domingo, 23 de octubre de 2011

Nada por sentado

LA VIDA DE LOS OTROS

Esta semana un video transmitido por distintos sitios de Internet y sobre todo mediante el uso de las redes sociales, causó millones de comentarios de todo tenor. El tema de fondo fue la condición humana y cómo vemos y digerimos distintas situaciones en las que se pierde la vida de otro.

El video y las fotos más vistas y reiteradamente comentadas fueron las de la muerte Muamar Gadafi. Aunque aún a estas alturas existen distintas explicaciones sobre el fallecimiento del malogrado líder libio, todo apunta a una ejecución tras ser golpeado, masacrado y humillado por las tropas opositoras que lo apresaron.

Está claro que la vida de Gadafi no parece ser la de un adalid de los derechos humanos. O lo que es lo mismo: en nuestro caso, es imposible quemarse las manos por la defensa de la integridad moral y ética del ahora extinto coronel libio. Sin embargo ¿Quién puede lazar la primera piedra en cuestión de moralidad?

El caso es que en el fondo los que ahora se hacen del poder en Libia, debieron esmerarse por ser ejemplo de respeto a la condición humana ya que ese tema había sido – y sigue siendo – el esgrimido para justificar la necesidad de sacar a Gadafi del poder. Si es así ¿Cómo puede llegar el nuevo gobierno a construir credibilidad sobre democracia, respeto y otros conceptos fundamentales sobre la base de un linchamiento tan notorio como el de Gadafi? Todo lleva a pensar que si al coronel se le sometió a semejante escarnio y ejecución ¿Qué puede pasar con figuras menos notorias del anterior régimen?

Con razón la portavoz de la ONU, Rupert Colville, subrayó que existen por lo menos cinco versiones y dos videos conflictivos tomados por teléfonos celulares. En uno se le muestra vivo y en el otro muerto. Colville destacó que para que Libia se convierta en una democracia y responda a las aspiraciones de su pueblo, “los derechos humanos tienen que ser el pilar de toda política y acción”.

Pese a este deseo, lo que hemos estado viendo en pantalla desde que se iniciaron los acontecimientos en Libia, no parece corroborar la intención de un régimen menos arrogante y cruel que el de Gadafi.

Otra cosa: para un verdadero demócrata, para un defensor de los derechos humanos fundamentales, no hay opción posible ni justificación para los excesos. Decir que a Gadafi debían ejecutarlo de la manera como lo hicieron porque en su vida fue una mala persona, equivale a reproducir el mismo mal lo cual nos haría merecedores del mismo destino por aquellos que no nos apoyan… ¿Se imaginan ustedes el ancho río de sangre que se desataría? “El perdón es la venganza de los buenos”, dice un refrán. De los buenos pero también de los justos y de los que obran de acción y no de palabra.

DE LAS PORTADAS

Un día sin barrer

Todos celebran de Mérida, de la ciudad de Mérida, su entorno natural…Y cómo no hacerlo si tenemos las más altas montañas que puedan ver ojos de venezolano, macizos que se erigen ante nosotros. Nevadas espectaculares que se admiran desde la ventana de nuestro cuarto con un café en la mano. Además de eso, una brisa fría y amiga que nos invita a salir a caminar…En fin. Nuestros alrededores son una bendición.

Pero en la propia ciudad, donde la naturaleza tuvo que dar obligado paso al desarrollo urbano, las cosas no andan muy bien. Sobre todo por nuestra manía de hablar más de lo que hacemos como ciudadanos. Un ejemplo es que la gente se queja de la basura en las calles y reclama cuando Urbaser, por ejemplo, no cumple con su trabajo de limpiar calles, aceras y otros espacios comunes. Pero el problema no es Urbaser sino la gente que arroja la basura. Con un solo día que tuviésemos sin servicio de recolección de desechos nos veríamos ahogados por nuestra poca solidaridad para con el ornato de la ciudad.

Así pues, celebramos nuestro entorno natural pero destruimos el que compartimos cada día. Debemos cambiar.


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