domingo, 1 de septiembre de 2013

No pudimos ofrecer una ciudad limpia



Pese a que a la temporada de vacaciones aún le quedan al menos un par de semanas para terminar, tras haber transcurrido los meses de julio y agosto ya tenemos un retrato de cómo funcionó la ciudad de cara a la presencia de los turistas, en cuanto a los servicios y otras atenciones.
Lo primero que destaca es que, una vez más, miles de visitantes escogieron a Mérida para pasar algunos días de vacaciones, gesto que siempre debemos agradecer porque gracias a esa presencia se mueve una buena parte del músculo económico local.
Lo lamentable es que nuestras debilidades para ofrecer una buena cara a los visitantes siguen siendo muy evidentes, ya que nisiquiera los aspectos más básicos de atención urbana son cubiertos.
Las calles y avenidas, parques y plazas, mostraron acumulación de basura y no se notaba un servicio diario y eficiente de recolección de desechos. Esto no debe hacerse porque seamos una ciudad turística sino por elemental función de gobierno. Pero ni eso.
La menguada Policía Vial tampoco dio la cara en muchos momentos tensos sufridos en nuestras calles y avenidas.
En el Terminal de Pasajeros una vez más se vivieron vergonzosos momentos con cientos de personas que debían amanecer para intentar conseguir algunos pasajes (aquí las empresas de transporte también tienen una buena cuota de responsabilidad por no prever una logística que permita atender los picos en cuanto al traslado de pasajeros hacia a Mérida y desde nuestro estado a otras localidades del país).
Pero volviendo al punto de la limpieza, nos preocupa que ante el advenimiento de un evento tan significativo como la Feria Internacional de Turismo, pautada para dentro de dos meses, la ciudad y sus autoridades sean incapaces de mantener un mínimo de limpieza.
Frente al Terminal, en la avenida Las Américas, uno de los primeros rostros que ven los turistas, la basura y los escombros se acumulaban aceras y zonas verdes. Las paredes rayadas eran el saludo de bienvenida.
En la avenida Cardenal Quintero empezaron a podar el monte y a limpiar. Pero llegaron a la mitad y así quedó todo. Un detalle es que lo que cortan y acumulan queda allí: nadie la recoge.

No sé: creo que hasta que no cumplamos el ABC básico para mantener la ciudad, nuestro deseo de proyectarnos como espacio para el turismo será visto como un mal chiste.

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