sábado, 19 de abril de 2008

El Trolebús ¿amigo o enemigo?


En Mi Ciudad no hay día en el que los ciudadanos no se despierten pensado en el suplicio de las colas que produce el pesado tránsito vehicular. Una encuesta realizada por la Universidad de Los Andes reveló que entre las preocupaciones principales de los merideños se cuenta el congestionamiento del tránsito. El asunto es grave: la ciudad de Mérida, de forma estrecha está asentada en una meseta surcada por ríos y quebradas, lo cual deja poco espacio útil para el uso urbano. Al final hay pocas posibilidades físicas de ampliar o construir nuevas vías para drenar el intenso tráfico. Las autoridades públicas pensaron que una opción para paliar este grave problema era instalar un sistema de transporte masivo basado en la tecnología del Trolebús, es decir un autobús que funciona con electricidad, la cual toma de un tendido de cables que se extiende sobre el trayecto o ruta. Hasta ahora, luego de 9 penosos años de obras civiles, eléctricas y paisajísticas, apenas se ha cumplido con un 40 por ciento de la ruta 1, que tiene un recorrido de 18 kilómetros. La ruta 2 aún no ha comenzado y de la tres, de la cual hablaremos en otro comentario, apenas se asoma el movimiento de tierra. Siendo un sistema construido a medias, aún no puede dar la respuesta para la cual fue diseñado y parcialmente construido. Eso lleva a los habitantes a preguntarse si valió la pena haber apostado por el Trolebús o si, por el contrario, estamos a las puertas de un infierno vial mucho mayor. En la sección de video podemos observar el funcionamiento del trolebús construido hasta ahora. La fotografía que acompañada este post es de la Estación Alto Chama, una muy bonita estructura que en su momento ganó un premio internacional de diseño.

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