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domingo, 27 de julio de 2014

Plaza Bolívar a oscuras



El pasado sábado en horas de la noche (cerca de las nueve) bajaba por la avenida 4, desde Milla. La idea era mostrarles la plaza Bolívar a algunos familiares que, en plan de turistas, nos visitaban. Cuando llegamos a la plaza la oscuridad fue nuestro comité de bienvenida.
A duras penas  dos o tres postes estaban encendidos. La oscuridad no sólo convirtió el respetado espacio de El Libertador en una suerte de boca de lobo, sino que creaba una atmósfera de atemorizante inseguridad.
Ni que decir: nadie se animó a bajarse ante semejante espectáculo de olvido y decadencia. Incluso los edificios circundantes, de lo mejor que tiene Mérida en cuanto a arquitectura, estaban perdidos en las tinieblas.

Mientras en Las Heroínas todo era luz y color, en la plaza más importante, todo era silencio y oscuridad. ¿A quién le reclamamos?

domingo, 1 de septiembre de 2013

Turismo a oscuras



El pasado viernes, cuando este agosto turístico contaba sus últimas horas, decidí salir con la familia a caminar hacia los lados de Las Heroínas para observar el movimiento de la ciudad y compartir una que otra conversa con gente de otros lares, ejercicio ciudadano siempre gratificante.
Nos llamó la atención la gran cantidad de visitantes: eran cientos de turistas que iban y venían con sus acentos mezclados, sus bromas y esa actitud relajada que solemos tomar cuando nos vamos de paseo. Todos parecían pasarla bien.
Caminamos de Las Heroínas hacia Las Américas. Serían las 7:00 de la noche cuando la oscuridad tomó la ciudad. No hablamos de la noche, sino de la oscuridad. Uno de los casos más graves de falta de iluminación lo palpamos en el Viaducto campo Elías, por donde a esa hora cientos de personas caminaban apurados. Si no hubiese sido por las luces de los vehículos que circulaban a esa hora, la oscuridad hubiese sido total.
A ver, nosotros como ciudad turística tenemos una responsabilidad clara: tratar de la mejor manera a los que toman la opción Mérida como destino para sus vacaciones. Dejarlos que caminen a oscuras no es precisamente una buena atención, ni un buen trato. Además el Viaducto es ni más ni menos una de las vías más emblemáticas de la ciudad por lo que su iluminación no es una alternativa sino una obligación de Corpoelec y las autoridades tanto de la Gobernación (Cormetur, por ejemplo) como de la Alcaldía del Municipio Libertador.
Si esa es la realidad del Viaducto Campo Elías… ¿Qué puede esperarse de otras zonas menos visibles de la ciudad? Creo, en definitiva,    que alguien debe salir a explicarle no sólo a Mérida sino a su turismo qué ocurre con la iluminación de amplios sectores de la ciudad.

El turismo no puede quedar a oscuras en plena temporada. Alguien debe estar atento (a) de que cada detalle funcione o, al menos, un servicio tan básico y elemental para una ciudad como lo es su iluminación.

domingo, 21 de julio de 2013

La lucha por la luz







Hace ya un tiempo vi la película de ciencia ficción La hora más oscura (The darkest hour) en la que los invasores, venidos de lejanos mundos, eran una fuerza extraña de energía que se alimentaban de la electricidad. No era de extrañar, pues, que buena parte de la película transcurriera en un mundo oscuro. Bombillo que se encendía, luz que era absorbida por los visitantes estelares.

Si esos seres decidieran venir a Mérida morirían de mengua. Al menos si deciden deambular por las calles y avenidas de la ciudad, buena parte de las cuales se encuentran a oscuras.

El problema – grave porque nos golpea la imagen de ciudad turística y por ser un claro signo de inseguridad – es de larga data. Anteriormente hemos citado varios trabajos y declaraciones de funcionarios públicos vinculados a Corpoelec y a las propias autoridades policiales, quienes han dejado en claro que se trata de un asunto casi incontrolable ya que la oscuridad pública se deriva, ciertamente, del robo  constante de los cables subterráneos, incluso los aéreos que han sido instalados.

Los ladrones, muy al contrario de los extraterrestres sedientos de luz, no van por la energía sino por el cobre contenido en metros y metros de cable. Si roban varios centenares de metros de cables, pueden lograr una buena cantidad de cobre que al fundirse se vende a precio casi como el oro.

Este problema del robo de cables no es exclusivo de Mérida, nisiquiera de Venezuela sino que afecta a varios países latinoamericanos.

El éxito para evitar que las ciudades queden a oscuras debido a la llamada Mafia del Cobre, es un mecanismo de vigilancia continúa, mucha labor de inteligencia y búsqueda de sistemas alternativos de suministro de energía. Por acá, pese a la que pudiera ser una buena voluntad gubernamental, seguimos con varios tramos de las avenidas principales a oscuras. Si no fuese por la luz de los comercios o viviendas aledañas, la oscuridad sería total.

Ante este cuadro lastimero de oscuridad permanente, aplaudimos y reconocemos el gran esfuerzo que la empresa Tromerca hace por mantener la claridad, la luz, la iluminación, en las noches merideñas.

En una nota de prensa de Tromerca se dice que “El sistema de alumbrado público de las avenidas Andrés Bello y Monseñor Chacón de Mérida, por donde circula el Trolebús de la entidad andina, fue rehabilitado por el Gobierno Bolivariano, para beneficio de quienes circulan por estas vías de los municipios Campo Elías y Libertador”.

Las autoridades de Tromerca  saben que la oscuridad tienen detrás a la delincuencia por lo que esta empresa de transporte “intensificará las labores de monitoreo, vigilancia y patrullaje, en coordinación con los organismos de seguridad del Estado, a fin de atacar esos actos vandálicos, de los que han sido objeto algunas espacios públicos de la entidad”.

El resto de los organismos no debe dejar solo a Tromerca con ese rol de guardian de la luz. No estaremos en guerra contra alienígenas pero si está claro que debemos vigilar para no tener “la hora más oscura”.