domingo, 8 de junio de 2014

Cuidar la Creación desde la Ciudad: Misión Humana (*)




El presente trabajo de la profesora Marlene Morales forma parte de una serie de artículos elaborados por el Grupo de Investigación sobre el Espacio Público (Gisep) de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes, en el marco del Proyecto “Revalorización de la identidad del merideño a partir de su cultura, espacios y vida ciudadana” que emprende en conjunto con la Empresa Venezolana de Teleféricos C.A.  (Ventel). El objetivo de esta iniciativa es contribuir a la formación de ciudadanía a través del enriquecimiento de la vida urbana de la ciudad de Mérida, mediante el desarrollo de actividades culturales y turísticas en sus espacios públicos.


Por:   MSc. Marlene Morales Sueke

Una vez me dijo el Anciano Uitoto Don Víctor Martínez, del Amazonas colombiano: “Uds. También tienen su historia sagrada, deben estudiarla y narrarla cada día, como nosotros hacemos en las noches. A Uds. también El Creador les dijo cómo comportarse.” Si. Es cierto. El Dios que dialoga a través de la Creación toda, Dios Creador de la Belleza visible e invisible, Dios de la Palabra Creadora: El sexto día creó al hombre y la mujer, a Su imagen y semejanza, “procread y multiplicaos.” (Gn 1,20-2,4). . . Y dijo: Sean señores de los animales que he creado y sobre todo cuanto vive sobre la Tierra. . . Nos dio entonces las semillas para cultivar y que sus frutos nos sirvieran de alimento. . .

Si aún nosotros y los gobiernos, seguimos sin tener claro qué significa ser Señor, y decidimos que domini: es dominar avasallando a los otros seres de la Creación, continuaremos en ese error que ya tiene consecuencias sobre nuestras propias vidas. Para entender qué significa ser señor, en esta otra cosmovisión occidental, podríamos reflexionar sobre la vida del Hijo de Dios entre nosotros, como hecho histórico. Es un Señor de Vida, Fiel en su Amor hacia su Creación, Señor que dialoga, que nos creó con libre albedrío y por tanto responsables, que nos comprende en nuestra esencia. Las culturas originarias americanas coinciden con la visión creacionista occidental en que la Creación es un acto sagrado de Dios. Coinciden todas esas culturas originarias en que “la Creación se hizo para ser espacio de oración.” (Ratzinger, J. 2001. En el Principio Creó Dios). Que en palabras de la modernidad significan espacios de respeto y convivencia. La Creación como acto de Amor mutuo. “Todos los pueblos (y sus culturas) han sido sabedores de esto. He constatado siempre cómo en las grandes tradiciones de los pueblos perdura una profunda unidad con la Fe bíblica (milenaria también como las americanas). . . El peligro existente en nuestras civilizaciones técnicas consiste hoy en que nos hemos apartado de este saber original. . . (lo que) nos impide escuchar el mensaje de la Creación.” (Ratzinger, J. 2001. En el Principio Creó Dios). Y lo que nos aleja de hacer ciudades que respeten los saberes y patrimonios culturales, históricos y naturales de sus territorios.



La cultura de la modernidad, sabemos, tiene aún como característica la desacralización, mientras las culturas milenarias americanas y algunas occidentales plantean lo sagrado como parte de sus diseños de ciudades. De ello, queremos rescatar aquí: ¿Cuál es entonces nuestra tarea con la Creación?: “La tarea que dio Dios al ser humano es que debe cuidar del mundo como creatura de Dios, siguiendo el ritmo de la lógica de la Creación. . . Todos somos una humanidad, creada por Dios de la misma Tierra.” (Ratzinger, J. 2001. En el Principio Creó Dios). ¿Cuáles paradigmas necesitamos incorporar en el diseño de ciudades-verdes y la conservación de nuestros patrimonios? Es necesario que las gobernaciones y alcaldías piensen en ampliar sus paradigmas e incorporar estas visiones que promueven el cuidado de la tierra desde nuestras culturas y legados.

La Escuela debe asumir un rol protagónico, junto a la Familia, en crear experiencias de convivencia y cuidado. Las instancias gubernamentales también necesitan funcionar como guardianas de la Creación, del patrimonio cultural y natural. Promover su conocimiento para valorarlo. Nuestra ciudad, Mérida, es nuestra responsabilidad personal y colectiva. Hacer de la ciudad un jardín y que se respeten los bosques, parques nacionales, monumentos naturales que rodean las ciudades. Mérida, donde el Creador regó Lagunas a su paso, ríos de agua pura de la Sierra, espacio donde la pareja Arco Iris gusta pernoctar. Somos responsables de cada uno de los otros seres que comparten este hermoso espacio: de las caobas, araguaneyes y bucares, de sembrar sus semillas aladas; responsables de la presencia o no de nieve en la Sierra Nevada, los árboles de las plazas, la posibilidad de la neblina una tarde cualquiera, la presencia o no de los pájaros que nos cantan aún cada amanecer, los cóndor y osos frontinos que aún sobreviven, las lagunas y sus encantos; de los 4 ríos que surcan a Mérida de quienes depende nuestra vida; del frío merideño o sus ausencias, de los espacios públicos de concreto o adornados de arbustos y árboles, las construcciones de troles y centros comerciales a costa de los espacios verdes. Apreciar animales, árboles y plantas endémicos, recuperar las enseñanzas que nos ofrecen. Somos responsables de la solidaridad y el respeto hacia el otro.
Tenemos en Mérida Grupos de Rescate y Andinismo, la Facultad de Ciencias Forestales, Facultad de Arquitectura, Facultad de Humanidades, el legado invaluable de estudiosos como Pedro Durant y tantos otros, Ministerio del Ambiente, Inparques, Mintur, Ventel, Inpradem, Bomberos, la Tradición de pueblos indígenas de la región, Teólogos, innumerables personas e instituciones que pueden enriquecer el aprendizaje en escuelas y liceos. A su vez, Escuelas, Liceos, Universidades pueden profundizar actividades de apoyo a los entes gubernamentales para cuidar el regalo que El Creador nos ha dado en custodia.
Una alcaldía, una Gobernación, debe ser creadora de plazas y jardines, espacios culturales y de intercambio; formadora de consciencia, salvadora de árboles, diseñadora de ciudades-verdes y ciudadanos conscientes. Deben ser creadora de eco-urbanismos, bosques, escuelas-verdes; defensora de las culturas, el saber, las universidades y sus investigaciones; cuidadora de los ríos que bendicen sus ciudades; apoyo para los artistas, estudiantes, escritores, agricultores; colaborar con los mercados para que nuestros campesinos vendan sus cultivos. La gobernación, sus fundamentales instituciones públicas, las alcaldías de su estado, deben trabajar conjuntamente para promover los talentos de los seres humanos y promover las iniciativas de trabajo y servicios que sus ciudadanos pueden ofrecer para todos vivir mejor. Para que uniendo esfuerzos, competencias, y funciones, cuiden la Creación toda y sus seres, las ciudades, sus culturas y, sobre todo, a cada ciudadano, a cada ser humano.

(*) Parte 2 de 2


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