domingo, 8 de febrero de 2015

Tiempo de suposiciones




Una vez más recurro a la extraordinaria claridad del Maestro Miguel Ruíz, escritas en su afamado libro Los Cuatro Acuerdos “Un libro de sabiduría Tolteca”, en el que hace una serie de recomendaciones fundamentales para conducirnos en la vida.
Una de esas recomendaciones tiene que ver con el acuerdo denominado “No hagas suposiciones”. Al leerlo y contrastarlo con lo que estamos viviendo en el país, no me queda la menor duda de que en un gran porcentaje, toda esta locura que estamos viviendo, toda esta especie de “sálvese quien pueda”, todas estas acusaciones de unos contra otros, toda esta búsqueda de culpables, toda la rabia y la impotencia que cargamos a cuestas, todo el miedo y la desesperanza, tienen mucho que ver con la construcción de una realidad a partir de suposiciones que nosotros mismos hemos creado.
Permítanme reproducir, como ya lo hemos hechos antes, un fragmento de la obra de Don Miguel Ruíz, y ojalá esas líneas los motiven a ampliar la lectura de este interesante punto de vista. Dice así el fragmento de la obra de “Los Cuatro Acuerdos”:
La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras. Si no comprendes alguna, ten el valor de preguntar hasta clarificarlo todo lo posible, e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular. Una vez escuches la respuesta, no tendrás que hacer suposiciones porque sabrás la verdad.
Asimismo, encuentra tu voz para preguntar lo que quieres. Todo el mundo tiene derecho a contestarte «sí» o «no», pero tú siempre tendrás derecho a preguntar. Del mismo modo, todo el mundo tiene derecho a preguntarte y tú tienes derecho a contestar «sí» o «no».
Si no entiendes algo, en lugar de hacer una suposición, es mejor que preguntes y que seas claro. El día que dejes de hacer suposiciones, te comunicarás con habilidad y claridad, libre de veneno emocional. Cuando ya no hagas suposiciones, tus palabras se volverán impecables.
Con una comunicación clara, todas tus relaciones cambiarán, no sólo la que tienes con tu pareja, sino también todas las demás. No será necesario que hagas suposiciones porque todo se volverá muy claro. Esto es lo que yo quiero, y esto es lo que tú quieres. Si nos comunicamos de esta manera, nuestras palabras se volverán impecables. Si todos los seres humanos fuésemos capaces de comunicarnos de esta manera, con la impecabilidad de nuestras palabras, no habría guerras, ni violencia ni disputas. Sólo con que fuésemos capaces de tener una comunicación buena y clara, todos nuestros problemas se resolverían.

Este es, pues, el Tercer Acuerdo: No hagas suposiciones. Decirlo es fácil, pero comprendo que hacerlo es difícil. Lo es porque, muy a menudo, hacemos exactamente lo contrario. Tenemos todos esos hábitos y rutinas de los que ni tan siquiera somos conscientes. Tomar conciencia de esos hábitos y comprender la importancia de este acuerdo es el primer paso, pero no es suficiente. La idea o la información es sólo una semilla en la mente. Lo que realmente hará que las cosas cambien es la acción. Actuar una y otra vez fortalece tu voluntad, nutre la semilla y establece una base sólida para que el nuevo hábito se desarrolle. Tras muchas repeticiones, estos nuevos acuerdos se convertirán en parte de ti mismo”.

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