domingo, 6 de septiembre de 2015

Una extraña inauguración


Las imágenes mostradas se centran en ángulos que dan la impresión de obra acabada. La verdad es que el tercer tramo de la Línea 1 le faltan meses de trabajo.

Somos amigos del Trolebús porque lo consideramos un servicio enormemente útil para los ciudadanos merideños. Del Trolebús puede decirse cualquier cosa pero nadie puede negar el enorme impacto urbano que ha tenido para la ciudad (con sus muchos pros y sus innegables contras) y el gran servicio que diariamente le presta a decenas de miles de personas, gente que viaja a sus puestos de trabajo o estudio, con puntualidad, seguridad, comodidad y con gran economía.
Cuando decimos que el Trole ha tenido un enorme impacto urbano, lo decimos por sus aportes al ornato, vialidad, semaforización, modernización, mejoras en intersecciones, alumbrado, por sólo nombrar algunos aspectos. Sin la presencia del Trole, la reconstrucción total de la avenida Don Tulio Febres, por ejemplo, no hubiese sido posible en las actuales circunstancias económicas de la ciudad y el país.
Es más: Mérida es tal vez una de las ciudades venezolanas con mayor dinámica en cuanto a obras y esa cualidad positiva como urbe la ha logrado en buena medida, por la presencia del Trolebús y sus avances.
Reitero todo esto, porque son incontables las columnas escritas en las que hemos abordado estos aspectos, y para que no venga alguien a intentar señalarnos como enemigos del Trole o, como suelen hacer los más osados, por una extensión políticamente ridícula, “enemigos de la revolución” o cosas parecidas.
La puesta en servicio del llamado “tramo 3 de la línea 1” del Trolebús, entre la estación Mercado Periférico y la Calle 26, ha sido agradecida por muchos usuarios, no sólo porque el servicio llega al emblemático centro de la ciudad, sino porque permite conectar la Línea 1 con la 3 (el Trolcable). Pero también esa forzada inauguración ha sido duramente cuestionada por muchos sectores, quienes no entienden como una obra a la que evidentemente le faltan la terminación de estaciones, vialidad (sentido canal de bajada para el transporte), iluminación, cercados, entre otras obras prioritarias, se puso en servicio.
No deja de ser sospechosa una inauguración de este tipo en tiempos electorales. Una empresa como Tromerca debe evitar caer en la tentación de arriesgar la reputación de un sistema que ha funcionado con cierta eficiencia, sólo para complacer a algún alto funcionario político que quiere quedar bien ante sus jefes más inmediatos, el Presidente incluido.
Ahora bien, hay maneras de solventar los efectos de una errada decisión de inauguración forzosa. Una de ellas, tal vez la más importante, es la de terminar lo que falta.
Y en ese sentido, al menos lo indicamos con cierto alivio, hemos visto que, aunque inaugurado este tramo a la fuerza, las obras no se han detenido.
Quisiéramos imaginar que antes de diciembre la obra, plenamente terminada, pueda ser, esta vez sí con la seriedad que un servicio de este tipo amerita, reinaugurada como Dios manda, en este caso sin que queden vagando de un lado a otro, obreros, camiones, maquinaria y otras evidencias de que las cosas aún están sin terminar.

Todo esto lo decimos con el mejor de los ánimos. A quienes inauguraron este tramo del Trole a sabiendas de sus muchas obras sin terminar, les preguntamos si aceptarían ir a un restaurante y que les sirvieran el pollo totalmente crudo, la ensalada sin cocinar o el arroz duro porque aún no había hervido lo suficiente. Bueno, más o menos eso fue lo que hicieron con este tramo del Trole. Claro, el bus va y viene pero un sistema de esta magnitud no es sólo un bus lleno de gente. Quien así piense, está condenando al Trole a imitar al transporte convencional, sólo que rodando por una vía que nos costó millones de dólares.

Un aspecto de los inconclusos trabajos en el canal de bajada de la avenida Don Tulio. / Foto: Eddson /www.skyscrapercity.com/

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