domingo, 9 de junio de 2013

He visto los ranchos






Hay casas humildes y hay ranchos. Para quien por alguna afortunada circunstancia nos lee fuera de Venezuela, les explico que para nosotros la palabra “rancho” no indica una enorme mansión en el campo, como esas que hemos visto en algún pasaje televisivo de las series norteamericanas. El rancho, aquí, es todo lo contrario: es la mínima expresión de lo que pudiera llamarse una casa, un  hogar para vivir.
El rancho siempre fue ajeno a la realidad merideña. Casas humildes siempre hubo, pero ranchos muy pocos. Ahora los ranchos comienzan a aparecer y llenan espacios donde la naturaleza muestra una de sus caras más hermosas, como en plena comunidad de Santo Domingo – allá en el páramo – o en El Vallecito. Los ranchos se reproducen y eso nos preocupa. Volveremos más adelante sobre este tema.

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