domingo, 8 de abril de 2012

Robo de cables y ciudades oscuras


Aproveché la Semana Santa para dar un paseo por la ciudad. Ya usted sabe: dar una vuelta sin estar pendiente del tiempo, transitar por sectores de Mérida que el mapa de la cotidianidad nos suele esconder. En fin: ver qué hay de nuevo en cuanto a obras, construcciones, tiendas, espacios públicos, gentes.

En ese bajar y subir por las calles cayó la noche y fue entonces cuando observé que el problema de tramos de avenidas a oscuras seguía presente, incluso en plena temporada de Semana Santa, cuando se supone que Mérida debe mostrar una cara amigable, segura y estética a los turistas. Pues no: la oscuridad reinaba a sus anchas.

Esa forzosa oscuridad me molestó como ciudadano. Más si tomamos en cuenta que no era un “pedacito de una calle” sino tramos amplios de las principales avenidas: Andrés Bello, Las Américas, Urdaneta, Los Próceres, Tulio Febres Cordero, por solo nombrar algunas.

Por supuesto, pensé en Corpoelec como principal responsable. Recordé entonces las explicaciones que en algunas oportunidades ha dado esta empresa de electricidad: “se están robando los cables y eso deja a oscuras calles e incluso sectores de la ciudad”.

Ante un problema generalizado (con directas implicaciones sobre la seguridad pública) decidí saber si las explicaciones que Corpoelec- Mérida daba sobre el persistente robo de cables se presentaban también en otras ciudades venezolanas.

La verdad: sí es un problema nacional ya que en San Cristóbal, Maracaibo, Puerto La Cruz, Caracas, Barquisimeto y Maturín se han presentado situaciones similares, es decir personas o grupos que se dedican a sustraer los cables del tendido eléctrico.

Pero ¿Cómo es este asunto del robo de los cables?... ¿Por qué lo hacen?, ¿Para qué lo hacen? ¿Quién o quiénes lo ejecutan?

La respuesta está en un metal: el cobre. Los cables que se roban tienen filamentos de cobre. En realidad no es tanto el cobre sino su valor: el precio internacional de la libra de cobre ronda los 4 dólares (es el metal que más ha subido de precio en el mundo). Si una libra equivale a 453 gramos, entonces un kilo de cobre tiene un costo promedio de 8 dólares que al dólar oficial (4.29) serían 34 mil bolívares. En el mercado negro el precio del cobre es aún más alto, incluso se puede duplicar.

Para lograr un kilo de cobre los ladrones o bandas deben robar por lo menos un kilómetro de cable (dependiendo el grosor y qué tanto cobre contenga).

El problema es grave y afecta a varios países latinoamericanos de donde sale el cobre robado rumbo, por ejemplo, a puertos clandestino para luego ser llevado a economías emergentes básicamente a China pero también a Taiwán y Corea del Sur, donde es comprado a altísimos precios.

En pocas palabras: las ciudades a oscuras son consecuencia no sólo de los apagones tradicionales que ya conocemos sino de las redes o mafias del robo del cobre (cuya presencia es innegable en Mérida) quienes también nos condenan a la oscuridad.

Es un problema de seguridad, de vigilancia, de acciones entre varios organismos, de inteligencia. Entendemos que Corpoelec no tiene la capacidad para vigilar toda la red y es poco probable que la policía tenga suficientes agentes para disponerlos a este trabajo.

Por lo tanto, todo parece apuntar a una cruzada seria entre entes públicos y comunidad a fin de frenar el robo de cables y las nefastas consecuencias que este tipo de delito genera: ciudades oscuras, inseguras, vulnerables ante el hampa, solitarias y peligrosas.

1 comentario:

mcsulbaran@gmail.com dijo...

ADELFO, MUY BUEN TRABAJO. ME PARECE QUE TODOS DEBEMOS ENTERARNOS DE QUÉ ES LO QUE REALMENTE ESTÁ PASANDO EN LA CIUDAD QUE SE QUEDA A OSCURAS POR CULPA DE LOS "AMIGOS" DE LO AJENO. SABÍA QUE HABÍA PROBLEMAS CON EL ROBO DE LOS CABLES Y ALGO DEL POR QUÉ, PERO CON TU TRABAJO ACLARÉ MUCHAS DUDAS. TE FELICITO