domingo, 30 de octubre de 2011

Nada por sentado



Adelfo Solarte

Salud y saludos a todos

La humanidad en video

Dado que ahora existe una cámara grabando todo lo que pase frente a su lente en los lugares y momentos más insospechados, y existiendo la tecnología para procesar y “subir” todo ese material a Internet, la humanidad se ha convertido por obra y gracia de la informática en espectadora de sus venturas y desventuras.

De allí que en portales tan abrumadores en cuanto a acceso e información contenida – como es, por ejemplo, YouTube - abunden videos de peleas, encuentros románticos, robos, acciones heroicas, accidentes viales, milagros de vida, entre un catálogo inagotable de situaciones en las que los protagonistas somos los seres humanos.

Uno de los más dramáticos y a la vez polémicos videos presentados en la Web fue el de una niña china de nombre Yueyue, arrollada dos veces en una solitaria calle, y quien fuese reiteradamente ignorada por 18 transeúntes que en un lapso de varios minutos pasaron junto al cuerpo moribundo de la pequeña, como si caminaran al lado de una papelera. La niña Yueyue murió tras días de agonía. El asunto transcendió a la discusión “mundial” cuando el video de la cámara de seguridad pasó a los medios y a Internet.

A partir de la exposición de lo que puede ser considerado una evidencia de “frialdad colectiva”, llovieron muchos cuestionamientos en contra de la sociedad china. En realidad estas acusaciones, muchas de un claro corte xenófobo, hacían injustas generalizaciones sobre el comportamiento de los ciudadanos del gigantesco país asiático. Otros llegaron a poner en duda “la humanidad de los seres humanos”.

Más adelante otro caso, el de la muerte por arrollamiento de otro niño chino, de nombre Xiong Maoke, de cinco años, le echó aún más leña al fuego de la discusión sobre los ejemplos de insensibilidad humana en suelo asiático. Por cierto, esta última historia ha sido calificada como falsa por las autoridades chinas, quienes afirman que se han corrido versiones mal intencionadas sobre este segundo caso.

El tema es que uno ingresa a los foros o a las ahora famosas secciones de opinión de los portales en Internet y encuentra a una humanidad impactada y asqueada de actos claramente cuestionables de otras personas.

Son válidas las críticas que se hacen de semejantes muestras de deshumanización que sufre la sociedad moderna. Pero este vendaval de señalamientos parecen esconder, a su vez, la otra parte cruda de la historia: no estamos, por lo visto, dispuestos a aceptar nuestras muestras locales, particulares e íntimas de desamor, de indolencia, de falta de solidaridad.

Que mientras que Yueyue y Xiong Maoke morían no sólo atropellados por el peso de las ruedas sino por las toneladas de indiferencia de parte de algunos de sus vecinos, otras muertes, otras angustias, otros dolores cercanos nos acosan. Lo único es que no hubo una cámara encendida para grabarlas y mostrar nuestra propia indiferencia.


DE LAS PORTADAS

DLA: querer hacer las cosas

Hoy lunes 31 de octubre usted tendrá en sus manos la edición especial que marca un nuevo aniversario del Diario de Los Andes. Pero más allá del detalle de poner hoy el acento en una región de gran interés productivo – como lo El Vigía y la zona Panamericana - , es el mismo Diario de Los Andes quien se nos presenta como un ejemplo mismo de “querer hacer las cosas”. Ocurre que cuando se tienen todos los recursos, el emprender iniciativas parece un asunto más de sencilla decisión que de una extrema convicción y determinación. Por el contrario, el Diario de Los Andes – lo digo porque durante tres años estuve en la dirección de este medio – es una empresa cuyos recursos son restringidos pero cuya determinación a seguir adelante termina por asombrarnos. En ese sentido, uno busca explicaciones y se pregunta ¿Qué energía permite que se puedan vencer tantos obstáculos de forma reiterada? ¿Qué hace que el Diario de Los Andes quiera hacer las cosas? La primera respuesta que me alumbra es la presencia de un gran hombre, que guía e inspira: Eladio Muchacho Unda. Su presencia es para muchos elemento suficiente para saber que es necesario seguir adelante. Lo otro: un gran equipo humano que lucha contra los obstáculos y al final termina sonriendo. ¡Feliz aniversario!


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