El sueño es este: ver a Mi Ciudad, Mérida, con su sistema de transporte masivo funcionando completo. Eso quiere decir, la Línea 1, la Línea 2 y la Línea 3 con todo su ruta establecida y operativamente eficiente. De la 1 va como un 50%, de la 3 como un 70% y de la 2 no hay noticias. Pero uno quiere soñar con el trolebús - malogrado porque nunca lo han visto como un istema - intentando hacerse útil para los merideños.
Además, uno sigue soñando. Sueña con el Teleférico de abajo para arriba y de arriba para abajo llevando a miles de turistas cada día hasta las m{as altas montañas de Venezuela. La gente admirando el paisaje a través del vidrio de las relucientes cabinas. ¡Es que ya veo el 2012 como el año que nos merecemos!.
Y los sueños de uno - el suyo también, lo sé - siguen. Uno se imagina varios vuelos diarios llegando a la ciudad de Mérida en un aeropuerto moderno, seguro y adaptado tecnológicamente para proveer seguridad a sus usuarios y a la propia ciudad.
Ni que decir de los sueños de una vía de seguridad que se mueva de Norte a Sur de la ciudad, paralela al río Albarregas y que permita abrir y conectar nuestro río con su ciudad.
Y ¿por qué no soñar con más?... Con un Mercado de Mayorista, con tres elevados situados en Pie del Llano, en Las Américas con Viaducto de la 26 y en Los Próceres con la "Casa Blanca". Con la nueva entrada Norte de Mérida, allá por la Vuelta de Lola, una entrada moderna que le saque al cuerpo al inminente colapso de ese sector de Mérida que en cualquier momento nos dejará aislados.
No es mucho. No para una Mérida que se lo merece. Uno sueña porque soñar no cuesta y porque los sueños colectivos, de tanto echarle mente, se convierten en realidad con una dosis de acción.
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