lunes, 13 de febrero de 2012

Suposiciones que matan



NOTA: Este material es parte de mi columna semanal Nada por sentado publicada todos los lunes por el Diario de Los Andes: www.diariodelosandes.com.

Cuando escribo esta columna avanzaba el proceso de votación de las primarias. Indistintamente de quienes hayan sido escogidos en este proceso (candidato presidencial, candidatos a gobernadores o aspirantes a alcaldes) me parece importante referirme al acto en sí mismo, como positiva expresión de ejercicio democrático y, lo que es más importante, como comprobación de que muchas veces se suele partir de algunos supuestos – de escenarios inexistentes – para justificar la no participación o para participar pero con el hacha en la mano.

A ver: no soy amigo de la expresión “piensa mal y acertarás”. Se que en el terreno político puede tomarse como un acto de suma candidez una postura de creer que el otro no buscará la forma de hacerme daño, pero el punto es que peores resultados puede traer la decisión de ponerme una armadura, buscar las armas y salir pegando gritos de guerra en un escenario donde todo está en calma.

“Hemos acordado ayudarnos mutuamente a sufrir”, afirma Don Miguel Ruiz en sus Cuatro Acuerdos, el muy comentado libro que refleja la sabiduría de los antiguos Toltecas. Como nos tomamos cada palabra en serio – las que vienen del “agresor” y del que obra como “igual político” – terminamos haciendo un terrible gasto de energía emocional luchando contra situaciones imaginarias, tal como Don Quijote y sus molinos de viento.

En el Tercer Acuerdo de la sabiduría tolteca – titulado No hagas Suposiciones - se plantea más claramente lo que intentamos decir. Veamos la cita: “Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que

suponemos es cierto. Juraríamos que es real. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan –nos lo tomamos personalmente -, y después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras. Este es el motivo por el cual siempre que hacemos suposiciones, nos buscamos problemas. Hacemos una suposición, comprendernos las cosas mal, nos lo tomamos personalmente y acabamos haciendo un gran drama de nada”.

Aunque es posible que en el proceso de ayer se hayan producido incontables situaciones que de alguna manera enturbiaron la marcha de las elecciones, buscar un excusa para sostener nuestras suposiciones, no nos lleva y ni llevará, como país, a ningún lado.

En lo personal noté que en varios centros de votación – acá en Mérida -los efectivos militares y de la Milicia Bolivariana se comportaron de forma seria, respetuosa e institucional. Lo digo y escribo porque en el contexto que me tocó moverme ayer eso fue lo que vi.

Todo el material suministrado por el CNE estaba en orden y los equipos funcionaban adecuadamente. Lo visto fue apreciado por todos los que acudieron a votar. En ese contexto estaban demás las suposiciones de saboteo, de amedrentamiento de falta de apoyo o cualquier historia de desventura. Repito: la percepción del proceso debe corresponderse con lo que realmente se notó en cada contexto, pero estimo que en muchos casos la elección primaria se produjo dentro de un ambiente de civilidad y colaboración institucional.

Remato este comentario aludiendo nuevamente a las palabras extraídas de los Cuatro Acuerdos que contienen el llamado a reflexionar sobre una conducta marcadamente obsesiva sobre “lo mal que nos va a ir” cuando el escenario puede ser otro. Esta es la cita: “Concédete un momento para considerar la verdad de esta afirmación: Toda la cuestión del dominio entre los seres humanos gira alrededor de las suposiciones y el tomarse las cosas personalmente. Todo nuestro sueño del Infierno se basa en ello”.

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