lunes, 7 de noviembre de 2011

¿Es la corrupción el gran freno del transporte?


La corrupción parece ser un importante freno para los proyectos de transporte masivo que se ejecutan en Venezuela. Esa es una explicación de la que, lamentablemente, no existen registros formales en los entes encargados en velar porque no se desvíen o usen de forma fraudolenta los recursos del erario público.
La otra explicación es una ineficiencia rauda y campante. Usted queda en libertad de escoger cualquiera de las dos opciones. El camino, a fin de cuentas, le llevará al mismo destino: millones de dólares invertidos en la construcción de varios sistemas de transportes de los cuales existen sólo unas especies de versiones de prueba, tramos demostrativos de lo que podemos estar disfrutando masivamente, pero que por obra y gracia de la corrupción (o de la ineficiencia) apenas tenemos unos pocos kilómetros.
El Metro de Valencia, el Metro de Maracaibo, el Trolebús de Barquisimero, el Metro de Los Teques, el Trolebús de Mérida... Cierto: todos existen, pero ninguno ha avanzado lo suficiente como para decir que están operativos como sistemas.
Y esa es la palabra clave: sistema. El Trolebús de Mérida (que dicho sea de paso es, pese a los pesares, el que más porcentaje de obra ha ejecutado) no será un sistema hasta tanto no estén terminadas todas sus líneas. La línea 1 está a la mitad, de la 2 no se sabe cuando iniciará y la 3 (el Trolcable) avanza en un 70 por ciento. Es decir: todavía no es un sistema.
Duele decir que en estos 10 años de obras se han usado recursos suficientes como para dotar de metros a las 10 principales ciudades del país. Suena exagerado pero la danza de millones de dólares ha sido realmente grotesca. El freno: la corrupción. ¿Quién destraba esta realidad?...

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