martes, 13 de octubre de 2015

457 AÑOS DE MÉRIDA / Fecha para repensar una ciudad de parroquias




La Ciudad de Santiago los Caballeros de Mérida, una ciudad de parroquias con historia y tradición, un asentamiento humano para repensar en pleno siglo XXI.


José Gregorio Delgado Herrera

El 9 de octubre de 1558, el Capitán Juan Rodríguez Suárez funda la ciudad de Santiago de los Caballeros de Mérida,  Rodríguez Suárez había nacido en Mérida, España y en recuerdo de su ciudad natal, la bautiza con este nombre. El asentamiento se realiza este día en los alrededores del caserío indígena, meseta habitada por algunos grupos indígenas, siendo los tateyes o tatuyes los más conocidos. Éstos dependían de la agricultura para su subsistencia, en especial del cultivo del maíz y de algunas raíces; además obtenían distintos rubros gracias al trueque con indígenas asentados en otros espacios de lo que hoy día es el Estado Mérida, conmemoramos la fundación, al recordar cuando Suárez, y un grupo de 50 a 70 soldados «clavó el rollo jurisdiccional, eligió a los funcionarios del Cabildo y declaró ante la tropa que fundaba una ciudad».

En 1628 los padres jesuitas abren un colegio en la ciudad, el mismo funciona excelentemente por casi un siglo y medio hasta que los Jesuitas son expulsados de América en 1767 por orden del rey de España, Carlos III.

A principios del siglo XVII la población de la ciudad alcanzaba cerca de 3.300 aborígenes y unas 150 familias de origen español, cifra que para mitad del siglo XVIII, en el año 1763 aumentaría a más de 2.000 ciudadanos de origen español y otros miles más aborígenes.

En 1778 la ciudad fue elevada a sede Episcopal por el Papa Pío VI ante la petición que hiciera el monarca de España. Se nombra a Fray Juan Ramos de Lora como Obispo de la nueva Diócesis, el nuevo Obispo llega a la ciudad en 1785 procedente de México, luego de ver los problemas que presenta la región, decide crear, sin permiso real, el Seminario de San Buenaventura el 29 de marzo de 1785 a fin de dar educación eclesiástica y de legua latina a los jóvenes de la ciudad. El Seminario sería más tarde, la base de la Universidad de los Andes.
La parroquia colonial penetró íntimamente en la vida económico-social de la región donde se asentó, provocando una verdadera integración entre los agentes constitutivos y la población; integración que funcionó tanto para la época como para el ulterior desarrollo de la región. Como se sabe, la parroquia delimitó el territorio de su jurisdicción. Esa delimitación, hecha por la diócesis, marcó la pauta para la división político territorial de la etapa republicana. De esta manera, la jurisdicción parroquial sentó las bases para la configuración político-administrativo del territorio post-colonial.

En el territorio parroquial, el gobierno eclesiástico tuvo autonomía dentro de su jurisdicción, pero la autoridad estuvo compartida con el gobierno civil que, en el caso de Mérida, estuvo representado por un Teniente de Justicia Mayor y un cabildo, ya que la parroquia careció de Cabildo. Éste era un organismo de carácter netamente civil que se estableció en villas y ciudades y no en las parroquias por ser de territorio y jurisdicción eclesiástica.
En las parroquias eclesiásticas encontramos un componente jurídico, un elemento poblacional y un aspecto económico, valorado como el origen del gobierno local, compartido en lo religioso y lo civil, así se reconoció desde las bases constitucionales de la República en 1811 hasta nuestros días, donde las parroquias se asocian al Poder Público Municipal, en los términos de la Constitución de 1999.

El Gobierno de la ciudad, históricamente correspondió a los cabildos, transformados en concejos municipales, con sucesivas jurisdicciones parroquiales y comunales, desde 1984 con la legislación nacional, el antecedente de las actuales parroquias, se encuentra en los municipios foráneos, administrados por las juntas comunales, a partir de la ley de régimen Municipal de 1989, se incorporan los alcaldes y las parroquias administradas por las juntas parroquiales, electas mediante votación popular a partir de 1992.
En los municipios la jurisdicción parroquial, como demarcación político-territorial, encuentra su base legal en las leyes estadales, hasta la reforma municipal de 2005, cuando se sustentan las parroquias en la iniciativa vecinal expresada mediante ordenanzas, con estructura y funciones propias señaladas en la Constitución y Ley nacional.

 En el Municipio Libertador, cuya capital es la ciudad de Mérida, se establece la existencia de quince -15- parroquias, lo que coloca a nuestro municipio en un rango importante de régimen parroquial, comparado a nivel nacional, Existen un total de 1.136 parroquias en Venezuela, el estado con más parroquias es el Zulia con 108 y el de menos parroquias es Vargas con 11. El municipio con más parroquias del Distrito Capital es el Municipio Libertador con 22 parroquias; el municipio con más parroquias entre los estados es el Municipio Maracaibo del estado Zulia con 18.

 En el Estado Mérida encontramos 23 Municipios con 86 parroquias, cada una con su respectiva junta parroquial, de cinco o tres miembros, según su carácter urbano o rural, en el caso de Mérida, trece parroquias del Municipio Libertador la indican como  capital, y solo dos corresponden a El Morro y Los Nevados, poblaciones fuera de la ciudad de Mérida.

En relación a la titularidad, es decir, los nombres que identifican a las parroquias podemos decir, que hay una estrecha relación con personajes históricos de Mérida o del país -10- que resultan desconocidos para la gran mayoría de los vecinos de la ciudad, y lugares o sectores de la ciudad, incluyendo la referencia eclesiástica –5 – (El Llano, Milla, Sagrario, El Morro, Los Nevados)

En consecuencia, nuestras parroquias en el Municipio Libertador, partiendo de la identidad histórica, reivindican el aporte de personajes a la construcción de la ciudad, de allí la toponimia parroquial merideña, reconocida en personas  como:
•             Antonio Spinett Dini. Migrante italiano. Escritor. Poeta.
•             Carraciolo Parra Pérez. Historiador. Diplomático. Abogado.
•             Domingo Peña. Campesino. Baquiano de la Sierra Nevada / Escalador del Pico Bolívar.
•             Gonzalo Picón Febres. Escritor. Poeta. Filólogo. Periodista.
•             Jacinto Plaza. Campesino. Indígena / Comerciante.
•             Juan Rodríguez Suarez. Militar / fundador de Mérida
•             Rafael Hilarion Lasso de la Vega. Sacerdote. Doctor. Obispo de Mérida/Maracaibo. Vicepresidente del Congreso de Cúcuta. Senador
•             Mariano Picón Salas. Escritor. Historiador. Diplomático. Académico.
•             José Jesús Osuna Rodríguez. Político / Senador. Funcionario Público.
•             Buenaventura Arias Vergara. Sacerdote. Obispo de Mérida. Doctor en Teología. Rector del Seminario / Universidad.

Cuando aprovechamos la fecha de los 457 años de la fundación de la ciudad, para repensar su gobierno y administración desde las parroquias, es una oportunidad para que los vecinos merideños presenten propuestas de gestión, atendiendo a la demarcación territorial en parroquias, para mejorar la calidad y el contenido de los servicios municipales, incorporando el carácter participativo para los planes y las acciones, pero, garantizando desde la alcaldía y el concejo municipal una apropiada política de coordinación y desconcentración en el ámbito parroquial.


Repensar el gobierno de la ciudad de parroquias, en estos términos, pasa por recuperar las parroquias y las juntas parroquiales, instancias de rango constitucional, asociadas a la participación ciudadana y la ejecución de servicios públicos y obras locales, que, se reconocen como un factor de mejoramiento de la calidad de vida en las comunidades de cada parroquia del Municipio Libertador, entidad local responsable del gobierno de la ciudad de Mérida, una cumpleañera que debe repensar su futuro como asentamiento humano. Una ciudad de parroquias que promueve identidad, pertenencia, participación, información y organización ciudadana.

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