compromiso social del sector privado. 6. Impulso de la economía solidaria y políticas impositivas progresivas.
El Derecho a la Ciudad es definido como el usufructo equitativo de las ciudades dentro de los principios de sustentabilidad, democracia, equidad y justicia social. Es un derecho colectivo de los habitantes de las ciudades, en especial de los grupos vulnerables y desfavorecidos, que les confiere legitimidad de acción y de organización, basado en sus usos y costumbres, con el objetivo de alcanzar el pleno ejercicio del derecho a la libre autodeterminación y un nivel de vida adecuado. El Derecho a la Ciudad es interdependiente de todos los derechos humanos internacionalmente reconocidos, concebidos integralmente, e incluye, por tanto, todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales que ya están reglamentados en los tratados internacionales de derechos humanos.
El derecho a la ciudad descrito en esta Carta Mundial genera compromisos concretos para actores públicos y privados, de allí que resaltemos el listado de los compromisos propios de los parlamentarios, según el texto citado, para que los vecinos procuren su exigibilidad en el ámbito nacional, estadal o municipal, si pensamos en los posibles compromisos de la campaña electoral.
III- Los Parlamentarios se comprometen a:
1. Promover consultas ciudadanas y realizar actividades de cabildeo con el objeto de enriquecer los contenidos del derecho a la ciudad e impulsar su reconocimiento y adopción por las instancias internacionales y regionales de derechos humanos y por los gobiernos nacionales y locales.
2. Elaborar y aprobar leyes que reconozcan y consagren el derecho humano a la ciudad, en concordancia con lo enunciado en esta carta y con los instrumentos internacionales de derechos humanos.
3. Adecuar el marco legal nacional y local incorporando las obligaciones internacionales asumidas por los Estados en materia de derechos humanos, con especial atención en aquellos contenidos en esta carta.
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En el ámbito nacional, este DÍA DEL VECINO dio lugar a decisiones parlamentarias de interés, que, insistimos en recordar a partir de un ACUERDO HISTÓRICO, seguramente, poco conocido entre los vecinos organizados, diez años después de la lucha caraqueña, se dio un reconocimiento desde el Congreso de la República. En el contexto parlamentario, es significativo el texto del Acuerdo logrado en el Congreso de la República, 3 de octubre de 1991, asociado al aniversario de FACUR, Federación de Comunidades Urbanas, que toma en cuenta el Día del Vecino y las actividades propias de la Comisión Permanente de Atención y Vigilancia de Asuntos Vecinales de la Cámara de Diputados. Hablar de los vecinos organizados, es hablar de los defensores naturales del derecho a la ciudad, personas comprometidas y solidarias con el mejoramiento de la calidad de vida en nuestras comunidades, hoy reiteramos que las asociaciones de vecinos tienen rango de personas jurídicas de carácter constitucional, artículos 182 y 184 de la Constitución venezolana de 1999.
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Haciendo Justicia a la memoria histórica del Movimiento Vecinal Nacional, en este día del vecino, me permito destacar los componentes de este ACUERDO PARLAMENTARIO, elaborado en cuatro considerandos y seis acuerdos. GACETA OFICIAL Nº 34.815 de fecha 8 de octubre de 1991. Hoy ya FACUR no está activa entre nosotros, pero, su espíritu y razón de ser se presenta como un reto pendiente para las organizaciones vecinales, de allí la importancia de la memoria histórica en este DÍA DEL VECINO., reflejado en este Acuerdo Parlamentario. 1. Considerandos
1.1.- El cumplimiento de los 20 años de FACUR, asociación civil creada en 1971.
1.2.- El 3 de octubre la celebración del Día del Vecino.
1.3.- El objetivo fundamental de FACUR, que nace para: Fomentar y apoyar la creación y desarrollo de comunidades integradas y activas. Dar su respaldo a las iniciáticas comunitarias. 1.4.- El Congreso de la República en 1989, creo la Comisión Permanente de Atención y Vigilancia de Asuntos Vecinales de la Cámara de Diputados. En reconocimiento de la necesidad de fortalecer la participación de la sociedad civil en las instancias de toma de decisiones. Hoy espacio de los Vecinos en el Parlamento.
La Comisión Permanente en referencia, desapareció durante la gestión de la AN, pero, la participación ciudadana y de la sociedad civil es un derecho propio en la gestión del Poder Público Municipal y las restantes instancias del Poder Público. 2. Acuerdos
2.1. Felicitar a FACUR por sus 20 años.
2.2. Reconocer públicamente las labores realizadas por las asociaciones de vecinos existentes en el país en pro de la organización de la sociedad civil y del mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades.
2.3. Exhortar a las organizaciones de vecinos a participar más activamente en la formación de las leyes. 2.4. Solicitar a la Comisión Permanente de Atención y Vigilancia de Asuntos Vecinales, que inicie un proceso participativo de estudio de un proyecto de enmienda que permita ampliar las garantías constitucionales en materia de participación ciudadana.
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2.5. Solicitar a la Comisión Permanente de Atención y Vigilancia de Asuntos Vecinales, que inicie un proceso participativo de preparación de la legislación requerida para garantizar la protección de los derechos del vecino. 2.6. Dar publicidad al acuerdo y hacerlo llegar a FACUR.
Los acuerdos citados se cumplieron en parte, sin embargo, es notorio el reconocimiento y la exhortación planteada, de interés para las organizaciones vecinales.
En el contexto de las elecciones parlamentarias convocadas para el 6 de diciembre de 2015, las solicitudes puntuales, con su debida modificación o ampliación, se deben hacer efectivas para todos y todas las personas que se están postulando para integrar la AN.
Como bien lo señalamos es una ponencia que elaboramos en el 2005, a partir de la aprobación de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal en ese año, nuestro llamado en este día del vecino es ASOCIACIÓN DE VECINOS: despierta y reacciona, estamos vivos.
Desde la sociedad civil podemos promover que en cada municipio del país se establezca el DÍA DEL VECINO, en reconocimiento a las luchas y los logros de los vecinos organizados en cada Comunidad Municipal.
Este despertar debe iniciarse en cada vecino y en cada forma organizativa que aprecie sus derechos, en particular el derecho a la ciudad, para fortalecer el carácter participativo de los gobiernos municipales y el mejoramiento en nuestra calidad de vida. La reacción que hoy se espera de nosotros como vecinos, es asumirnos como defensores del derecho a la ciudad. Feliz DÍA DEL VECINO.

Abogado: José Gregorio Delgado

La Parroquia, 3 de octubre 2015

Faltan ambulancias


Muchas unidades de tipo ambulancia, están dañadas o paradas por algún repuesto. La situación del parque de vehículos de respuesta es grave.


Por buenas fuentes sabemos que en la ciudad de Mérida, la suma de todas las ambulancias disponibles no llega a 3 unidades. Eso no sólo es lamentable sino una situación de inseguridad mayúscula, dada la naturaleza de Mérida como urbe susceptible a situaciones de riesgo de distinto tipo, siendo el sísmico, el hidrometeorológico y los antrópicos, los más destacables.

Es decir, entre todos los cuerpos de seguridad que hacen vida en la ciudad (sean estos bomberos, protección civil, Inpradem, Cruz Roja, entre otros) las unidades totalmente aptas para su uso, es patéticamente bajo.

Se supone que alguien debe dar cuenta de esta situación. Pero el silencio parece ocultar la terrible realidad. Aquí no nos queda otra más que invocar al poder divino y decir: Dios nos agarre confesados.


domingo, 27 de septiembre de 2015

¿Qué pasa en las alturas?

Un aspecto de la visita de la ministra del Poder Popular para el Turismo, Marleny Contreras. Su visita no arrojó luz sobre fechas exactas de culminación de las obras de la principal atracción turística de Mérida.

Cuando el pasado 7 de abril, hace casi medio año,  se abrió al público la primera Estación del Teleférico, es decir la emblemática y referencial Barinitas, todos los merideños nos alegramos.
No era para menos. Luego de 7 años (ya que el Teleférico fue cerrado en plena temporada de agosto del 2008), por fin se veía luz al final del largo túnel de construcción del sistema teleférico.
Nadie niega que sea una obra necesaria, magnífica y totalmente nueva. Es decir, no es una reconstrucción sino un borrón y cuenta nueva para levantar un renovado teleférico. Tal iniciativa debe recibir de parte de los merideños el mejor de los respaldos.
Sin embargo, no podemos dejar de lado los anuncios frustrados, con respecto a la terminación de la obra. Cuando el gobierno pide contraloría social, nada mejor que un calendario en mano para verificar los avances y los retrasos.
Y en ese sentido, cuando asistimos a la inauguración de la primera estación, procuramos conversar con todo el personal para sondear la expectativa con respecto a la inauguración de al menos la segunda y tercera estación. Nuestra sorpresa era que en el discurso general de los empleados, todos indicaban que en diciembre de 2015 la obra estaría totalmente terminada. Por lástima tanto ellos como los merideños y turistas tendrán que seguir esperando.
En la reciente visita a Mérida de la ministra del Poder Popular para el Turismo, Marleny Contreras, ésta inspeccionó los trabajos que se desarrollan en todas las estaciones de Mukumbarí.
La ministra no dio fechas para la terminación de la obra, tal vez porque en los muchos anuncios previos siempre hubo una fecha que nunca se cumplía. Textualmente la ministra dijo:
“Hemos venido en varias oportunidades, en las que pudimos observar las pruebas electromecánicas, las cuales están prácticamente concluidas; pero en la medida que vayan avanzando las obras civiles iremos inspeccionando con mayor frecuencia, porque es la mejor manera de aclarar dudas y de tomar decisiones para la culminación de esta obra”.
En efecto,  no hay claridad en cuanto a la terminación de las obras. Suponíamos que en esta visita, la Ministra anunciaría que las estaciones 2 y 3 (La Montaña y La Aguada),  estarían terminadas para el mes de diciembre, de tal forma de que los turistas pudieran experimentar por fin, la magia de subirse al nuevo teleférico y no sólo contemplar a los trabajadores subiendo y bajando cada día. Pero nada se dijo de estas estaciones 2 y 3… ¿Será que el 2015 tampoco será el año de subirse al Mukumbarí?
Y el 2016…. ¿Se terminará totalmente la obra o seguirá esa dilación muy, pero muy sospechosa, que le arrebata a Mérida la posibilidad de disfrutar de una obra hecha con dineros públicos?

Muchas preguntas cuyas respuestas tal vez sean respondidas en las alturas.

Una sola voz, monótona

César Miguel Rondón al frente del espacio del circuito Éxitos, entre las 6 y las 9 de la mañana, de lunes a viernes. Su estilo punzante y ciertamente cuestionador del actual gobierno, lo han hecho blanco de criticas  del oficialismo.

Desde que tengo uso de razón, los funcionarios y autoridades del actual gobierno siempre suelen invocar la existencia de una plena libertad de expresión a la hora de caracterizar la forma cómo se ejerce el periodismo en Venezuela. 

Entre otras frases siempre afirman que respetan la crítica, la pluralidad, las observaciones, los otros puntos de vista. Lo dicen, lo pregonan pero les cuesta asumir esa postura democrática. Es un querer y no poder.

El último asalto surgió contra el programa de César Miguel Rondón, del Circuito Éxitos. Se le acusa de congraciarse con un entrevistado colombiano, por no hacerle las preguntas que el gobierno supone debía hacerle.


Indistintamente de la aceptación o no del estilo del señor Rondón, lo que surgió luego fue una nueva evidencia del talante poco democrático de los que  ostentan el poder. Se refirieron a Rondón como méxico-venezolano, en una burda y muy poca institucional forma de exigirle el acato a los procedimientos que existen en mente del gobierno (que no del Estado institucional). 

Es decir, la voz del gobierno, cuando pide apego a sus procedimientos (los cuales no son otros que la de una voz monótona que celebre a ojos cerrados los actos de los funcionarios) recurre a formas bajas y tristemente repetitivas en el actuar. 

No queremos una sola voz. En lo plural está el sentido de la democracia. 

domingo, 13 de septiembre de 2015

Mérida: ¿Es posible la Indigencia cero?

Por las calles de la ciudad abundan las personas que no tienen techo y se encuentran al margen de la dinámica social. 


El director de Política Integral de la Gobernación del estado Mérida, Luis Omar Ditta, informó este fin de semana que finales de septiembre “comenzarán a realizar la planificación y las articulaciones con las instituciones” para emprender una fase de operativos para lograr el propósito de “indigencia cero”.
Según el funcionario, hay varios puntos críticos en la ciudad en los cuáles suelen reunirse y hasta convivir las personas denominadas “en situación de calle”, un concepto bastante amplio que recoge a personas que si bien viven en la calle, son expresión de una compleja gama de problemas de salud, psicológicos-mentales y sociales. Es decir en este grupo de calle hay desde  alcohólicos, adictos a otras drogas, enfermos mentales, hasta ancianos abandonados a su suerte. A veces hay casos que reúnen en una sola persona toda esta dura realidad social.
El anuncio gubernamental deben ser no sólo celebrado sino alentado por los merideños ya que pese a que las autoridades afirmen que esta realidad de gente en situación de calle siempre se ha atendido, lo cierto es que sólo basta con recorrer la ciudad para percatarse de que ha habido un aumento dramático de personas que deambulan a la buena de Dios, por calles, avenidas, plazas, inmediaciones de centros de salud y, en general, por cualquier espacio público en los que estos seres - duramente apartados de la sociedad - intentan sobrevivir.
Según la nota de prensa que diligentemente nos fuese enviada desde la Dirección de Política Integral, entre las zonas donde existe mayor incidencia en cuanto a presencia de personas en situación de calle  destacan las plazas Bolívar, El Llano, Milla, El Espejo,  así como también los alrededores del Hospital Universitario de Los Andes (HULA) y el Viaducto Miranda.
Convenimos con las autoridades regionales en que estos lugares mencionados son, en efecto, muy frecuentados por las personas en situación de calle, pero la lista, permítanme advertirles, se queda muy corta si hablamos de alta presencia de alcohólicos, indigentes, drogadictos, enfermos mentales, ancianos abandonados, personas entre las que también suelen colarse  delincuentes que operan en medio de este drama humano.
Un solo ejemplo, el cual puede ser constatado hoy mismo, si lo desean, es la situación de la avenida Cardenal Quintero, uno de los enlaces viales más importantes de la ciudad y que permite el ingreso al centro desde Los Próceres, pasando por una de las zonas de la ciudad con mayor densidad poblacional.
Allí en la avenida Cardenal Quintero pueden contarse no menos de 10 personas, entre hombres y eventualmente mujeres, que viven de pedir limosnas y que pasan la mayor parte del día bajo los efectos del alcohol y otras drogas.
Es un problema complejo y de difícil atención ya que cada caso, cada persona, amerita una atención individual y no sólo eso, un seguimiento a largo plazo. Si bien es  un gesto de humanidad atender a estas personas con operativos de aseo,  peluquería, atención odontológica, ropa y algún servicio de salud puntual, las causas que los llevan a deambular por las calles y a terminar sus noches bajo el precario abrigo de unos cartones o periódicos viejos, esas causas son muy profundas e implican seguimientos que aparten el concepto de operativo y se conviertan en servicios integrales y sostenibles de reinserción social, cuando tal posibilidad sea viable desde el punto de vista de atención de salud, psicológica e incluso laboral.
En suma: el problema de la indigencia es un producto no sólo de circunstancias desafortunadas en el orden personal, sino un problema derivado, por un lado, de procesos económicos ineficientes que llevan a muchos a ubicarse al margen de la dinámica social; así como de otros factores de orden psicosocial surgidos de la complejidad del actual modelo de vida que llevamos.

Para Mérida, no es una situación que se pueda particularizar en cuatro o cinco lugares, sino que es una realidad que se puede ver en cada calle, cada esquina. Por lo tanto, las iniciativas deberían partir de esos puntos críticos, como no, pero sin dejar de reconocer que la indigencia es un lamentable signo distintivo de nuestra realidad urbana.

Para ampliar este tema, recomendamos la lectura de un artículo científico elaborado por la investigadora de la ULA Yariani Barreat, en el cual se aborda de forma científica el alcance y magnitud del problema aquí mencionado. Pueden accede a esa investigación desde el enlace: INDIGENCIA.

Participemos en el presupuesto de la ciudad



En la encuesta, que se llena por Internet, usted decide en qué áreas prioritarias se deben emplear los dineros públicos municipales en el 2016.


El amigo Carlos Pérez, quien se desempeña como Jefe del Departamento de Participación Ciudadana de la Alcaldía del Municipio Libertador, nos invitó a tomar parte de la encuesta en línea, diseñada por la Alcaldía con el apoyo de Transparencia Venezuela, como un instrumento sencillo, claro y muy útil para canalizar la percepción que tenemos sobre nuestro municipio, sus problemas y sobre todo, aquellos aspectos en los que quisiéramos que más se ocuparan las autoridades locales, en este caso concreto el alcalde del municipio Libertador, Carlos García.

Pues bien,  me convertí en el ciudadano número 7 que utiliza estos servicios en línea (on line) para concretar mis opiniones sobre las áreas en las que debe hacer más énfasis el municipio el próximo 2016. 

Es decir, en la encuesta usted decide sobre qué áreas se deben canalizar los recursos. La encuesta dura 1 mes y en ese tiempo se tendrá una guía que proyecta la percepción ciudadana sobre lo que debe ser el presupuesto del venidero año, acá en la ciudad de Mérida.

Le invitamos a anotarse y a tomar parte en esta iniciativa. Vaya a la dirección:


y llenen los datos. No son más de 5 minutos para el registro y el llenado de la encuesta.

¡Es bueno sentir que uno es parte de la voz colectiva de la ciudadanía!

domingo, 6 de septiembre de 2015

Una extraña inauguración


Las imágenes mostradas se centran en ángulos que dan la impresión de obra acabada. La verdad es que el tercer tramo de la Línea 1 le faltan meses de trabajo.

Somos amigos del Trolebús porque lo consideramos un servicio enormemente útil para los ciudadanos merideños. Del Trolebús puede decirse cualquier cosa pero nadie puede negar el enorme impacto urbano que ha tenido para la ciudad (con sus muchos pros y sus innegables contras) y el gran servicio que diariamente le presta a decenas de miles de personas, gente que viaja a sus puestos de trabajo o estudio, con puntualidad, seguridad, comodidad y con gran economía.
Cuando decimos que el Trole ha tenido un enorme impacto urbano, lo decimos por sus aportes al ornato, vialidad, semaforización, modernización, mejoras en intersecciones, alumbrado, por sólo nombrar algunos aspectos. Sin la presencia del Trole, la reconstrucción total de la avenida Don Tulio Febres, por ejemplo, no hubiese sido posible en las actuales circunstancias económicas de la ciudad y el país.
Es más: Mérida es tal vez una de las ciudades venezolanas con mayor dinámica en cuanto a obras y esa cualidad positiva como urbe la ha logrado en buena medida, por la presencia del Trolebús y sus avances.
Reitero todo esto, porque son incontables las columnas escritas en las que hemos abordado estos aspectos, y para que no venga alguien a intentar señalarnos como enemigos del Trole o, como suelen hacer los más osados, por una extensión políticamente ridícula, “enemigos de la revolución” o cosas parecidas.
La puesta en servicio del llamado “tramo 3 de la línea 1” del Trolebús, entre la estación Mercado Periférico y la Calle 26, ha sido agradecida por muchos usuarios, no sólo porque el servicio llega al emblemático centro de la ciudad, sino porque permite conectar la Línea 1 con la 3 (el Trolcable). Pero también esa forzada inauguración ha sido duramente cuestionada por muchos sectores, quienes no entienden como una obra a la que evidentemente le faltan la terminación de estaciones, vialidad (sentido canal de bajada para el transporte), iluminación, cercados, entre otras obras prioritarias, se puso en servicio.
No deja de ser sospechosa una inauguración de este tipo en tiempos electorales. Una empresa como Tromerca debe evitar caer en la tentación de arriesgar la reputación de un sistema que ha funcionado con cierta eficiencia, sólo para complacer a algún alto funcionario político que quiere quedar bien ante sus jefes más inmediatos, el Presidente incluido.
Ahora bien, hay maneras de solventar los efectos de una errada decisión de inauguración forzosa. Una de ellas, tal vez la más importante, es la de terminar lo que falta.
Y en ese sentido, al menos lo indicamos con cierto alivio, hemos visto que, aunque inaugurado este tramo a la fuerza, las obras no se han detenido.
Quisiéramos imaginar que antes de diciembre la obra, plenamente terminada, pueda ser, esta vez sí con la seriedad que un servicio de este tipo amerita, reinaugurada como Dios manda, en este caso sin que queden vagando de un lado a otro, obreros, camiones, maquinaria y otras evidencias de que las cosas aún están sin terminar.

Todo esto lo decimos con el mejor de los ánimos. A quienes inauguraron este tramo del Trole a sabiendas de sus muchas obras sin terminar, les preguntamos si aceptarían ir a un restaurante y que les sirvieran el pollo totalmente crudo, la ensalada sin cocinar o el arroz duro porque aún no había hervido lo suficiente. Bueno, más o menos eso fue lo que hicieron con este tramo del Trole. Claro, el bus va y viene pero un sistema de esta magnitud no es sólo un bus lleno de gente. Quien así piense, está condenando al Trole a imitar al transporte convencional, sólo que rodando por una vía que nos costó millones de dólares.

Un aspecto de los inconclusos trabajos en el canal de bajada de la avenida Don Tulio. / Foto: Eddson /www.skyscrapercity.com/

El silencio sigue en la pista

Un aspecto de la solitaria pista del Aeropuerto de la Ciudad de Mérida

Mientras leemos, con cierta sorpresa debo admitirlo, que varias aerolíneas internacionales se han instalado en los últimos meses en Maiquetía para cubrir algunos destinos internacionales con frecuencias diarias, lamento que en el plano local aún sea dolorosamente prolongada la ausencia de vuelos en el aeropuerto Alberto Carnevali.

No hablo de vuelos internacionales. Para nada. Me refiero a rutas que conectan la capital merideña con Caracas, Barquisimeto, Maracaibo o Porlamar, por nombrar cuatro destinos de los que siempre la gente se queja.

¿Qué teclas habrá que tocar para que la ciudad de Mérida sea nuevamente admitida como un destino 

Dejamos un video del año 2013, que muestra a un avión de Conviasa,  recibido en Mérida entre aplausos por las autoridades regionales, en un intento de reactivación que al final quedó en nada. 



domingo, 2 de agosto de 2015

Las calles del hambre




La ciudad no puede abstraerse de lo que viven sus habitantes, por una sencilla razón: la ciudad es el conjunto de sus habitantes interactuando con toda su complejidad humana.
De allí que resulte sumamente complicado en este momento que vive Mérida y el país, abordar los temas urbanos propios de la ciudad, sin revisar cómo las circunstancias actuales de escasez, desabastecimiento, hiperinflación (ya la palabra inflación no alcanza para explicar la escalada de los precios) y el resto de factores vinculadas al desempeño económico de la persona promedio, afectan el día a día de la gente.
Lo que quiero decir es que la ciudad, en este momento, traduce el sentimiento colectivo de sus habitantes. Y ese sentir ciudadano gira en torno a emociones dignas del diván del mejor de los psiquiatras: angustia, zozobra, desesperanza, miedo. Es, la nuestra, una amalgama de temores mezclados con rabia.
La razón de este cuadro, aunque no podamos decir que sea necesariamente generalizado, puede encontrase en un recorrido por las calles de la propia ciudad. Por sus avenidas y zonas comerciales. Allí donde se arman, de persona a persona, las colas de la desazón.
Las colas son un producto de la crisis. Tal vez sean éstas, el mejor rostro de nuestras actuales circunstancias. Colas compuestas por seres humanos pero cuya suma o resultante, paradójicamente, es la inhumanidad.
Colas de horas, no de minutos. Colas de días como las que debe hacer quien quiera adquirir una batería o un caucho para su vehículo.
Decorada con esas serpientes de cuento de terror, que son las colas, la ciudad adquiere un aire de tiempos de guerra, imposible de ignorar. Y es que en las colas está la gente de todos los días: tu familia, tus vecinos. Las colas no son anónimas: en ellas sufre la gente que construye nuestra cotidianidad.
Hay en todo esto un decorado de fondo, especie de escenografía de la calamidad, representada por los temores ancestrales de los seres humanos: como, por ejemplo, la imposibilidad de conseguir el alimento para nuestras familias. Que la gente y la ciudad se despierten con semejante preocupación entre ceja y ceja, condiciona la mecánica citadina.  Más delante de seguro vendrán los estudios y las investigaciones  científicas para medir el impacto sociológico que la crisis tiene para el día a día de la ciudad y su gente, pero, desde ya, es posible augurar que nada bueno ha de salir de estos tiempos donde la gente llega al extraño actuar de hacer colas frente a un local comercial en el cual no hay nada; como si en ese gesto hubiese algo mágico, una invocación que hará que en algún momento se asome un camión cargado de productos para todos.
En toda ciudad hay una calle o sector en el que la gente parrandera, acude, bien entrada la madrugada, a comer arepas rellenas, o cualquier tipo de alimento para reponer energías, para seguir la fiesta. Es  lo que se denomina una “calle del hambre”.

Ahora nuestras ciudades, reproducen ese concepto, pero desnudado en su acepción más pura. Cuando vamos por nuestra ciudad las calles con sus colas son calles del hambre, un hambre que se oculta en nuestros temores más primigenios.