lunes, 27 de enero de 2014

El ejercicio de la autoridad



En el caso de la severa escases de productos que afecta a Venezuela (fijada en un sorprendente 22% por parte del INE), está claro que la ausencia de productos en los anaqueles aúpa una estructura especulativa en la que no sólo participan los grandes comercios, sino una en la que los pequeños minoristas también quieren llevarse su tajada.
Lo que sorprende es que en casi todas las principales ciudades de Venezuela la especulación parece ser vista por el gobierno con el cristal ideológico de la lucha de clases. Es decir, se sanciona y obliga al comerciante formal a vender a “precios justo” (bendita sea la iniciativa) mientras que por el otro lado,  se mira de forma indiferente y no se sanciona a los miles de buhoneros que en el país venden descaradamente los productos “desaparecidos” al triple de su precio.
En esa lógica gubernamental hay un sesgo que desacredita la acción ya que pareciera partirse de la insensata idea de que 100 pequeños especuladores  no son un problema en cambio uno grande si lo es. Ciertamente, la acción gubernamental se suele dejar llevar por una muy ligera apreciación de corte ideológico en la que priva una visión estereotipada de los pobres versus los ricos.
En muchas ocasiones algunos venezolanos han criticado que esa falta de mano dura contra ciertos sectores delictivos “populares”, o esa extraña forma de permitir que los Pranes gobiernen en las cárceles del país, tiene, de fondo, ese inexplicable punto de partida en el que la gente pobre, humilde, del pueblo, tiene luz verde para infringir la ley, por el presunto hecho de no pertenecer a un sector social ubicado con los estratos pudientes de las clases sociales.
Pienso que varias acciones del actual gobierno han sido aplaudidas por las mayorías debido a que, más allá de obligar a un “rico” a vender a precio justo, se está obligando al especulador a cumplir la ley y respetar al pueblo, mediante un comercio justo, no especulativo. Es decir, no se trata de aplaudir la caída del rico, sino del especulador. (Por supuesto, hay quienes estiman que todo rico es especulador por naturaleza, pero no me cuento en los que así cortan la torta).
En ese sentido, bien haría la autoridad gubernamental en ejercer su poder en contra de los buhoneros que, aunque a una escala individual infinitamente menor al gran capitalista,  opera con la misma lógica que no es otra que aprovecharse de las circunstancias para hundir la daga del robo comercial al primero que caiga en sus redes.

Ya basta pues, de consideraciones ridículas hacia aquellos que en “micro” y no en “Makro” venden harina pan, aceite, café, azúcar y papel higiénico, a precios criminales. Basta de verlos sonreír cínicamente desde las aceras, sabiendo que para ellos no hay autoridad. Hágase justicia sin mirar el tamaño, ni los apellidos, sino el delito, la acción, el golpe hacia el pueblo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

''La justicia no consiste en dar a todos por igual sino a cada uno lo que se merece''. Muchos tienes ideas para resolver esta situación.. algunas mas radicales que otras pero por eso no dejan de ser ideas.. Que opinas tu?

Adelfo Solarte dijo...

Saludos Anónimo. Bienvenidas las ideas. Por supuesto: en algún momento las ideas que deben privar son las radicales. Pongamos por caso el tema de la inseguridad tema en el que estimo que la mayoría está esperando acciones efectivas. Pero sean radicales o sean de bajo impacto, tales acciones deben ir guiadas por quien ostenta el poder otorgado por la mayoría. Esa representatividad es para usarla. De allí, en consecuencia, la esencia de la autoridad.