domingo, 9 de septiembre de 2012

Navidad a la fuerza





La Navidad habita en el mes de diciembre. Usar agosto o septiembre  Para hablarnos de Navidad es como dar el "feliz año nuevo" en junio. Es raro, no pega. Hablo de un asunto de tradiciones, de sensaciones, de la fijación infantil que nos produce diciembre y su Navidad.
Lo que vemos ahora, es decir que desde agosto se nos empieza a vender la Navidad no es más que un ardid comercial para hacernos gastar dinero, para anticiparse a nuestras carteras. Eso no tiene, en lo absoluto, nada de navideño, de espiritual, de lo que dicen los jingles de las publicidades “de tiempos de amor y paz”. Para nada: es un acto de venta adelantado que, en lo personal, me cuesta tragar.
El comentario viene a cuento porque ya muchas vidrieras de las tiendas de Mi Ciudad se adornan con arbolitos, San Nicolás, bambalinas y guirnaldas rojas, verdes y doradas. Es como meternos el almuerzo a las siete de la mañana. La navidad para diciembre. ¡Por favor, no le maten el encanto!

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