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viernes, 6 de febrero de 2015

Dinero y obras





Se corre el grave riesgo de que con todos estos anuncios de ajustes en vista de la abrupta caída de los precios del petróleo, varias obras importantes que se ejecutan en Mérida puedan sufrir aún mayores retrasos.

Hablamos de los trabajos del Teleférico, del Trolebús, de las soluciones viales (como el elevado en la vuelta de Lola y el distribuidor Iberia en El Vigía) y otras acciones como la del bulevar de la calle 24.

Y es que si con dinero disponible esos trabajos se han prolongado hasta el fastidio ¿Cómo suponer que ahora, en este ambiente de promesas de austeridad, sí se ejecuten a tiempo?


Los ciudadanos deberemos estar muy atentos al avance de estas obras no con el ánimo de ser obstáculos en su ejecución sino vigilantes, contralores, de una ejecución que garantice la finalización de las obras para el bien del colectivo.

martes, 21 de octubre de 2014

País de emprendedores



El pasado sábado, durante un taller sobre redacción periodística que dictamos en el Centro de Estudios Teológicos Juan Pablo II, tuvimos el gusto de conocer a un interesante grupo de participantes, la mayoría estudiantes de comunicación social.
Con Juan Ramírez, uno de esos jóvenes participantes en el taller, tuve ocasión de conversar un rato. Me enteré que él trabaja para EmpreRed, experiencia que se define como “un espacio de encuentro de los emprendedores que trabajan en el mundo de las micro y pequeñas empresas”, según revisé luego en la página de esa organización (http://www.emprered.org/). 
EmpreRed busca “desarrollar competencias en el arte y la práctica del liderazgo y el emprendimiento para mejorar constantemente nuestras empresas y emprendimientos”. Igualmente se propone “conectar a nuestros miembros con un mundo más amplio, que les permita ampliar sus relaciones y contactos mientras buscamos enriquecer su red social de apoyo”.
Según Juan Ramírez EmpreRed ha constatado algo de lo cual muchos hemos escuchado hablar más de una vez: que somos un país de emprendedores o, dicho de forma más llana, de gente a la que le gusta “echar para adelante”, ser creativa con sus ideas e intentar ponerlas a producir.
Sin embargo, y esta es mi propia percepción, también somos gente muy pasional, de emocionalidad a veces desbocada. Quiere decir esto que algunos con una primera rabieta pueden echar por la borda, sin más ni  más, un proyecto coherente. También tenemos ciertos episodios de informalidad, improvisación, poca constancia, impaciencia, que si no son canalizados pueden atentar contra la continuidad de un proyecto, por interesante que éste sea.
Pero la gente de EmpreRed, y así me lo hizo saber el amigo Juan Ramírez, ha desarrollado varias estrategias a lo largo de una década, técnicas que, aplicadas con constancia y con mucha fe en los emprendedores venezolanos (sobre todo en Caracas y en el estado Anzoátegui), han dado como resultado magníficas experiencias, no sólo porque resultan sostenibles desde la perspectiva económica, sino porque, de hecho, son la prueba fehaciente de nuestras potencialidades como país, como ciudadanía. En suma: porque demuestran que en nuestra genética ciudadana existen los componentes necesarios para enfrentar adversidades y generar respuestas que construyan bienestar para todos.
En la página de EmpreRed, por ejemplo, se muestran casos de personas que, asistidas, asesoradas y guidas por EmpreRed, hacen que sus sueños pasen al terreno de lo tangible. Lo que sigue es cita textual de una de esas experiencias:

“Carmen Blanco es una de esas emprendedoras. Lleva meses trabajando con esmero en un negocio de comidas a pedido con entrega a domicilio. Ha bautizado el proyecto como Delicias Mamá Carmen. Dice que le apasiona muchísimo. Vestida con una filipina blanca nos confesó su inspiradora historia. “Estuve durante más de cuarenta años trabajando en casa de familia, limpiando pisos, haciendo comida, lavando y planchando. Toda una vida, desde niña.” Pasados los años, cayó en cuenta de que se estaba haciendo mayor. “Yo escuchaba que había pensiones, pero no tenía conocimiento de eso. Cuando intenté exigir mis derechos, una pensión, me despidieron”, dice. “Tampoco fui a la escuela, soy prácticamente analfabeta. Yo pensé que sólo un chef podía ponerse este uniforme, pero aquí estoy hoy”. Una ejemplar historia de perseverancia y lucha. Con un nudo en la garganta suelta un agradecimiento especial: “estar aquí me hace sentir un gozo en mi alma. No tengo palabras”.


Recuerdo que le conté a Juan Ramírez que, en lo personal, como periodista, creo que hacen falta más esfuerzos de los medios de comunicación por mostrar esa realidad de experiencias motivacionales. En medio de tanta noticia infausta, hay también, razones para una esperanza construida con gente “de la vida real”.

domingo, 5 de octubre de 2014

Mientras tanto, la gente se organiza



El pasado viernes estuvimos de visita en La Mucuy Baja acompañando a la comunidad organizada de ese sector en su camino de construir una comunidad más segura mediante las acciones puntuales en torno a la gestión de riesgos como estrategia.
Puntualmente el viernes los vecinos se hicieron acompañar de representantes de varias instituciones de gobierno, de la Universidad, de grupos de investigación y de otras expresiones de la sociedad civil organizada. La idea fue darle respaldo a la iniciativa La Mucuy Baja define sus riesgos, que buscó poner los puntos sobre las íes en torno a tomar decisiones sobre a qué escenarios de riesgos darle  mayor relevancia en las actividades puntuales que habrán de desarrollarse en los meses venideros.

Vecinos por el Ambiente, como organización base en las acciones en La Mucuy Baja, tuvo el respaldo del Cesap, Uniandes y las Redes Locales de Gestión del Riesgos y el solidario apoyo de los expertos Raúl Estévez y Gustavo Páez… Mientras algunos ven que no hay nada que hacer en medio de la diatriba política, mucha gente se organiza y toma decisiones.

domingo, 31 de marzo de 2013

El ejemplo que Milla nos dio





Este post está dedicado, con mucho respeto, a dos ciudadanos que públicamente han demostrado que cuando hablamos de la acción popular estamos en presencia de una fuerza efectiva en pro de la ciudad, siempre y cuando las organizaciones ciudadanas entiendan el rol protagónico en construir mejor calidad de vida, sin caer en discursos populistas o en los que suele alcahuetearse alguna acción contra los espacios públicos.
Esos ciudadanos son Yofri Fernández y Cirilo Bohórquez, ambos líderes comunales, el primero miembro de la Sala de Batalla Social Simón Bolívar, de la parroquia Milla, y el segundo vocero del Consejo Comunal Milla Central, también de esa muy céntrica y turística parroquia merideña.
Pues bien, estos amigos con su acción y su trabajo – de seguro acompañados por otros miembros de las organizaciones de la que forman parte – se propusieron rescatar a la Plaza de Milla, dedicada a la figura de Antonio José de Sucre, de la presencia cada vez más notoria de vendedores ambulantes y gente que aprovecha la gran presencia de ciudadanos y visitantes en ese espacio público para expender desde frutas, hasta juguetes, golosinas, helados, refrescos, comida rápida, entre otros productos.
Ante esto, por supuesto hubo quienes saltaron a decir que se trataba de afectar el digno trabajo de mucha gente humilde. Pero estos líderes comunitarios no se amilanaron y, por el contrario, demostraron con firmeza pero con amplitud, que primero deben prevalecer el interés colectivo sobre el individual (base, por cierto, del principio socialista que anima a estas organizaciones sociales). En ese sentido está claro que el interés de niños, niñas y adolescentes, está por encima de aquel que profesa una persona que reclama la ocupación de un espacio que no le pertenece.
La historia de esta acción ciudadana terminó con acuerdos con los vendedores informales para que despejaran el sector y se colocarán en otros espacios circundantes, pero que abrieran espacio a los usuarios de la plaza de Milla, quienes como ciudadanos tienen todo el derecho de llegar y estacionar su vehículo, salir y caminar sin toparse con fritangas u otros puestos.
Al final prevaleció el trabajo comunitario que, sin embargo, no debe bajar la guardia. Los vecinos pidieron a la Alcaldía de Libertador y Cormetur apoyarlos en esta acción de rescate del espacio público urbano.
Destacamos esta acción que, aunque sencilla y puntual, es una interesante evidencia de que no todo está perdido en la ciudad y que con acciones serias y efectivas del Poder Popular, se pueden emprender acciones de rescate, como la que ya lograran también en su momento los vecinos de Las Heroínas quienes con sus gestiones construyeron el bulevar que hoy disfrutamos propios y extraños.