jueves, 29 de junio de 2023

El puente que nos une

El siguiente es el Discurso de Orden leído por el periodista Adelfo Solarte en ocasión del Día Nacional del Periodista,  celebrado el pasado 27 de junio de 2023, y del acto de entrega del Premio Estadal de Periodismo Emilio Menotti Spósito, por parte de la Gobernación del estado Mérida.

 



Adelfo Solarte (*)

IAntes de iniciar con esta breve intervención, permítanme  saludar desde la tribuna que gentilmente me han cedido, a todos los periodistas venezolanos que cada día ponen su mejor empeño en cumplir no sólo con la nada sencilla misión de informar – que ya es bastante – sino de otros propósitos que subyacen como telón de fondo de esa responsabilidad y que fueron mencionados por el ya desaparecido académico y  periodista mexicano Omar Raúl Martínez, en su texto Semillas de Periodismo.  Allí decía que nuestra profesión también apunta a “provocar cambios, inducir reacciones, romper  inercias, despertar mentes, abrir caminos”.

Parte de esos colegas armados con las herramientas de la comunicación social están aquí hoy para recibir el Premio Estadal de Periodismo Emilio Menotti Spósito, en las distintas categorías o menciones. Por eso mi saludo afectuoso va a los periodistas Jorge Puente,  Jade Delgado, José Wilmer Sosa, José Gregorio Rojas, Magda Inés Uzcátegui y  José Miguel Monagas todos ejemplos de trabajo al servicio de la información y de esos otros ya citados menesteres.  

Dicho esto, he titulado esta breve reflexión: El puente que nos une.

II

El jueves de la semana pasada sentí que, de repente, el puente por el que he caminado como periodista, en estos más de 25 años de trabajo, se empezaba a tambalear.  La sensación era como estar a mitad de camino en una estructura que colapsa, parado en ese punto exacto en el que nos arropa la ambigüedad de lo que debemos hacer, ese lugar exacto donde nos asaltan las dudas de si es mejor regresar o seguir avanzando.

Intentaré explicar de dónde surgió esa inquietante imagen del puente: junto a otros profesores,  me encontraba en uno de los salones del Departamento de Comunicación Social de la ULA, allí en la Facultad de Humanidades. Era  el jueves 22 de junio. Tres jóvenes, en la recta final de su carrera como  estudiantes de periodismo, estaban defendiendo sus informes de pasantías, por lo que les correspondía explicarnos qué hicieron durante su tiempo de prácticas en medios como Tal Cual, RunRun.es o el Pitazo.

En la lista de actividades periodísticas mencionadas por las estudiantes había algunas del tipo que leo a continuación: Entrevistas por Meet, Optimización para motores de búsqueda (o, mejor dicho, Aplicación de técnicas de lenguaje SEO), Apoyo en estudios de audiencia, Consultas por Zoom Elaboración de Tablas de coeficiente, generación recursos para periodismo de datos, participación en periodismo colaborativo, análisis de métricas y algoritmos, cobertura con enfoque de derechos humanos, responsabilidades de Fact checking…

¡Ah!, por supuesto,  además de lo dicho – que es apenas una parte - las pasantes también buscaron noticias, escribieron y grabaron uno que otro podcast.

Tal vez abrumado por la cantidad de extrañas  responsabilidades mencionadas por las estudiantes, y mientras aún  las escuchaba rodeadas con   ese aire fresco  de futuras periodistas, sin que nadie en ese salón de Humanidades lo supiera (menos mal que fue así) mi mente me llevó, por un momento,  a un remoto viaje allá a finales de los años 90,  a los tiempos en los que trabaja en el Diario Frontera, junto a mi reportero gráfico y compañero de aventuras Eduardo Lázaro.

Eran tiempos aquellos en los que los periodistas de impreso (sí, de impreso: esa extraña palabra ya casi en desuso) teníamos una sola misión: buscar buenas historias, información de utilidad, escribir lo mejor posible y colocar a esas notas las mejores fotografías. Al final de la tarde terminaba la faena: “Mañana será otro día”, “Mañana nos vemos, Lázaro”. En esa sencillez radicaba, en gran parte, la gloria de nuestro trabajo cotidiano.

No teníamos en mente nada parecido a un algoritmo. El celo profesional era tan grande que eso que hoy llamamos “periodismo colaborativo” podía ser  visto, a veces, como un acto de traición. Por otro lado y por estrictas razones de seguridad periodística,   todo el que quería decir algo (que no un algoritmo) tenía que mostrarse, la mayoría de las veces,  de cuerpo entero, en vivo y directo.

Claro, no existía Internet o al menos no para nosotros. Internet, en aquella década de mitad de los 90, sonaba parecido al Metaverso que hoy nos describe  Mark Zuckerberg, el principal vocero de Meta y todas sus redes asociadas. Tampoco existían los celulares. Por cierto, cuando comparto estas nostálgicas historias con mis jóvenes estudiantes  en clase, todos  me miran con compasión y casi que me dan palmadas en el hombro diciéndome: “que horrible profe, debió ser muy duro”.

En fin, y dicho a la manera de algún pasaje de las sagradas escrituras, “en aquellos tiempos el mundo se reducía a tinta y papel”. La rotativa, como una locomotora desquiciada, se encargaba de parir cada madrugada a un hijo fugaz: un diario cuyo llanto se apagaría en pocas horas, las suficientes para cumplir con su misión de informar.  Vaya que aquellos eran otros tiempos, muy distintos.

Pues bien, cuando salí de esa especie de breve  y extraño viaje astral a la redacción de Frontera, mentalmente volví otra vez al salón de clases y allí estaban aún  nuestras alumnas terminando de explicar sus experiencias, sus asomos al fascinante mundo del periodismo.

Tuve entonces, estimadas amigas y amigos que ahora me escuchan, la convicción de  que delante de mí tenía,  en todo el sentido de la palabra, a una nueva generación de periodistas. Pero en este caso esa expresión “nueva generación de periodistas” es algo real, no se trataba de una expresión retórica sino una que se puede percibir como real, que se puede tocar y comprobar.

En este caso, tal como les he contado, estas estudiantes de Comunicación Social – y todos los miles de jóvenes que hoy se forman en nuestras universidades en el campo del periodismo - representan en verdad algo distinto, seres de una nueva época, individuos mentalmente ajustados a un entorno tecnológico que crece como la hiedra, cubriendo la profesión sin dar tiempo  para un respiro, un parpadeo,  un bostezo o para un beso.

Hablaban nuestras pasantes con locuacidad, en torno a otras y nuevas dinámicas del quehacer periodístico; usaban palabras y frases de difícil pronunciación y sobre diversas actividades que ocurren en las redacciones de los medios en esta tercera década del siglo XXI. En fin, describían un mundo diferente en el que se respira otro aire, uno con una  mezcla aparentemente distinta de oxígeno, nitrógeno y argón. Quiero decir: otros aires para el periodismo. Y me pregunté: ¿Podemos las anteriores generaciones de periodistas vivir aquí? ¿Podemos respirar el mismo aire?

Al no encontrar respuestas iniciales, fue entonces que sentí como ese  puente del periodismo que conozco, por el que he caminado feliz y despreocupado durante las últimas décadas,  empezaba a bambolearse como si quisiera venirse abajo. ¿De dónde aferrarse en una situación como esta en la que parece que se ha desatado el castigo de Babel, en la que distintas generaciones parecen hablar lenguas diferentes, llamar a las mismas cosas de manera distinta,  sin posibilidades de comprensión y de encuentro?

Y más preguntas tocaban a mi puerta: ¿Era tal vez ese periodismo del pasado un ejercicio simplón, extremadamente básico, desprovisto de las actuales complejidades que permiten una mejor comunicación? ¿Alcanzaba esa práctica comunicacional, digamos elemental,  de aquellos remotos años para dar respuestas eficientes a lo que la sociedad reclamaba en el campo de la comunicación social? En definitiva: ¿Hay algo rescatable de esos años de periodismo analógico, de teclados bulliciosos, de cuartos de revelado para fotografías, de pases en vivo para la radio, de cintas de VHS y otras prácticas a todas luces algo ridículas si las miramos con los ojos punzantes de la tecnología avanzada?

Las respuestas a mis dudas mezcladas con una evidente dosis de angustia,  surgieron en otro salón de clases de la Facultad de Humanidades,  un día después del revelador trance, el viernes 23 de junio, ante los estudiantes de la materia Teoría de la Comunicación.

Ese día me reencontré con una reflexión del ya fallecido comunicólogo venezolano -  aunque de origen italiano -  Antonio Pasquali. Se trata de una sentencia pronunciada por Pasquali en el año 1970, en su referencial libro Comprender la Comunicación.

Contundentes y premonitorias, las palabras de este intelectual de la comunicación  advierten que: “(…) no cabe duda de que todos los medios de comunicación, antiguos o modernos, inventados o por inventarse, son esencialmente aparatos – por instrumentalizados que ellos sean – pues están destinados a extender la previa capacidad humana de hablar y escuchar, de ver y dejarse ver, oír y ser oídos, expresarse y comprender”.

Dicho de otro modo: más allá de lo impresionante o abrumadoras  que puedan  ser las tecnologías actuales, en las que destaca, por cierto,  el novedoso uso de la Inteligencia Artificial como herramienta que se está volviendo omnipresente en cada actividad humana, o incluso más allá de lo inquietante que puedan ser las tecnologías “por inventarse” de las cuales sólo sabemos que dejarán muy mal parados a los pretenciosos artilugios del presente, más allá de la sensación de vértigo que nos abruma ante la avalancha de aplicaciones y otras herramientas de la inventiva humana, todo lo mencionado no son más que aparatos que necesitan, sine qua non, la presencia humana en los dos polos de la relación comunicacio

Deseo insistir sobre este punto porque es el meollo, lo crucial del asunto: Pasquali planteó -  tesis que comparto - que la eficiencia  de la comunicación no radica en los aparatos que median la relación humana – por sofisticados que estos sean - sino en las propias capacidades humanas que vienen incorporadas en nuestro, vamos a llamarlo así, “hardware” humano, en el que los sentidos, nuestras capacidad de hablar, de ver, oír y, sobre todo, comprender, ya están diseñadas para cumplir con este propósito. De nada vale el más avanzado de los celulares dotado de las más recientes aplicaciones si quien lo usa no posee una pizca de responsabilidad y sentido humano. Para los periodistas esto debería ser un mantra que invocamos en nuestro diario trajinar.

Desde este punto de vista, amparados por Pasquali, y dándole a la comunicación el basamento humano que a veces despreciamos,  debemos convenir que es más importante el propósito periodístico de  provocar cambios, inducir reacciones, romper  inercias, despertar mentes, abrir caminos” (ya advertido por Martínez) que trasladar el peso de este proceso comunicativo al uso y disponibilidad de herramientas avanzadas.

Quiero dejar en claro que lo dicho hasta aquí no es una proclama anti tecnológica. Los más de 100 estudiantes que atiendo en las distintas secciones de Comunicación Social y Medios Audiovisuales bien saben que no hay clase en la que no abordemos la realidad de la tecnología conversando y reflexionando sobre las implicaciones, usos y futuro para la comunicación de tecnologías como el metaverso, los algoritmos, la Inteligencia artificial, la singularidad, computación cuántica, redes neuronales, la big data, el machine learning,  la realidad aumentada, la realidad virtual, la censura digital, el  espionaje cibernético, la interfaz cerebro-ordenador, por sólo citar algunos de los temas más recurrentes.

Lo que quiero dejar en claro no es sólo que la tecnología nos arropa de pies a cabeza, querámoslo o no, sino que el uso de esta tecnología debe ponderarse, sopesarse de forma sensata y equilibrada, teniendo en claro en todo momento que lo importante y más determinante es que cualquiera sea la tecnología, lo fundamental es el cumplimiento de una responsabilidad humana, pensada por humanos, para otros seres humanos con necesidades, en este caso informativas y a los cuales los periodistas nos debemos.

Si lo miramos así, entonces el puente del que hablamos más arriba, ese puente agitado y estremecido por nuestras posibles angustias como periodistas obligados a domar el fiero potro de la tecnología, ese puente no está por caerse sino que puede servir para conectarnos si fijamos la mirada en los fundamentos del periodismo que marcaron la historia y que la seguirán marcando, aunque redactemos en un ambiente de realidad virtual entrevistando a un holograma movido por inteligencia artificial.

Dicho esto, mencionaré diez acciones que, desde mi  punto de vista, esta vez se erigen como un puente robusto, una sólida estructura con fuertes cimientos, que unen a todas las generaciones de periodistas: desde Don Tulio Febres Cordero, pasando por  Emilio Menotti Spósito (quien da nombre al premio de hoy), hasta llegar a aquellos alumnos que aún con pomada para el acné en el rostro,  toman sus asientos en cualquiera de los pupitres de las escuelas de periodismo o comunicación social de nuestra querida Venezuela.

Número 1: Los comunicadores sociales  fuimos, somos y seremos intermediarios  entre lo que es importante, útil y necesario, por un lado  y las demandas de la sociedad que, como audiencia, busca información.

Número 2: Los periodistas fuimos, somos  y seremos traductores de los discursos especializados que acumulan el saber,  para luego dirigirlos hacia el común de las personas que tienen derecho a conocerlos.

Número 3: Los periodistas fuimos, somos  y seremos organizadores de los acontecimientos, jerarquizadores del caos.

Número 4: Los comunicadores sociales fuimos, somos y seremos  fiscalizadores de la función pública y, en general, de todas las expresiones del poder.

Número 5: Los periodistas fuimos, somos y seremos motivadores de la participación ciudadana.

Número 6: Los periodistas fuimos, somos  y seremos verificadores de la credibilidad informativa generada por los nuevos medios.

Número 7: Los comunicadores sociales fuimos, somos y seremos  narradores de  los  acontecimientos. Eso no cambiará.

Número 8: Los periodistas fuimos, somos y seremos  – si actuamos bajo la ética y la responsabilidad -  un apoyo fundamental a la democracia.

Número 9: Los periodistas fuimos, somos  y seremos  asesores para el resto de los ciudadanos sobre el uso de la libertad de acceso a la información y su defensa.

Y, número 10: Los periodistas -  por ser depositarios del resguardo de la comunicación  como bien público -  fuimos, somos  y seremos defensores de la libre opinión y del derecho a la información.

Todas estas acciones mencionadas constituyen el punto de encuentro, suprageneracional,  de quienes ejercen de manera profesional  la función periodística como actividad regida por una Ley de Ejercicio del Periodismo, amparados por un gremio y ajustados al cumplimiento del ordenamiento jurídico venezolano.

No podemos negar  la existencia de puntos de vista divergentes entre las generaciones que nos precedieron, las que nosotros representamos, y las que se están levantando al calor de un verdadero cambio tecnológico paradigmático de la sociedad.

Tampoco podemos cuestionar a estos jóvenes periodistas de hoy por no tener  que vivir las  cuitas tecnológicas que caracterizaron el trabajo periodístico de, por ejemplo,  nuestro Libertador Simón Bolívar, cuando un  27 de junio de 1818 logró imprimir el primer número del Correo del Orinoco, y crear el pretexto para reunirnos hoy, 205 años después en este salón para celebrar un nuevo día del periodista.

Pero como vimos, hay en el periodismo una especie de genética que apunta a cumplir con responsabilidad y pasión a esa necesidad ancestral humana de información para la toma de decisiones.

Es, en el fondo, el mismo periodismo que impulsó a Bolívar a considerar que un papel impreso podía superar en poder de fuego a sus más robustos cañones, ya que, en efecto, una frase contundente, apuntada a la opinión pública, cumplía el rol de “artillería del pensamiento”.  O puede ser, también, el periodismo creado con profesionalismo y apoyado en las más avanzadas tecnologías, que hoy usan las nuevas generaciones de comunicadores sociales. 

Eso sí, indistintamente de la época, el periodismo  - para ser tal – debe ser buen periodismo. Ese será el puente que nos una más allá de las generaciones.

 ¡Muchas gracias a todos!


(*) Adelfo Solarte es periodista egresado de la Universidad del Zulia (LUZ), Magíster en Desarrollo Urbano Local (ULA) y profesor de la Escuela de Medios Audiovisuales de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes en donde imparte la cátedra Introducción al Periodismo, adscrita al Departamento de Comunicación Social.

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 1 de abril de 2018

OPINIÓN Accesibilidad: un caso de estudio desde el corazón



José Gregorio Delgado Herrera
Persona con Discapacidad
ABOGADO




Lynda González, es una mujer que inspira en sus acciones, con una familia que refleja luz y amor, en medio de los apagones y los enfrentamientos que caracterizan la Venezuela de hoy. Es alguien que piensa desde el corazón, por eso, es mi inspiración hoy para escribir este artículo en referencia a su trabajo de grado, defendido el pasado 21 de marzo de 2018.
Conocí a Lynda, en mayo de 2017, como participante en el Diplomado Derechos de las Personas con Discapacidad, se identificó como Arquitecto, funcionaria de la alcaldía y estudiante de posgrado en Desarrollo Urbano Local, hermana de Carola una mujer con discapacidad, esposa y madre de dos hijos, sin olvidar el rol de hija de su papá.
Nuestros encuentros semanales, por cuatro sesiones presenciales entre mayo y junio, se dan en las sedes del INPRADEM y UNIANDES, dependiendo de la accesibilidad propia de las protestas ciudadanas en esos tiempos difíciles, de la Mérida guerrera en la Venezuela contemporánea.
Recuerdo que terminadas las sesiones del diplomado y en algunas conversaciones de descanso, en medio de los temas jurídicos, ya se planteaba la propuesta de que fuera asesor para su tesis, de hecho, por las maravillas del internet, recupero un comentario que le hacia, meses después, ya revisando el marco teórico y sus ideas preliminares:
“Como te dije intentaré profundizar el fin de semana en tu texto, escribes con buen estilo y las ideas salen de tu corazón, mis observaciones apenas son detalles para adornar lo que tienes, y seguramente desenrollar el trompo de las emociones”.
Este comentario sincero, impactó de tal manera a Lynda, que en el texto formal de sus agradecimientos lo expresa en forma clara: “A mi asesor Dr. José Gregorio Delgado por su estímulo y apoyo,  a una arquitecto que piensa con el corazón”.
Con este antecedente se entenderá el alcance de las emociones, al intentar estas líneas una vez pasada la defensa de la tesis, valoro el reconocimiento logrado por el esfuerzo de Lynda, y el acompañamiento en su tema de estudio, pues llega a tener mención PUBLICACION, con los mejores reconocimientos del jurado y del público asistente a su presentación.

El caso de estudio


Lynda González durante la defensa de su trabajo de grado sobre accesibilidad urbana para personas con discapacidad en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la ULA.

Lynda González, presenta su caso de estudio a los ámbitos académicos, de la Universidad de los Andes, Facultad de Arquitectura y Diseño POSTGRADO EN DESARROLLO URBANO LOCAL. Estamos en presencia de un Trabajo de Grado en Maestría, con un título que resuena a los oídos atentos como interesante y digno de considerar: LINEAMIENTOS PARA PROMOVER LA ACCESIBILIDAD URBANA PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN LA CIUDAD DE MÉRIDA, CASO DE ESTUDIO: AVENIDA URDANETA DEL MUNICIPIO LIBERTADOR.

A los efectos de su identificación formal, tenemos las personas involucradas en el contenido, en forma directa y protagónica: Autora: Arq. Lynda González Araujo y  Tutor: Arq. Msc. Leyda Rondón. En nuestro caso, tenemos un papel secundario y de acompañamiento en las ideas expuestas, siguiendo nuestro rol de Asesor, la fecha de entrega del trabajo realizado fue Noviembre, 2017.

Al exponer el caso de estudio, prefiero seguir el resumen formal desarrollado por la autora, que expresa con claridad el tema seleccionado y los elementos que se consideran en su exposición, así como, los resultados esperados y obtenidos.

“La accesibilidad urbana es un término que a lo largo del tiempo se ha venido desarrollando y ha evolucionado en la medida en que las necesidades y prioridades del ser humano han venido cambiando. Son muchos los países que han realizado acciones, han unido esfuerzos apoyados por sus ciudadanos para conocer las debilidades que sus ciudades presentan por medio de barreras tanto para las personas con discapacidad como para el resto de la población, permitiendo crear propuestas en donde el espacio público forma parte esencial y dar vida a la ciudad. De allí que esta investigación tiene como objetivo desarrollar lineamientos de planificación urbana que permitan maximizar la accesibilidad urbana en la ciudad de Mérida, Municipio Libertador específicamente en la Avenida Urdaneta, a favor de la integración de las personas con discapacidad. Considerando los elementos fundamentales a evaluar como los usos, servicios y equipamientos existentes en el sector fundamentales para el desenvolvimientos de actividades, para el desarrollo de la investigación se realizó un recorrido teórico sobre la accesibilidad bajo el enfoque del Diseño Universal y su relación con la Accesibilidad Universal, se creó un instrumento de análisis que permitió evaluar las condiciones de accesibilidad en las construcciones en general y de los espacios públicos, sistema de transporte, infraestructura y servicios públicos, tomando en cuenta la normativa vigente así como los principios del diseño universal y la conectividad de los espacios, el derecho a la información y la comunicación con el uso de las nuevas tecnologías”.
Un comentario final
            En relación al tema de la accesibilidad, se puede pensar como un principio fundamental para dar respuesta al problema de la discapacidad, en cualquier ciudad del planeta, de hecho en la referida tesis encontramos imágenes de la forma en que ha resuelto la ciudad española de Barcelona el tema de la accesibilidad. Sin embargo, a partir de su ubicación en la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y en la propia ley venezolana, que se refiere a los derechos fundamentales como: la accesibilidad, vivienda, salud o educación, en el contexto de las bases jurídicas de esta tesis, podemos establecer que su fundamento permite:
1.    Considerar la Accesibilidad como un derecho fundamental, configurándose para los ciudadanos con discapacidad como un prerrequisito para el ejercicio de otros derechos.
2.    Considerar que este estudio sobre la Accesibilidad es una herramienta útil, para las decisiones y las acciones sociales, institucionales y arquitectónicas, que harían de Mérida una ciudad accesible.
Al establecer el contenido de esta tesis, como un caso de estudio desde el corazón, se invoca la necesidad de las campañas informativas que contribuyan a lograr la sensibilización sobre un aspecto crítico de la discapacidad, una situación a la cual cada persona y familia de la ciudad, queda expuesta, atendiendo a sus circunstancias.
En este contexto analizar la accesibilidad para las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones que las demás personas, unida a la propuesta del “díseño universal”, impone un reto para los profesionales de la arquitectura, en el logro de una ciudad accesible, que encuentra su fundamentación en los derechos humanos en general y en particular en los derechos al desarrollo y a la ciudad, siguiendo las tendencias de una nueva generación de los derechos propios de los intereses de colectivos, así como sujetos y movimientos sociales concretos.
El contemplar la tesis de Lynda González, como una propuesta viable, para los cambios y las transformaciones necesarias en la ciudad de Mérida, siguiendo el ejemplo de otras ciudades del Mundo, nos permite incluir el derecho a la accesibilidad en el catalogo común de los nuevos derechos. Y se establecen progresivamente las condiciones, que favorecen su exigibilidad ante las autoridades responsables de la gestión de la ciudad, los alcaldes y los concejales, tendrán algo que decir y hacer a la luz de los lineamientos expuestos en este trabajo de grado en Maestría, tomando en cuenta que, si bien ya Lynda González, no es para este momento, funcionaria municipal, si continúa en su rol de una ciudadana responsable, que ejerce su derecho a participar en la búsqueda de las soluciones a los problemas de la ciudad.
Tomando en cuenta que, el tema tiene dolientes, en el colectivo de los vecinos que presentan alguna discapacidad, con énfasis en una parroquia del Municipio, se puede entender, la importancia del factor social, a la hora de hacer el seguimiento a las propuestas presentadas “desde el corazón” y la profundización en los estudios pertinentes y las decisiones políticas, administrativas, legislativas y de cualquier naturaleza, para hacer de Mérida, la ciudad capital del Municipio Libertador del Estado Mérida, un modelo de “ciudad accesible”, mediante las acciones compartidas pertinentes.
Cuando nos planteamos, el Diplomado sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, tomamos en cuenta, la posibilidad real de generar a partir de sus contenidos, una o más acciones y propuestas, que, le den factibilidad y existencia a estos derechos en la realidad social. El trabajo de Lynda, nos reafirma en ese propósito y nos ayuda a reconocer su fuente de inspiración: las vivencias de falta de accesibilidad, que, ha tenido con su hermana Carola, recorriendo las calles y las instalaciones de los servicios de la ciudad de Mérida. Un agradecimiento personal a la autora, por aceptar este reto del estudio y por agregarnos al equipo de trabajo.

La avenida Urdaneta es el espacio propuesto por la Arq. Lynda González como área piloto en la cual desarrollar estrategias de planificación de cara a una ciudad accesible.



miércoles, 28 de septiembre de 2016

INFRAESTRUCTURA / ULA le recuerda a Tromerca responsabilidad de terminar obras

Si bien el Trolebús  funciona por la avenida Don Tulio Febres Cordero, varias obras aún esperan ser terminadas: aceras, cercado, cierres, frisados, entre otros.


El Consejo Universitario discutió el pasado lunes 26 de septiembre la situación actual de las obras inconclusas del Trolebús y que afectan a la Universidad de Los Andes. Como bien es sabido, la ULA cedió parte de sus espacios para que la ciudad tuviera un sistema de transporte masivo adecuado a los nuevos tiempos y que pudiera movilizar una parte importante de los ciudadanos desde la parte sur a la parte norte de la ciudad, esto se logró luego de un compromiso entre ambas instituciones. Sin embargo, actualmente hay una serie de obras inconclusas las cuales se espera que, una vez que se concluyan corrijan las afectaciones hechas a las instalaciones universitarias, como por ejemplo en los cercados y otras áreas además de realizar algunas obras adicionales que contribuirían al mejor funcionamiento universitario. La universidad reconoce que se han hecho obras y han ido en beneficio de la ULA, pero falta mucho terreno por recorrer y la indefinición de los tiempos de conclusión de las obras, tiene a la universidad en zozobra.

“Las afectaciones a los terrenos universitarios fueron a lo largo de toda la avenida Don Tulio Febres Cordero, en el canal de subida en los espacios del Polideportivo Luis Ghersy Govea, afectando las canchas y caminerías que posee ese complejo, también se afectó cerca de la Facultad de Medicina en sus estacionamientos, auditorio, las instalaciones de la Federación de Centros Universitarios (FCU), el Estadio de Fútbol Lourdes y en el canal de bajada el estacionamiento de la antigua sede de Microbiología así como las cercas de la Residencias Femeninas Mama Chela y los estacionamientos de Medicina. Con mucha preocupación hemos visto que muchas de las obras que prometieron hacer no están listas, eso generó varios informes de la comisión del CU, para que se trabajara en esas afectaciones pero la preocupación crece cuando se ve que desde hace unos 6 u 8 meses para acá, no existe gente trabajando en esas zonas, lo que ha generado problemas a nivel deportivo, porque las canchas no están listas además de problemas de inseguridad porque los cercados no se han instalado”, dijo José María Andérez, secretario de la ULA.

En este sentido el Consejo Universitario invitó al presidente de Tromerca, Simón Figueroa, y a la Comisión del CU que lleva esta materia para así poder conocer la versión de las dos partes, en relación con este justo reclamo de la ULA. La reunión se desarrolló en un clima de bastante cordialidad, en el que ambas partes expusieron sus argumentos pero siempre orientados a buscar la forma de resolver la problemática existente en cuanto a las obras que están sin concluir. La universidad reconoce que sí se han hecho obras que mejoran el aspecto de la universidad, pero a su vez le preocupa que faltan muchas más por hacer. Sabemos que el país vive problemas financieros, producto de una mala administración de sus recursos y por no desarrollar las obras a la velocidad como estaba en los cronogramas. La conclusión del CU, fue que una comisión, encabezada por el equipo directivo de Trolmerca y la Comisión ya designada del Consejo, se reúnan con urgencia para ir a los sitios ya mencionados y poder unificar los criterios de evaluación en los respectivos informes a levantar y trazar un cronograma relacionado con la culminación de las obras inconclusas y el comienzo de otras que se prometieron dentro del convenio y que deben cumplirse”, manifestó el profesor Andérez.

Agregó el profesor Andérez que el ingeniero Simón Figueroa manifestó que Tromerca actualmente cuenta con un presupuesto reducido, pero con la fuerza propia de sus obreros tratará de resolver algunas cosas pequeñas, lo que causa a su vez una pequeña alegría a los universitarios. Dijo que informó Figueroa igualmente que le solicitó al ministro una cantidad importante de recursos para poder culminar las obras y cumplir con los compromisos adquiridos con la universidad. Golfredo Lobo / Prensa ULA / CNP 14.293


domingo, 25 de septiembre de 2016

PRESENTACIÓN EN LA ACADEMIA / Comunicación para mañana...Carreteras de hoy


Un aspecto de la intervención del Dr. Germán Monzón Salas en la Academia de Mérida.


El equipo promotor de diagnostico y proyección vial del Estado Mérida, progresivamente se ha ido transformado en punta de lanza a través del trabajo constante que ha emprendido la Fundación de Mejoramiento Profesional Dr. Leopoldo Garrido Miralles como puente para la coordinación de mas de 20 reuniones de planificación, encuentro, discusión y síntesis de un conglomerado de profesionales de diversas áreas del saber quienes han colocado todo su esfuerzo para permitir que esta comisión siga adelante contribuyendo con el Centro de Ingenieros de Mérida como órgano asesor del Estado.
Recientemente esta Comisión que encabeza el ingeniero Germán Monzón Salas junto a un valioso equipo estuvieron presentes en la sede de la Academia de Mérida, luego de la invitación que le hiciera su presidente el Dr. Ricardo Gil Otaiza, para participar en la conferencia “Mérida: comunicación para mañana, carreteras de hoy”.La presentación de bienvenida la realizó el Dr. Roberto Ucar ex presidente del Centro Ingenieros, donde estuvieron presentes los miembros de número de ésta corporación académica, directivos del Centro de Ingenieros de Mérida encabezado por el ingeniero Jesús Godoy Bolívar, directivos de la Fundación Leopoldo Garrido representado por el ingeniero Ezio Mora Contreras, junto a otras instituciones y personalidades invitadas.
El ingeniero Germán Monzón salas en su exposición agradeció a todo el cuerpo académico la invitación realizada, haciendo memoria del nacimiento del equipo de diagnostico y proyección vial que surgió hace un año y donde se han integrado un gran numero de profesionales que hacen vida en diversas instituciones de la Universidad de los Andes como profesores, investigadores, así como aquellos que laboran en el libre ejercicio profesional, siendo una gran fortaleza para articular información que ha permitido compilar y complementar la propuesta que se viene adelantando.
El expositor luego de hacer un diagnóstico de las condiciones fisiconaturales y socioterritoriales del estado Mérida, en cuanto a sus ventajas comparativas y competitivas referido a sus grandes fortalezas y oportunidades que se interrelacionan para el desarrollo de Mérida, se refirió a la importancia de las vías de comunicación en su amplio contexto como elemento de articulación y unión con otros estados y regiones del país para contribuir con el amplio valor agregado que posee en materia agrícola, turística, científica, investigación, salud, comercial demás recursos eco- sistémicos.
Por tal motivo el desarrollo de toda la infraestructura vial estadal pasa por el mejoramiento de sus principales arterias locales y troncales, siendo fundamental en el eje metropolitano desarrollar la perimetral Tabay-Mérida-Ejido, que se encuentra proyectada paralela a las márgenes del rio Chama desde San Onofre en Ejido hasta los Llanitos de Tabay, previsto en el Plan de Ordenación Urbanística (POU), respectivamente.
Hizo referencia a la propuesta de los Túneles a través de la Sierra Nevada de Mérida, cuya proyección se ha venido discutiendo, analizando y promoviendo en la comisión interdisciplinaria y que se ha presentado en diversas plataformas como la Cámara Municipal Libertador, el Sistema de Transporte Masivo de Mérida, la Seccional del Centro de Ingenieros de El Vigía, entre otros entes y medios de comunicación radial, televisivo y digitales, que han contribuido con su difusión en la localidad.
Luego de mostrar cifras dentro del desarrollo de algunas ciudades europeas entre ellas Suiza, Italia, Alemania, Francia, Austria, donde se han construido kilómetros de túneles como grandes proyectos de ingeniería para comunicar localidades tanto en tierra y mar, reseñó las bondades que éstos representan para el ambiente y su entorno humano por cuanto las infraestructuras no representan impactos ambientales significativos, sino por el contrario generan efectos para la economía en general, la agricultura, el comercio, el turismo y la ecología ya que existe una gran reducción de trafico en las carreteras.
Los académicos de Mérida mostraron su receptividad a la explosión del ingeniero Monzón Salas, quien al terminar su intervención respondió un conjunto de preguntas realizadas por los presentes relacionadas precisamente a las bondades, impactos, justificaciones, presupuestos entre otras, por lo que el conferencista destacó la necesaria integración de grandes voluntades merideñas vinculadas con su desarrollo entre ellas la Universidad de Los Andes, los gobiernos estatales y municipales, los gremios y cámaras de desarrollo y organismos colaterales del sector regional y nacional.
Destacó el ingeniero Monzón Salas, que es una honra representar al Centro de Ingenieros de Mérida a través de la comisión agradeciendo el apoyo de los ingenieros Jesús Godoy Bolívar y Ezio Mora Contreras, presidentes tanto del centro de Ingenieros de Mérida y de la fundación Leopoldo Garrido, junto a un nutrido equipo de profesionales quienes se han articulado para ir mejorando y alimentando el documento y la presentación que será llevada en el mes de marzo del año 2017 en la ciudad de Caracas al evento “Pensar en Venezuela”, una actividad que organiza el Colegio de Ingenieros de Venezuela. / Prensa: Jesús A. Peña  / CNP:14.027 / Fotografía: Orlando Villavicencio

martes, 30 de agosto de 2016

El teleférico: una nueva oportunidad

Toda una experiencia que vale la pena vivir. Subir a nuestra Sierra Nevada en el Teleférico

Durante el mes de agosto tuve la fortuna de subirme dos veces al  nuevo Teleférico Mukumbarí. De entrada  resumo  la experiencia como excelente ya que, en efecto, se trata de unas instalaciones totalmente nuevas, con equipos igualmente recién estrenados. La atención de los trabajadores también fue digna de admirar.  El paisaje es de ensueño, las vistas espectaculares, el clima irrepetible en Venezuela y el viaje placentero.

El Teleférico de Mérida, ahora renombrado Mukumbarí (“lugar donde duerme el sol”) representa la posibilidad de ver al turismo merideño en una dimensión renovada.
Visto en su majestad, el Mukumbarí es una clara oportunidad para lograr con el turismo de Mérida lo que siempre se ha deseado y nunca se ha podido: que se convierta en una industria sostenible y capaz de apuntalar el desarrollo  económico de nuestro estado, potenciando las otras virtudes que Mérida ha ido labrando a través de su historia como lo son la agrícola y pecuaria, la académica, la cultural y la tecnológica, por nombrar  algunas de las facetas que suelen invocarse en alusión a estas tierras de mágicas montañas.
El Teleférico – dada su inversión e impacto nacional y mundial – debe ser el eje de las actividades y el motor para entusiasmar a un sector que como el turismo requiere de atractivos y atracciones de peso. En el caso del Mukumbarí, no cabe duda de que justifica incluso un viaje desde otros países para subir a las alturas merideñas.

Ahora bien, su sustentabilidad económica pasa porque los usuarios cancelen una tarifa justa y acorde a nuestra realidad. Si algo quedó claro de parte de todos los que hemos tenido la posibilidad de subir, es que en el caso de nuestro Teleférico, todos están dispuestos a cancelar un boleto para subir. Eso sí, se debe mantener el incentivo para colegios y centros educativos merideños, grupos especiales y en aquellos casos en los que no sea factible cobrar.

Como lo mencionamos en un post anterior, de la mano de esta gran inversión debe ir la reactivación del aeropuerto, la recuperación de plazas y parques, el incentivo a la creación de servicios colaterales al acto de subir a nuestras montañas. Hablamos de todo lo que sirva para moverse como taxistas,  caballos,  mulas, trencitos o incluso carrozas;  restaurantes, posadas, ventas de artesanía, empresas de turismo de aventura, en otros.


Creo que el teleférico le da a Mérida y a sus habitantes, la posibilidad de verle la cara a una posibilidad cierta de un desarrollo no pegado a lo que es norma en casi todo el resto del país como lo es la renta petrolera.  Como ciudadanos debemos apostar al éxito del teleférico lo cual pasa por ser agentes críticos ante las situaciones que enturbien su funcionamiento y afianzamiento.

Las estaciones son de una belleza poco vista en nuestro país. Sobrias y modernas.

sábado, 9 de julio de 2016

TEMPORADA / ¿Es posible el turismo sin aviones?


La solitaria pista del aeropuerto Alberto Carnevali. Esporádicos vuelos privados se ocupan de romper el silencio de la terminal de uno de los principales destinos turísticos de Venezuela... Gran contradicción.


La respuesta: ¡ Claro que es posible! Una ciudad, un estado, pueden organizarse para echar adelante su industria turística prescindiendo de los servicios de las aerolíneas y todo lo que esté atado a la existencia de vuelos aéreos. De que se puede se puede. Por ejemplo: una isla que base el ingreso de los turistas por vía marítima de forma exclusiva.

Pero, acá entre nos,  en el caso de Mérida la pregunta no es una necedad. Nuestro estado aunque tiene un acceso por vía  lacustre (allí está Palmarito que pertenece al estado Mérida) ciertamente nunca ha pretendido desarrollar este puerto del sur del lago con fines de ingreso del turismo (aunque tan descabellada no es la idea).

La vía terrestre es la más usual aunque si a ver vamos no es infalible, sobre todo si tomamos en cuenta que nuestra atractiva geografía, es, por su carácter abrupto, espacio habitual de derrumbes, deslaves y otras acciones de  la naturaleza. Es decir, hoy hay carretera, más tarde no se sabe.

En definitiva, si Mérida apuesta al turismo, debe igualmente apostar por desarrollar en todo 
el sentido de la palabra, sus servicios aéreos.

En este momento el único terminal aéreo disponible es el de El Vigía. Pero allí el servicio ha decaído de forma dramática. Comenzando por el sauna que representan sus instalaciones. El ya legendario calor vigiense será bueno para cualquier cosa pero no para hacerle compañía a decenas de viajeros que atiborran los muy reducidos espacios de la terminal y tampoco para matizar la espera de la maleta en la única cinta transportadora. La tasa aeroportuaria, que hasta hace poco estaba en 700 bolívares, no parece revertirse en baños amplios y en buen estado, más sillas para la espera, e incluso otros servicios para la comida.

No es pues el aeropuerto Juan Pablo Pérez Alfonzo ninguna buena postal para hablar de servicio aéreos de calidad.

El aeropuerto de la ciudad de Mérida, pese a que posee una pista renovada y unas instalaciones aún operativas, sigue viviendo en el limbo de la incertidumbre en cuanto a su destino. Hemos perdido la cuenta del número de anuncios que, tal vez con la mejor de las intenciones, ha hecho el gobierno regional sobre el reinicio de operaciones. Anuncios tan notorios como aquel de la telenovela representada por la aerolínea Lamia, hasta eventuales anuncios de  que otras aerolíneas privadas tocarían el aeropuerto de esta menuda y hermosa urbe andina.

Si sacamos papeles, anotamos por aquí y revisamos por allá, el saldo será muy pobre. 

Estas reflexiones vienen a cuenta ya que con el anunciado reinicio de actividades del sistema teleférico de Mérida Mukumbarí el gobierno regional ha hecho esperanzados anuncios de que se  estima en  más de 333 mil el número de turistas que visitarán Mérida durante la temporada alta

Específicamente, y citamos la propia nota de prensa de la Gobernación del estado Mérida "El Ejecutivo regional estima que durante la temporada vacacional, que comienza este primero de agosto y culmina el 11 de septiembre próximo, visitarán la entidad  333 mil 434 turistas, lo que representaría un aumento del 8% en comparación al año pasado.

Así lo informó el gobernador Alexis Ramírez, al referirse a las estadísticas que se manejan con respecto a la temporada alta, agregando que la ocupación hotelera  se ubicaría en un 79%, un 19% más que en 2015


Además, según la nota de prensa,  el gobernador de Mérida sostuvo que "el turismo como octavo motor de la economía venezolana se fortalece, mediante el otorgamiento de créditos a prestadores de servicios por parte de la banca privada, que ofrece tasas de interés entre el 8%  y 11%, como logro de la Revolución". Es decir, al gobernador parece interesarle la participación privada.

De allí que debemos suponer que las empresas vinculadas al sector aéreo, no solo las aerolíneas, sino las empresas de transporte turístico, de taxis, agencias, operadores,  entre otras, están anotadas entre los beneficiarios de este renacer del turismo local. Si no es así, entonces estamos limitando el potencial del teleférico y sobre todo de sus reales posibilidades como motor turístico. Los aviones son importantes y estos necesitan buenos aeropuertos para operar. El Vigía y Mérida tienen condiciones pero hace falta inversión y motivación para que las empresas se entusiasmen.

Veremos que pasa.


En el aeropuerto de El Vigía el servicio al viajero debe mejorar.