martes, 30 de octubre de 2012

Promesas





Me he puesto a analizar este asunto de las promesas y debo admitir que la promesa, en sí misma, ha sido teñida de una mala reputación injusta e innecesaria.
Lo que quiero decir que una promesa no le hace mal a nadie. Cuando el gobierno nos prometió el Teleférico para el 2010, hizo una promesa. En ese momento la promesa era como tener unos certificados de ahorro en el banco y esperar a que el tiempo pasara para cobrarlos. Y el tiempo pasó y... ¿Cobramos?, o lo que es lo mismo ¿Hubo Teleférico? Pues no, pero la promesa no tiene en lo absoluto nada que ver con el cumplimiento (sino no fuese promesa): eso es responsabilidad de quien hace la promesa pero no de la promesa como tal. En este caso, pasó el 2011 y el 2012 y ahora se nos promete que el Teleférico estará listo en el 2013. O sea, nos hacen una nueva promesa. No es mala en sí misma…Es perverso quien la hace.

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