domingo, 15 de septiembre de 2013

Una oportunidad sobre ruedas






Con interés hemos seguido la inauguración – por fin dirán algunos larenses – de lo que es la primera etapa del Sistema de Transporte Masivo del área Metropolitana de Barquisimeto, sistema que lleva el nombre de Transbarca. Fue inaugurado el pasado sábado 14 de septiembre por el propio Presidente Nicolás Maduro.
Algunos datos nos permiten suponer la importancia de esta obra de infraestructura para el futuro de la que considero es una de las ciudades venezolanas con un diseño urbano    que permite suponer el emprendimiento de proyectos que impacten para bien la calidad de vida del pueblo guaro.
Esos datos están representados por el beneficio directo de la obra para la población: más de un millón 800 mil personas se benefician con la puesta en marcha de Transbarca. La flota estará compuesta por 130 unidades Yutong, cada una con capacidad para
62 pasajeros, “incluidos asientos preferenciales para mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con discapacidad”, según nos aclara la nota de prensa del Ministerio del Transporte Terrestre.

El horario de funcionamiento de Transbarca - durante el mes de prueba - va desde las 6:00 am hasta las 9:00 pm, los 7 días de la semana. El sistema está integrado por dos rutas troncales (cada una de 17 kilómetros de recorrido) y seis rutas alimentadoras, además de  230 paradas ya establecidas. Estiman que la movilización diaria de pasajeros alcance los 150 mil usuarios, lo que representa cuatro millones y medio de pasajeros al mes.
En fin, enhorabuena para los barquisimetanos y ojalá el recién estrenado sistema de transporte sea una oportunidad… ¿Una oportunidad para qué?: pues para hacer una mejor ciudad.
Y es que si vemos a Transbarca desde la experiencia de Mérida con su Trolebús, podemos suponer al menos dos escenarios: uno en el cual el sistema a más de cooperar con la ciudad, su movilidad, su tránsito, su ornato y su seguridad, se convierte en factor perturbador. Eso por el lado de las consideraciones de algunos. Pero está también el escenario positivo: el de un sistema que ayude a mejorar una variable fundamental en las ciudades modernas como lo es la movilidad, amén de ser factor de mejora para los servicios públicos, el ornato, la seguridad y el propio impulso a la actividad económica de la ciudad. Para mí el Trolebús se inscribe en este segundo escenario, es decir ha sido un factor que en cierta medida ha propiciado unos cambios y transformaciones que han servido para mejorar algunos aspectos de la vida urbana de los merideños.
Pero, por supuesto, que el sistema es una herramienta y son las autoridades y los usuarios los que le dan el sentido final de impacto sobre el quehacer urbano. Quiero decir que lo bueno o lo malo que haya podido traer el Trolebús para Mérida no viene dado por el sistema en sí mismo sino por la inserción consciente y exitosa del sistema en la estructura de la ciudad (no sólo la estructura física sino incluso la cultural, la del “time” o ritmo de la urbe). En este punto, obviamente, se abre la polémica, la discusión, pero siempre será preferible tener la discusión o el debate derivado de un problema sin resolver a no tener nada a lo cual referirse porque la ciudad carezca de obras.
Para Barquisimeto, con su Transbarca, se inicia una etapa urbana que muy bien puede catapultar a la urbe crepuscular hacia mejores derroteros. Pero ojo con la corrupción, la ineficiencia, la improvisación y el conformismo, los fantasmas que más espantan el progreso por estos predios.

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