lunes, 21 de enero de 2013

Animal de costumbres




La irregularidad en la recolección de los desechos sólidos de la ciudad sigue siendo un signo distintivo de esta Mérida que se apresta a recibir a los turistas que, aún no recuperados de la Navidad y el Año Nuevo, vendrán a Mérida en febrero a disfrutar de las actividades de las Ferias del Sol y, claro está, a pasear por nuestros encantadores parajes.
Obligados por la falta de recolección de la basura, en Mérida se aplicó a finales de 2012 la práctica general de colocar la basura en medio de calles y avenidas. Aunque el servicio está mejorando, los merideños, en barrios, urbanizaciones y comercios, siguen aplicando esa  extrema acción de alejar la basura lo  más posible (en este caso poniéndola de forma muy alegre en las jardineras o llamadas “islas” de las avenidas).
¿Qué puede hacerse para evitar que, por ejemplo, la prolongación de la avenida Los Próceres, a la altura de La Milagrosa,  sea un desagradable museo de la basura que da la bienvenida a todos aquellos que ingresan a la ciudad por la zona Norte?..
La primera medida, antes de reclamarle a los vecinos, es hacer que el servicio de recolección alcance nuevamente una regularidad precisa y segura. Es decir, si el camión del aseo anuncia que pasará lunes, miércoles y viernes luego de las 6 de la mañana, ese anuncio deberá cumplirse cual compromiso inglés, es decir, puntualmente. Luego de lograr esa meta, se debe llevar información a los vecinos para que no saquen la basura en días y horas que no corresponda. Una tercera fase deberá ser más contundente y debería incluir acciones de vigilancia para denunciar a aquellos que afean la imagen de Mérida. Una cuarta fase debería incluir sanción a quienes sin justificación, dejan bolsas de basuras en cualquier calle, esquina o espacio público.
Aún sin un plan, el servicio de barrido de las calles y avenidas (que por ahora parece concentrase sólo en el centro) debería incluir la notificación a un servicio de recolección rápido, para que retire las bolsas y la basura ubicada de forma inadecuada.
En esta tarea de intentar devolverle a Mérida la imagen y sitial que otrora la distinguió, de ser la ciudad más limpia y ordenada de Venezuela, deben aliarse las autoridades, los empresarios, las organizaciones ciudadanas, y todo aquel que considere que vale la pena vivir en mejores condiciones urbanas. En este sentido la ULA, como institución, debería ser oída con atención para que sirva de guía a estas acciones de recuperación. Recordemos que la estética urbana no puede quedar en manos de cualquier persona que de forma empírica crea, de buena fe, que pintar la fachada de la catedral de morado es una tremenda idea.

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