Un grupo de niños ingresan a la Estación Barinitas, en la apertura al público de los espacios, con fines de información y adaptación. / Foto: Cortesía Prensa Mukumbarí
Debemos reconocerlo:
el Teleférico de Mérida (Mukumbarí), al menos en lo que va de primera estación (Barinitas)
muestra un porte envidiable, una especie de espacio de primer mundo. Con aires
de aeropuerto de algunos de esos países árabes en donde el petróleo se ha
convertido en fantasías arquitectónicas. A nuestra escala, claro está.
Lo
que queremos decir es que luce bien este primer contacto del Teleférico con la
gente, sus futuros usuarios.
Si
bien los que están al frente del proyecto han prometido no una sino varias
veces que la obra está avanzada, lista, casi para su entrega, pasan los meses,
pasan los años y a estas alturas sólo tenemos una bonita estampa de la Estación
Barinitas pero que, como ocurre en este tipo de obras tan esperada, lo que hace
es abrir más el apetito por lo que vendrá.
Ya
sabemos que la gente lo que sueña y desea es subir hasta lo más alto para a
gozar de la fortuna de ver caer nieve en pleno trópico. Con este hermoso plato
de entrada (que es la primera estación) el gobierno debe entender que la gente
quiere llegar al plato principal y si queda espacio, hasta el postre.
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