domingo, 15 de abril de 2012

Apostar al Trolebús


Para muchos merideños, sobre todo para aquellos que tienen algún conocimiento técnico sobre temas vinculados al transporte, el urbanismo, la arquitectura, la ingeniería, la movilidad y la gestión pública, el punto referido a la construcción del sistema de transporte masivo para Mérida es un recurrente tópico abrumado por la polémica.

Y no es para menos: la ciudad de Mérida, en su breve espacio físico, cada día que pasa debe lidiar con el aumento poblacional que la constriñe, sumado al creciente parque automotor (sí: una verdadera paradoja en un país donde casi no se ensamblan vehículos), amén de la ubicación de centros comerciales, oficinas públicas y otros espacios que agrupan y conducen movimientos humanos en un espacio urbano que, como ya es harto conocido, no deja mayores posibilidades de maniobrar.

El Trolebús, desde hace ya una década, encarna el debate sobre la ciudad y su futuro.

A estas alturas, en lo que a mi respecta, me he ido decantando por una posición que considero la más razonable (aunque no exenta de conflictos) a la luz del aprovechamiento de varias condiciones que hacen de la construcción del trolebús, no necesariamente un mal necesario sino una oportunidad aprovechable.

Me baso en tres puntos que dejo a la consideración de otros merideños o interesados en el tema urbano, para la sana discusión. Estos tres puntos, para mí, justifican una postura a favor de alentar la terminación efectiva del sistema de transporte masivo para el área metropolitana de Mérida, más allá de los evidentes riesgos que tal apoyo pudiera entrañar.

Punto 1: La obra es un proyecto en marcha

Pedir que no se construya el Trolebús (y toda la estructura del sistema de transporte masivo) equivale a negarse a tomarse una fotografía cuando ya esa foto está subida al propio Facebook. Lo que quiero decir es que aunque sea una obra con graves retrasos, el Trolebús constituye una inversión efectiva, construida en un porcentaje considerable, y al servicio de muchas personas. Parece más sensato guiar lo que queda para que termine ofreciendo el mayor servicio posible.

Punto 2: El soporte del conocimiento

Mérida posee un verdadero ejército de expertos, especialistas, investigadores dedicados a los temas de la planificación urbana, del transporte y asuntos afines. La ULA reúne en sus espacios a estos profesionales que han estado monitoreando esta costosa obra, bien para hacer recomendaciones, bien para cuestionarla. No todas las ciudades del país poseen un “frente de batalla del conocimiento” con la capacidad para orientar una obra hacia una consolidación cónsona con lo que aspiran los ciudadanos.

Punto 3: Se está invirtiendo

Recientemente Mérida fue el escenario de una importante reunión a la que asistieron los representantes de los sistemas de transporte masivo que se ejecutan en el país (se cuentan hasta siete proyectos en las principales ciudades de Venezuela). Allí quedó en evidencia que el Trolebús de Mérida es el que más ha avanzado y el que posee una perspectiva de terminación más clara en comparación con el resto de los sistemas. Tengamos en cuenta el detalle de que Mérida es una de las pocas ciudades del mundo que con una población menor a medio millón de personas tiene un sistema de transporte en ejecución. Además: la inversión, bien dirigida, puede permitir mejoras urbanas y atención a problemas específicos de la ciudad.

Queda abierto no el debate sino su continuación: Sistema de Transporte Masivo para Mérida ¿Apoyar o rechazar?

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