jueves, 9 de mayo de 2013

Pasó el 30 y no alzamos vuelo





No me alegro de los negativos pronósticos lanzados entre burlas por un conocido mío, poco dado, debo decirlo,  a reconocer  - cuando es menester hacerlo - las acciones acertadas del gobierno  local, regional o nacional. Este amigo me había retado a apostar que llegado el 30 de abril ni un solo avión comercial surcaría los cielos de la ciudad de Mérida. Por suerte no aposté.
Llegó el 30 de abril y, ciertamente, ni un solo avión comercial (fuese de Conviasa, Avior, Santa Bárbara, Láser, Aeropostal o cualquier otra línea) ha entrado o salido del aeropuerto Alberto Carnevali, que sirve a la ciudad de Mérida.
Para los que no estaban enterados, debemos recordar que fue promesa del actual gobierno, más específicamente del para hace poco candidato Nicolás Maduro, que, textualmente “antes del 30 de abril reabran las operaciones de vuelos comerciales desde el aeropuerto de Mérida”.
El mandato fue tomado por el actual gobernador de Mérida Alexis Rodríguez en muy buen tono y, hay que decirlo, se efectuaron  reuniones bien concretas y que, para los optimistas sin remedio como yo, todo eso indicaba claramente que esta vez se  reabrirían las operaciones. Pero ya vimos que la fecha pasó y no se escuchó ni el aleteo de algún águila o zamuro por sobre la pista del literalmente alicaído aeródromo local.
Por supuesto que hay merideños que no son amigos de que el aeropuerto de la ciudad reabra. Temen que éste sea una bomba de tiempo y que en cualquier momento una aeronave se precipite sobre algún sector de la ciudad, merced de las incómodas condiciones de maniobrabilidad que ofrece nuestro aeropuerto.
Esas preocupaciones deben ser respetadas pero – es una especulación mía – creo que es mayoría el sector de los merideños que consideran que el historial de nuestro aeropuerto es un indicativo de que sí es posible su operación y que la tecnología y unas correctas supervisiones deben ser suficientes como suponer que el riesgo de operación es menor que los beneficios globales que puede generar esta terminal para la ciudad de Mérida.
En lo que respecta a la promesa incumplida, de abrir antes del 30 de abril, también es justo decir que las autoridades nacionales vinculadas al tema aéreo (Inac, por ejemplo) dejaron en claro que las operaciones se reabrirían siempre y cuando se cumplieran todos los protocolos de seguridad, máxime en una terminal sensible como la nuestra, que viene de ser testigo no culpable de la tragedia del vuelo 518 de Santa Bárbara Airlines, ocurrida en febrero de 2008. Por lo tanto, debemos suponer que algún elemento operativo de seguridad no ha estado aún certificado o que las aerolíneas no han tenido el tiempo suficiente para establecer las pautas administrativas que implicaría una reapertura de actividades comerciales.
Sea lo que sea, lamento que por presiones electorales se haya lanzado una promesa que tal vez era imposible cumplir en los lapsos señalados. Optimista a fin de cuentas, y más pensando en el beneficio de Mérida que en cualquier otra cosa (sobre todo para nuestro malogrado sector turístico) apuesto a que en los próximos días sí se activen los vuelos comerciales y que la prevención aérea y la seguridad nos guíen por buen camino o, mejor, por buenos aires.

No hay comentarios: